La curadora María Berríos, a cargo de la exposición de los archivos del arquitecto Alberto Cruz (1917-2013), investigó por un año sus dos mil cuadernos inéditos. En uno de ellos encontró una reflexión sobre la diferencia entre la arquitectura europea y la americana. Ahí Cruz plantea que la particularidad americana reside en "lo reversible" de nuestras calles sin dirección, en la multiplicidad de la travesía poética de nuestras ciudades que no empiezan con alguna fecha o acto fundacional ni terminan en ningún punto. Al contrario, la arquitectura europea es "irreversible", unidireccional.
Investigadora exhaustiva y apasionada de la obra del arquitecto, Berríos conoce como pocos su archivo y explica que si bien la exposición que organizó, a petición de la Fundación Alberto Cruz, no alcanza a ser "reversible" como le gustaba la arquitectura a Cruz, quizás sí tiene un énfasis en el reverso. En el revés de su obra más conocida, aquella que se alojó en sus bolsillos, en sus cuadernos con dibujos, textos teóricos y pinturas inspiradas en Malevich, Kandinsky, Vivaldi, el cubismo o la Bauhaus, obras en sí que dan cuenta de sus pausas, reposos, reflexiones y observaciones. "La exposición se interesa particularmente por los "giros" de Alberto Cruz y busca detenerse en aquellas ocasiones en que sus cuadernos dejan ver alguna de sus múltiples maneras de dibujar el sol", apunta Berríos en su ensayo curatorial.
En la muestra, Berríos revela no solo la obra, sino la personalidad del arquitecto. El título que escogió es una cita de Cruz que comprueba su relación poética con lo colectivo y su alta dimensión espiritual: El cuerpo del arquitecto no es el de un solo hombre. Otros ejemplos de su carácter pionero fueron los actos poéticos que creó junto a Godofredo Iommi bautizados phalènes, palabra francesa poco usada que significa mariposa nocturna. "El nombre nace cuando parte del grupo se va a Francia a fines de los años 50 y se refiere a ir hacia la luz y quemarse, desaparecer, esa atracción por el fuego y lo efímero", dice Berríos, curadora de la exposición junto a Amalia Cross.
Integran la exhibición fotos y textos de phalènes que demuestran la fascinación de Cruz por los trajes, indumentarias y vestimentas del cuerpo que, a su juicio, eran un modo de habitar diferente y que transformaban el espacio. En la exposición también se proyecta un valioso video de un acto poético en la playa de Horcón junto a los pescadores que duró todo un día, con togas romanas tipo minifalda, remolinos, sombreros y botes en el mar.
Después de la Reforma Universitaria, estas acciones poéticas se integraron a las mallas curriculares de la Escuela de Valparaíso, junto a intervenciones públicas de la ciudad con alumnos y transeúntes.
Arquitectos errantes
La enseñanza tradicional de la época era incompatible con la nueva arquitectura y pedagogía que proponía. Audaz y conceptualmente riguroso, en sus cuadernos Cruz estudia y proclama la Travesía de Amereida emprendida en 1965 y que luego se integraría a los talleres y cursos de la Escuela de Valparaíso.
"Proponían la invención de América. América con su propio Norte. Querían llegar al centro, a la capital del continente que, según la proyección de la Cruz de Sur sobre el mapa, era Santa Cruz de la Sierra, pero los militares bolivianos no los dejaron pasar porque estaba el Che y la guerrilla. Era un viaje y un poema fundacional, una Eneida para América, visión poética del continente", cuenta Berríos.
Sólo en un gran espacio abierto este colectivo podía dar rienda suelta a su imaginación. Como se aprecia en la exposición, los escritos-dibujos de Cruz están desde 1969 cruzados casi en su totalidad por Ciudad Abierta, 270 hectáreas de dunas y quebradas en Ritoque destinadas a crear una "comunidad solidaria de vida y trabajo fundada en la igualdad intrínseca de la actividad intelectual y manual".
Según registros de prensa encontrados en los archivos, uno de los momentos de mayor visibilidad de la Escuela fue su oposición al proyecto de 1968 de una vía elevada que uniría Valparaíso y Viña del Mar a la que calificaron como "urbanicidio". Junto con manifestaciones de protesta y en defensa de la ciudad, diseñaron un revolucionario contraproyecto llamado "Avenida del Mar". Sin duda, Cruz y su agrupación tendrían hoy algo que decir por el nuevo urbanicidio que amenaza al puerto: el mall Barón.
Prueba de la conexión de Alberto Cruz con los procesos sociales y políticos de su época, la muestra se cierra con sus afiches de principios de los 70 sobre la nacionalización de la mina de Chuquicamata y una historieta para niños sobre el proceso de nacionalización y producción del cobre.