Los gustos de Raúl Ruiz son omnívoros en la mesa, pero también en su trabajo. Siempre busca cambiar el esquema de sus películas, variar la táctica y achicar o agrandar el presupuesto según la ocasión. Es lo que él llama pasar de "una sonata a una sinfonía" y viceversa. El año pasado, con una enfermedad grave a cuestas, rodó Misterios de Lisboa, su película de ficción más larga, con cuatro horas y media de duración. En el 2011, convaleciente, decidió pasar al pequeño formato con La noche de enfrente, su nuevo filme chileno, basado en relatos del escritor Hernán del Solar y que se debería estrenar en el segundo semestre en el país.
El ciclo que actualmente se exhibe en el Centro Cultural Palacio La Moneda presenta un poco aquellos dos tipos de Ruiz: el de la sonata y el de la sinfonía, el de la película de bajo presupuesto y el que convoca a actores conocidos. Pero también está el director "chascón", que es como se autodefine antes del 73, y el cineasta que vive en Francia y llena de citas literarias y filosóficas a sus obras.
También con motivo de su cumpleaños número 70, el Centro Cultural Matucana 100 ofrece las series que Ruiz realizó para Televisión Nacional. En agosto, por ejemplo, se dan con entrada liberada los capítulos de Litoral (ver ficha), serie que pretendía darle una segunda lectura al mito del Caleuche.
CAMPO E INOCENCIA
En la cineteca del Centro La Moneda mañana, hay dos ejemplos de ambos Ruiz. A las 7 de la tarde se exhibe Días de campo (2004), su primera película chilena de ficción desde 1973. Protagonizada por Bélgica Castro, Mario Montilles, Ignacio Agüero y Francisco Reyes, Días de campo se refugia en una fecha indefinida de principios del siglo XX con el objetivo de describir el universo del latifundio chileno de la época. Para muchos se trata de una de sus mejores películas y se basó en relatos de Federico Gana.
A continuación de esta indagación en la chilenidad campesina se dará La comedia de la inocencia (2000), otro filme de filiación libresca, inspirado en una novela del escritor italiano Massimo Bontempelli. Hoy casi olvidado y ganador en su momento del premio Strega -el más prestigioso galardón literario de Italia, Bontempelli fue cercano a los futuristas y fascista militante. Protagonizada por Isabelle Huppert, La comedia de la inocencia plantea el extraño caso de un muchacho que un determinado día deja de creer que su madre sea su progenitora y le otorga tal rol a una amiga de la familia.
Entre sábado y domingo se darán las cuatro partes de Cofralandes (2002), un documental de más de cinco horas de duración, dividido en cuatro partes de 80 minutos. Las primeras dos, Hoy en día y Rostros rincones, se dan el sábado. El primero explora en la urbe capitalina agobiada por el verano, recurriendo a personajes como un viejo pascuero que a duras penas soporta el calor en su grueso traje o a un francés que pretende entender la cultura local. El segundo se desplaza a las zonas rurales, donde describe el mundo de los "cantores a lo divino". El tercer episodio es Museos y clubes, un abigarrada descripción de curiosas elecciones como Miss Piscina o de instituciones como el Museo del Sándwich, donde alguien lamenta la extinción de un sándwich llamado el "Ave María Purísima".
El final de Cofralandes se llama Evocaciones y valses, donde Amparo Noguera y Francisco Reyes, en tiempo de la Independencia, encarnan respectivamente a una monja realista y a un cura patriota.