Estamos a casi 18 mil kilómetros de Katmandú, la capital de Nepal y punto de partida de los viajeros que inician ahí un recorrido hasta el Tíbet en busca de iluminación. Sin embargo, la condición del país asiático como epicentro del despertar espiritual podría estar siendo desplazada por la cordillera de los Andes. La causa estaría relacionada con algo que se llama kundalini.
Según el hinduismo, budismo y otras culturas asiáticas, kundalini es una energía invisible del cuerpo. Nace en la base de la columna y, cuando se alcanza cierto grado de crecimiento espiritual, comienza a subir, tal como lo haría una serpiente. Este concepto llegó a nuestra cultura a través de yoguis y profesores de yoga, como Yogui Bhajan, maestro y miembro del Congreso de Estados Unidos que introdujo la práctica del yoga kundalini a mediados de los sesenta a occidente. Él definió esta fuerza como "la energía del cosmos en el individuo y más allá de él. Es la energía de la conciencia".
Pero la kundalini no sólo se presenta en el cuerpo humano, sino que habita y se mueve en la Tierra misma, tal como lo explica el libro La serpiente de luz de Drunvalo Melchizedek, escritor estadounidense y celebridad del new age. Según él, esta energía entrelaza diferentes puntos en el mundo y tienen su epicentro en el Tíbet. O solía tenerlo, pues, según esta creencia, cada 13 mil años estas energías se desplazan por la Tierra y esta vez le tocó al Cono Sur, a la zona de la cordillera de los Andes. "Es un misterio el por qué llegó a Chile este influjo energético", comenta Claudio Hitschfeld, director de la escuela Savittar Yoga.
Hay distintas hipótesis, como la que dice que fueron los fuertes terremotos que se han experimentado en distintas partes del mundo, mientras que otros postulan que estos no son más que un síntoma, pero lo importante es que algo habría producido en la última década un cambio en la corriente energética desde las alturas del Tíbet al corazón de la cordillera de los Andes. Y eso, al convertirnos en un nuevo punto místico internacional, podría situarnos en un polo de atracción para determinados grupos de viajeros.
Persiguiendo las energías
El turismo espiritual, una práctica común en países como India, Israel, Italia o Japón, mueve a 330 millones de peregrinos alrededor del mundo según la Organización Mundial de Turismo de las Naciones Unidas (UNWTO), por lo que es algo que debe tomarse bien en serio.
Claudio Hitschfeld explica que Chile tiene muchos sectores en los cuales las personas pueden tener percepciones especiales o power places, como los llaman los anglosajones. "Hay diversos puntos donde se desarrollan prácticas místicas y espirituales. Existen distintos puntos de manifestación, como ya ha venido pasando por varias décadas, desde el Elqui a zonas de la Patagonia chilena".
Esto atrae a un segmento específico de viajeros a nuestro país, que se suma al crecimiento turístico que, de acuerdo a las cifras de Sernatur, se está produciendo en Chile, hasta donde llegaron, en 2015, casi cinco millones de extranjeros (un aumento del 21,9 por ciento en comparación con 2014). El asunto no ha pasado desapercibido para Francisco Concha, miembro de la Asociación de Profesores Kundalini Yoga y dueño de Yogamar Lodge en Algarrobo, quien agrega además que "Chile se ha transformado en un portal de yoga kundalini con el mundo, es un núcleo muy fuerte".
Debido al aumento de demanda, ya hay operadores turísticos que están incluyendo viajes de este tipo en su parrilla. Por ejemplo, Daniel Rico, de viajaconsciente.com, quien hace recorridos por algunos puntos de energía y junto a Lee Carroll, estadounidense dedicado a las canalizaciones y autor de trece libros, desde 2012 realizó tres de estos tours que pasaban por el Valle del Elqui en Chile y el lago Titicaca, en Bolivia. También incluyeron un paso por la mina San José, la de los 33 mineros, porque la consideran un símbolo del renacer de la conciencia humana en este cambio de energía.
Él explica que estos tours son muy comunes en otras locaciones del mundo y muy atractivos para quienes buscan una experiencia transformadora. "Actualmente se habla mucho de ese despertar espiritual que se está cambiando del Tíbet a Chile. No es que el Tíbet vaya a dejar de ser lo que es, pero ahora la kundalini viene a Sudamérica y esa parte donde se asentó es en los Andes, entre Chile y Perú".
Según él, los viajeros interesados en este tipo de experiencias son turistas con alto poder adquisitivo, pueden pagar siete mil dólares por un paquete, son educados y extranjeros, mayoritariamente mujeres. "En los viajes que armé el peak fueron 22 nacionalidades distintas. Gente de Malasia, Australia y muchos estadounidenses y europeos", explica.
La experiencia lo vale
Para Francisco Concha, este cambio de kundalini supone que las personas que experimentan la mutación y trabajan su espiritualidad en ella serán "más conscientes de sí mismas, sin miedo a experimentar y reconocerse a sí mismas. La gente cambia su forma de entender la vida". Se supone que esta transformación energética despierta y remece a las poblaciones que están a su alrededor, por lo que hay algunos que incluso se atreven a aventurar que los movimientos que ha experimentado Chile, sobre todo a partir del año 2011, tienen que ver con la kundalini.
Ante esto, no sólo los tours a lugares específicos despiertan interés de esos viajeros, sino que también los retiros espirituales y la práctica del yoga kundalini. Esta última es una disciplina que existe hace siglos en la cultura oriental y según la escuela Hari Nam, una de las más conocidas en Santiago, trabaja en la persona de forma integral, concentrándose en la respiración, postura y foco para eliminar estrés, conseguir "un mayor vigor físico y mental" y fortalecer el sistema nervioso, además del inmunológico, entre otros beneficios. El centro de retiro Aluantu, ubicado en el lago Rupanco, es parte de un grupo de establecimientos que han visto aumentar su demanda en los últimos años.
Ofrece meditación y yoga, entre otros servicios, y dicen que, aunque la mayor cantidad de sus residentes provienen de otros países, el interés de los chilenos por estas prácticas va en aumento. "Tenemos un flujo constante de extranjeros que vienen a visitarnos. Son un poco más mujeres que hombres, aunque estamos contentos de ver un aumento en el interés masculino en el yoga y la Patagonia", explican. Obviamente otro efecto más del cambio energético.