El gobierno de Raúl Castro autorizó hoy a los cubanos a alquilar propiedades de inmobiliarias estatales para su uso como viviendas, oficinas, locales comerciales y almacenes.
La resolución publicada por la Gaceta Oficial de Cuba es válida sólo para cubanos residentes en el país y apunta sobre todo al emergente sector privado de la isla, según la información publicada en el diario Juventud Rebelde.
La medida elimina la restricción que impedía a las personas naturales acceder a los servicios prestados en las inmobiliarias, que hasta el momento sólo eran para empresas nacionales y extranjeras.
Los interesados tendrán que solicitar los servicios a entidades estatales y sociedades mercantiles que sean de capital totalmente cubano, autorizadas por el gobierno para dedicarse a este negocio.
Se mantiene la restricción a la renta de espacios para su uso como sedes diplomáticas, escuelas internacionales, agencias de prensa y organizaciones no gubernamentales.
La resolución del Ministerio de Finanzas y Precios establece una tarifa mínima mensual de cinco pesos convertibles -el CUC la moneda fuerte de la isla equivalente al dólar estadounidense- por metro cuadrado por el arrendamiento, pero puede ser mayor en función del mercado.
La medida tiene como principal destinatario al sector de trabajadores por cuenta propia de la isla, calculado en más de 445.000 personas, según fuentes oficiales. El sector del llamado "cuentapropismo" es uno de los más beneficiados por las reformas económicas de mercado impulsadas por el presidente Raúl Castro.
Desde su llegada al poder, Castro implementó medidas como el fin de las prohibiciones para los cubanos de entrar en los hoteles, y la reciente autorización de vender vehículos nuevos a particulares.
Los elevados precios, sin embargo, han provocado una fuerte polémica entre la población por los montos inalcanzables para los salarios medios de unos 20 dólares al cambio en el sector estatal.
Las empresas inmobiliarias desaparecieron tras el triunfo de la revolución de 1959, pero en la década de los 90 reaparecieron en plena crisis económica por la desaparición de la Unión Soviética, principal aliado de la isla.
Desde finales del año 2011, los cubanos pueden vender y comprar viviendas entre particulares, después de décadas de prohibiciones.