El Presidente de EEUU Barack Obama tendrá que encarar en su segundo mandato los mismos desafíos en polí­tica exterior que en sus primeros cuatro años en la Casa Blanca, especialmente con Irán y Siria, Cuba y Corea del Norte, además de cambiar por completo su enfoque en las malogradas gestiones de paz en el Medio Oriente. Su primer cambio con Irán podrí­a producirse en unas semanas, según los funcionarios gubernamentales.

Pero la tarea más apremiante será designar un nuevo equipo que conduzca su agenda de seguridad nacional. La secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton anunció que piensa retirarse aunque podrí­a continuar en el cargo unas semanas más después de enero hasta la confirmación senatorial de su sucesor. El secretario de Defensa Leon Panetta seguramente dejará el cargo poco después que lo haga Clinton, aunque se espera que el director de la CIA, el general David Petraeus, continúe en su cargo.

La favorita para reemplazar a Clinton, la embajadora en la ONU Susan Rice, tendrí­a una enconada audiencia de confirmación en el Senado tras acudir a los principales canales de televisión y sostener que el atentado contra el consulado estadounidense en la ciudad libia de Bengasi, en el que murió el embajador y otros tres funcionarios, fue debido a la espontánea indignación árabe por una pelí­cula que presuntamente ofendí­a al profeta Mahoma.

La polí­tica exterior de Obama tendrá que ser ajustada a los pocos logros obtenidos en sus primeros cuatro años. Tras cierto éxito en Myanmar, la Casa Blanca sigue esperanzada con cambios en Cuba y Corea del Norte, entre otros paí­ses.

Sin embargo, las alternativas de Obama son muy limitadas con esos gobiernos, especialmente con La Habana hasta que no libere al estadounidense Alan Gross, mientras que Pyongyang tendrá que desnuclearizarse si desea mejores relaciones con Estados Unidos, algo altamente improbable. Y en Venezuela, la reelección del presidente Hugo Chávez ha frenado en seco la posibilidad de un acercamiento entre Washington y Caracas.

Según la agencia Dpa, los analistas políticos consideran problemático que Obama no diese hasta ahora muchos detalles sobre sus planes para un segundo mandato. ¿Será su prioridad reducir el déficit, modernizar el sistema fiscal o sacar adelante la reforma migratoria? Cada uno de esos objetivos requerirá difíciles compromisos con los republicanos y al no saber todavía cual de ellos será la prioridad, aún no está claro con quién contará el presidente a su lado para lograrlo.

"Si junto a los problemas de la política fiscal se sitúa en la lista de tareas una ambiciosa reforma de inmigración, el equipo necesitará en la Casa Blanca gente que pueda negociar de forma eficaz con el Congreso", explicó a "National Journal" la politóloga Martha Joynt Kumar, de la Univerisad Towson del estado de Maryland.