Comenzando el segundo gobierno de Bachelet, periodo al que apuntó directamente el economista jefe del Banco Mundial, Paul Romer, por haber sido potencialmente "contaminado" por una preferencia política, el Doing Business 2015 (para el ranking de 2014) fijó a Chile en el puesto 41, siete puestos bajo el registro del año anterior, en medio del mayor cambio metodológico en el reporte desde que se publicó en 2003.
De acuerdo al propio BM, en dicho año se introdujeron mejoras en nueve de los diez indicadores, "de manera de enfatizar la eficiencia regulatoria, con especial foco en la calidad".
Por ejemplo, en el caso del indicador que mide la facilidad para obtener un crédito, la metodología se revisó tanto en la "fortaleza de los derechos legales", como en la "profundidad de la información crediticia". En el primer caso, como explica el Banco Mundial, se consideró si una economía posee "un sistema integrado para las operaciones garantizadas", además si el país tiene o no un registro de garantías en funcionamiento.
Tras esta modificación, Chile bajó en el indicador de obtención de crédito en 2014, pasando del lugar 55 en 2013, al puesto 71 entre los 189 países.
Por otra parte, respecto de la eficiencia del proceso de insolvencia (quiebra), otro de los indicadores que mide el Doing Business (DB), se incluyó en 2014 "la fortaleza del marco regulatorio", de manera de contrastar la legislación local con las recomendaciones del Banco Mundial y la ONU.
Estas, por una parte apuntaban a ver si deudores y acreedores tienen derecho a iniciar un procedimiento e liquidación o reorganización judicial, y cómo se define la insolvencia del deudor. Además, revisan qué ocurre con los contratos donde participa un deudor que quiebra, y si éste puede obtener financiamiento después de iniciado el procedimiento de insolvencia, entre otros. En este caso, Chile mejoró, pasando del lugar 102 al 73.
Finalmente, entre las grandes reformas del DB 2015, se modificó el indicador de protección de inversionistas, agregándole el factor de "minoritarios", de manera de reflejar mejor el objetivo a medir.
Se incorpora así "el índice de fortaleza de la estructura de gobernanza corporativa", que determina en parte el derecho y papel de los minoristas en las decisiones corporativas de relevancia, además de los lineamientos legales para reducir posibles conflictos de representación, entre otros. En este indicador, Chile cayó del puesto 34 al 56 en 2014.
En el caso del DB 2016 (para el ranking 2015) , hubo menos modificaciones a la metodología, si bien el Banco Mundial reconoce que se corrigió "substancialmente" el indicador de comercio transfronterizo.
Respecto al cambio, se planteó que "se ha incrementado la relevancia del indicador", además de implementar un cambio para que el índice se centrara en el producto más exportado por cada economía. También se enfocó en el socio comercial más importante, tanto para el producto importado como para el exportado. En este preciso indicador, Chile registró su caída más relevante en dicho año, pasando del lugar 40 al 63. En tanto, a nivel general, el país bajó de la ubicación 41 al 48.
Luego en el Doing Business 2017 (para el ranking 2016), Chile pasó del puesto 48 al 57 -su peor registro histórico- situación que fue destacada por el propio economista jefe del Banco Mundial. En este caso, un cambio metodológico al indicador tributario incorporó el tiempo que pierde un negocio en auditorías u obtener devoluciones de IVA, lo que significó que el país pasara desde el ranking 33 al 120 a nivel mundial. Entre otros movimientos de los otros indicadores, significó que Chile perdiera 11 lugares.
Luego para el siguiente año, si bien hubo correcciones en la metodología del Doing Business 2018, el país subió en el rankig, desde el puesto 57 al 55.