Los brontosaurios sí existieron
La ciencia los borró de los libros en 1903, acusándolos de pertenecer a los apatosaurios. Por un siglo,su nombre fue una denominación errónea, pero un nuevo estudio demostró que tienen credenciales para formar su propio género.
Afines del siglo XIX, dos millonarios estadounidenses, Edward Cope y Othniel Marsh, encarnaron una egocéntrica carrera por la supremacía científica de la recién nacida rama de la paleontología.
Usando sus abundantes recursos, enviaron cuadrillas de personas para rastrear los ricos yacimientos de fósiles de los estados de Colorado, Nebraska y Wyoming.
Tal era la prisa, que el trabajo de campo prácticamente no existió. "Los huesos se enviaban a museos del este de EE.UU.. Éstos estaban deseosos de armar dinosaurios completos, por ello, se mezclaron erróneamente especies en su armado", dice David Rubilar, jefe del Departamento de Paleontología del Museo Nacional de Historia Natural de Chile.
Entre los fósiles descubiertos por Marsh, estaban dos gigantescos esqueletos de cuello largo, los que fueron analizados en la U. de Yale. Marsh bautizó al primer fósil como Apatosaurus (lagarto engañoso, pues creía que era similar a un reptil submarino), y al segundo como Brontosaurus.
Pero tras su muerte en 1899, nuevos hallazgos pusieron en duda la diferencia morfológica entre ambos animales. La ciencia decidió entonces que ambas especies correspondían al mismo género: Apatosaurus. El primero de los ejemplares fue bautizado Apatosaurus ajax y el segundo Apatosaurus excelsus. El brontosaurio perdió así en 1903 su pasaporte científico.
Pero un siglo más tarde, expertos de la U. Nova de Lisboa y de la U. de Oxford, tras analizar cientos de fósiles de la especie, concluyeron que en realidad se trata de géneros diferentes, por lo que la denominación original de brontosaurio que se le dio al Apatosaurus excelsus estaba correcta. A 70 millones de años de su desaparición, los brontosaurios "vuelven" a la vida.
"Hicimos muchas observaciones anatómicas de esqueletos de dinosaurios. Esto incluyó observaciones de la punta de la boca hasta el extremo de la cola, incluyendo características tan extrañas como la forma de las fosas nasales", explica a La Tercera Roger Benson, uno de los autores del estudio.
"Para nuestra sorpresa, el brontosaurio era tan diferente del apatosaurio como de otro dinosaurio, el barosaurio. Hay muchas pequeñas diferencias entre los brontosaurios y los apatosaurios, en todo en el esqueleto", agrega el experto.
Aunque hay muchas diferencias morfológicas en el esqueleto de ambas especies, "la más obvia", dice a La Tercera Emanuel Tschopp, autor principal del estudio, "es que el apatosaurio tenía un cuello más ancho y era más robusto que el brontosaurio".
La decisión de que el brontosaurio debía reclasificarse como apatosaurio, explica Benson, se hizo con una evaluación subjetiva sobre la base de su similitud global. "La diferencia con nuestro estudio es que hemos utilizado métodos cuantitativos, estadísticos para tomar la decisión".
No fue un error
¿Fue un error clasificar a este dinosaurio como un apatosaurio? "En realidad no fue un error, sólo fue la conclusión más lógica a la que los investigadores podían llegar a partir de la información que tenían en esa época. Recuerde que la propuesta de ponerlos juntos en el misma género se hizo en 1903", dice Tschopp.
Rubilar agrega que no hay que olvidar que la palentología es una ciencia que trabaja con trozos fragmentarios y no con especies vivas o esqueletos completos. "Los criterios taxonómicos van cambiando", dice, según aparezcan nuevos restos y es muy habitual en la paleontología, hacer cambios de este tipo.
Cambio definitivo
Según Benson, ahora es decisión de la comunidad científica si hace la corrección y acepta nuevamente a los brontosaurios como un género nuevo dentro del mundo de los dinosaurios.
"Nosotros hicimos una primera proposición, basada en un gran número de evidencia. Ahora los investigadores pondrán a prueba nuestro análisis y ver si llegan a las mismas conclusiones que nosotros o no", dice Tschopp.
John Whitlock, experto de la Mount Aloysius College, de EE.UU., asegura que aunque, en general, puede ser difícil conseguir que otros científicos usen una nueva clasificación, en este caso, "creo que ésta será aceptada por otros paleontólogos muy rápidamente".
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