En el mundo del deporte, se cree que gastar es sinómino de ganar. Y más allá de que los ejemplos sobran para enumerar los fracasos millonarios a lo largo del tiempo, los renovados Dodgers de Los Angeles creen que gozar de una billetera llena de dólares es el único camino para recuperar la gloria perdida.
Por ello es que antes de arrancar la temporada 2013 de la MLB, que oficialmente se inicia mañana con el duelo entre los Rangers de Texas y los Astros de Houston, el equipo angelino no se puso colorado para desembolsar más de doscientos millones de dólares para completar su nómina de jugadores. El fin es uno solo: acabar con los 24 años sin un trofeo de Serie Mundial en sus vitrinas.
Claro que este intento de resurgimiento de los Dodgers, en su momento el equipo insignia de Los Angeles hasta la irrupción de los Lakers en la década de los ochenta, no fue producto del azar. La adquisición de la franquicia concretada en mayo pasado a cambio de 2.500 millones de dólares por parte de un grupo económico integrado entre otros por el ex basquetbolista Earvin "Magic" Johnson, le devolvieron el glamour y la pusieron nuevamente entre las más apetecibles del deporte norteamericano, tan apegado al talonario grueso.
Un total de 213 millones de dólares han dispuesto "Magic" Johnson y sus socios para construirle al mánager Don Mattingly un equipo para ganarlo todo y de paso acabar con la hegemonía de sus vecinos, los Giants de San Francisco, ganadores de dos de las últimas tres Series Mundiales. Claro que la receta de los actuales monarcas es inversamente proporcional a la de sus rivales de Los Angeles, puesto que se bastaron con apenas 117 millones para poner el banderín en sus oficinas.
Sin pestañear, los nuevos ricos de Los Angeles asumieron la responsabilidad de los lucrativos contratos de Hanley Ramírez, Adrian González, Johs Becket, Carl Crawford y Brandon League. Y tampoco se pusieron nerviosos cuando durante la pretemporada invirtieron poco más de 180 millones de dólares por los derechos de Zach Greinke y Ryu Hyun-Jin. Sólo en cuatro de estos peloteros, los Dodgers tendrán que pagar en este 2013 cerca de 80 millones de dólares en salarios.
"Sé en lo que me estoy metiendo", expresó Mattingly, asumiendo el riesgo de conducir a la nómina más millonaria de la liga. "Pienso que esto será entretenido. Creo que llegó la hora de ganar", aseveró por su parte Johnson, hoy más preocupado del béisbol que del básquetbol.
Como se sabe, en Estados Unidos todo tiene su precio. Y en la MLB, una cifra como la que desembolsaron los Dodgers es lo que les permite al menos soñar. De otro modo, es casi imposible. Es una ley no escrita. "Es lo que cuesta ganar", lo definen los especialistas. Bien lo sabe "Magic", que en los Lakers conoció de cerca aquello de pagar fortunas para armar planteles que ganaran campeonatos. Ahora aquello pretende traspasarlo a su nuevo chiche.
Ahora, la discusión que se planteará apenas salgan al diamante los jugadores de los Dodgers es si finalmente los 213 millones de dólares les dará en definitiva su primera Serie Mundial desde 1998. Lo que sí quedó claro es que la alocada carrera de firmas y canjes propiciadas por los amigos de "Magic" supondrá el final de la era de los Yankees de Nueva York como el club más caro de las Grandes Ligas.