En un estudio sobre niños y adolescentes de entre 9 y 15 años, un equipo de investigadores halló que todos los chicos, independientemente del peso, tendían a comer más cuando lo hacían junto con un amigo que cuando lo hacían con un par desconocido.

Pero los consumos calóricos más altos se registraron cuando un niño con sobrepeso comía junto a un amigo con kilos de más.

Los resultados, publicados en American Journal of Clinical Nutrition, destacan el papel de la influencia de los amigos en la cantidad de la comida que ingieren y, quizás, en el control del peso.

No sorprende que los niños coman más cuando están con amigos, en lugar de extraños, según la autora principal del estudio, doctora Sarah-Jean Salvy, profesora asistente de pediatría de la State University of New York, en Búfalo.

El mismo patrón se había identificado en los adultos, dijo Salvy. Eso, explicó, sería en parte porque las personas son más conscientes frente a extraños y los amigos actúan como "otorgadores de permisos".

"Fijan la norma de qué se puede hacer o, en este caso, comer", dijo Salvy.

LA INVESTIGACION
Para el estudio, 23 niños y adolescentes con sobrepeso y 42 con peso normal pasaron 45 minutos con un amigo o una persona desconocida de su misma edad.

A cada par, el equipo de Salvy les dio juegos, rompecabezas y libros como entretenimiento, junto con tarros de papas fritas, galletas, zanahorias y uvas.

El equipo halló que los pares de amigos habían consumido más calorías que los de personas que no se conocían. Y los amigos con sobrepeso habían consumido la cantidad más alta: 738 calorías versus 444 calorías, cuando un niño con sobrepeso había estado junto con un amigo con peso normal.

Los niños sin sobrepeso consumieron unas 500 calorías cuando pasaron tiempo con un amigo, independientemente del peso del amigo.

Según Salvy, un estudio reciente sobre adultos halló que las personas son más propensas a engordar en tres décadas si sus amigos del mismo género tenían sobrepeso u obesidad, lo que le atribuye a la "influencia social" un papel en el peso corporal.

Cuando se trata de niños y adolescentes, muchos seguirían a sus amigos en la decisión de fumar o beber. Los nuevos resultados, dijo Salvy, sugieren que los hábitos alimentarios de los niños y los adolescentes "dependen en gran medida de su redes sociales".

Lo bueno, según Salvy, es que ayudar a un niño a adoptar hábitos saludables influiría también sobre sus amigos. La experta agregó que sus intereses científicos están orientados a comprobar si realmente existe un "efecto contagio" entre los hábitos alimentarios de amigos.