Y las fotos mostraban a un hombre sin camisa, lleno de tatuajes, con una herida en el pómulo derecho. Un hombre que está señalado por ser uno de los líderes de la pandilla Mara Salvatrucha en Guatemala.
Pero sobre todo, como el autor intelectual de una matanza dentro de un hospital el pasado 16 de agosto, que dejó siete personas muertas cuando un comando de pandilleros intentaba rescatar a un compañero que había sido trasladado allí.
El asalto fue ampliamente rechazado por todos los estamentos del país.
La captura del líder ocurrió en la localidad de Chimaltenango, a unos 50 kilómetros en el oeste de la capital del país.
De acuerdo con varios reportes policiales la Mara Salvatrucha tiene una operación internacional y está relacionada con el asesinato con machete de dos mujeres en Nueva York, EE.UU., este año.
La importancia de Blanco radica en que, según lo señalado por la PNC, es uno de los hombres que coordinaba las actividades de la pandilla en Guatemala y sería responsable de la muerte de al menos 287 personas.
Lo cierto es que ya había sido capturado en 2004, acusado de varios crímenes, y recluido en una prisión de máxima seguridad. Sin embargo, logró escapar con la ayuda de varios motociclistas cuando asistía una cita médica.
La PNC señaló que Blanco, además de ser uno de los coordinadores de las actividades de la Mara Salvatrucha, tenía el encargo específico del cuidado de las armas de la agrupación.
La toma del hospital Roosevelt
Aunque desde 2004 vivía como fugitivo, el hecho que precipitó su captura fue el asalto del Hospital Roosevelt de Guatemala, el pasado 16 de agosto.
De acuerdo a la PNC, Blanco habría sido uno de los principales coordinadores del ataque.
Ese día, en las horas de la mañana, había sido trasladado desde el centro de detenciones Fraijanes II el preso Daniel Cabrera Cifuentes, miembro de una de las pandillas que operan en el país, a un hospital donde iba a recibir atención médica.
Cuando estaba esperando, un comando de seis pandilleros ingresó por el estacionamiento del lugar y comenzó a disparar contra los guardias que estaban apostados allí.
"Yo estaba sentada cuando escuché la balacera. No se detenía. Llamé a mis compañeros y cuando vimos por la ventana, la gente corría de un lado para otro. Me dolió cuando vi a una paciente con muletas, quien se cayó en el estacionamiento porque no sabía para dónde correr, era una anciana", le dijo Floridalma Gómez, una de las enfermeras, al diario local Prensa Libre.
En medio de las balas, los pandilleros lograron sacar a Cabrera Cifuentes, pero algunos no pudieron escapar a la reacción de la policía.
La incursión resultó violenta y sangrienta: siete personas muertas, entre ellas los dos guardias carcelarios que custodiaban a Cabrera Cifuentes, un niño y trabajadores del hospital.
El presidente de Guatemala, Jimmy Morales, condenó fuertemente la incursión: "Vamos a tomar medidas para que estos hechos no se vuelvan a presentar. Vamos a pedirle a los médicos pruebas científicas que ameriten el traslado de presos a los hospitales".
El comisario Luis Chávez le dijo al diario Prensa Libre que la captura de este presunto pandillero es el resultado de una serie de investigaciones que llevan a cabo los grupos de investigación de la PNC.