¿Cuál fue la canción que dio origen al rock and roll, la que impulsó y sentó las bases del fenómeno? De las decenas de candidatas al título, The fat man parece correr con ventaja. Grabada en 1949, antes de la explosión comercial de Bill Haley y sus Cometas y de que Chuck Berry introdujera su distintivo sonido eléctrico al blues, Antoine Domino instalaba las claves de un género aún inexistente con un himno en el que asumía dignamente su generosa anatomía ("peso doscientas libras pero las chicas me aman", declaraba), entonado con su voz fluida y relajada sobre una insistente base de guitarra, piano y batería.
Fue el primero de una larga lista de éxitos para el influyente cantautor y pianista de Nueva Orleans, uno de los pioneros del rock and roll ("el verdadero rey", como lo proclamó Elvis Presley), fallecido ayer a los 89 años.
El último de ocho hijos de una familia de ascendencia francesa-creole, Domino aprendió joven a tocar el piano, inspirado por el jazz, el boogie-woogie y el blues nativo de la bullante Louisiana de los años 30. Rápidamente encontró un lugar en orquestas de la ciudad, como la de Billy Diamond, quien le dio el apodo definitivo de "Fats" ("gordo", en inglés). Si bien el alias se ajustaba a su ya entonces voluminosa figura, éste habría surgido por su parecido con otras dos estrellas del piano: Fats Waller y Fats Pichon.
Tras el impacto The fat man, Domino siguió adelante con una ascendente carrera solista que lo convirtió en uno de los artistas más exitosos de los años 50 -con 65 millones de discos vendidos-, que tuvo cumbres como Blueberry Hill, I'm walkin' y Ain't that a shame, la primera canción que John Lennon sacó en guitarra. Paul McCartney, en tanto, se inspiró en la música de Domino para componer Lady Madonna, la que éste último reversionó a fines de los 60, en el otoño de su carrera.
Desde entonces, el músico, poco dado a las giras y siempre ajeno a los mandamientos del rockstar, se radicó en su barrio natal del que prácticamente no salió más, salvo cuando tuvo que ser rescatado por las autoridades locales tras el huracán Katrina de 2005. Seis años después, cuando el Salón de la Fama del Rock and Roll quiso juntarlo con los otros pioneros del género, debieron llevar hasta su ciudad a Chuck Berry, Little Richard y Jerry Lee Lewis, éstos últimos, ahora los dos sobrevivientes que quedan de la prehistoria del rock.