Rafa Benítez se juega mucho en la final del Mundial de Clubes, comenzando por su continuidad en la banca del Inter de Milán. Cuestionado por sus resultados, ganar este trofeo le daría más crédito al técnico español, pero perderlo ante el sorprendente equipo congolés TP Mazembe podría significar su sentencia.

Benítez llegó al Inter en reemplazo de José Mourinho, quien lo ganó todo en ese club. Pero en la actual temporada el equipo se ubica en la mitad de la tabla italiana, lejos aún de los cupos para torneos internacionales. Además, en la Liga de Campeones clasificó segundo en su grupo, detrás del Tottenham, a octavos de final, con una campaña que incluyó dos derrotas.

Así, el Mundial de Clubes se presentó como una obligación para el Inter y su entrenador. Y en papel debería ser fácil levantar la copa en Abu Dabhi. Aunque quizás lo mismo pensaron el Pachuca de México y el Inter de Porto Alegre antes de ser eliminados por el Tout Puissant Mazembe. Su nombre, mezcla de francés y kiswahili, quiere decir Cuervos Todopoderosos.

El Mazembe, de la República Democrática del Congo es el primer finalisa en la historia del torneo que no es ni europeo ni sudamericano.

"He visto a nuestro próximo rival. Sus jugadores corren mucho y son muy entusiastas. Merecen respeto", dijo Benítez, que no podrá contar por lesión con Wesley Sneijder.

La clasificación del Mazembe ha generado incluso otras interpretaciones, como la del presidente de la FIFA Joseph Blatter: "La final ya es para ellos un éxito histórico por romper el eje Europa-Sudamérica... Es la señal de que ha sido justo llevar el Mundial a más países".