La muerte de Roberto Gómez Bolaños no pasó inadvertido para el público latinoamericano, menos un espectáculo transversal en términos sociales, geográficos y etarios.

El 20 de junio de 1971, el Chavo del Ocho tuvo su primer capítulo al aire. Luego de 43 años, la triste historia del huérfano en la vecindad continuaba divirtiendo a millones de espectadores, erigiendo a su creador, Chespirito, en una de las figuras más icónicas del mundo hispanoparlante.

Según la revista Forbes, todos los días 111 millones de espectadores se paraban frente a la TV para ver las aventuras del personaje, cifra similar a la del Super Bowl XLV.

Pero hay más que eso. Con 1.300 capítulos en 24 años, cada capítulo reunió 1,3 millones de dólares en ganancias, y hasta su show final en 1992, Televisa había reunido 1,7 mil millones de dólares. De acuerdo a los estudios,

El Chavo del Ocho, llamado así en principio por ser transmitido en el canal 8 de la televisión mexicana, mantuvo su nombre al cambiar de estación, aunque en el show nunca pudo responder con certeza la razón de su apodo, siendo interrumpido cada vez que intentaba explicarlo.

En Estados Unidos en tanto, El Chavo se mantuvo en el primer lugar del cable, con espectadores entre 6 y 11 años como promedio.

Gómez Bolaños fue prolífico durante toda su carrera. Entre lo datos, se sabe de 24 canciones compuestas, tres libros, cinco películas, seis temporadas del Chavo del Ocho en su versión de dibujos animados, 6,6 millones de seguidores en Twitter, mil monedas conmemorativas en México, 25 películas escritas e incluso un videojuego para Nintendo Wii similar a Mario Kart.