Para Tomás González, 2014 es un año de muchos desafíos, tanto en lo deportivo como en lo personal. Uno de ellos será dentro de un mes y medio, cuando participe en los Juegos Sudamericanos, donde es el abanderado nacional.
La preparación ha sido intensa. Treinta horas semanales de trabajo, con el técnico Antonio Espejo, con quien practica mientras la federación define al nuevo head coach, marcan su pauta desde el 2 de enero. "Tuve unas pequeñas vacaciones entre Navidad y Año Nuevo, pero ya estamos con mucha motivación y un entrenamiento bastante intenso", afirma.
Sobre su rutina, comenta que "con el salto que hice en los Juegos Olímpicos me basta para pelear por el oro, mientras que en suelo voy con una rutina distinta, que empecé el año pasado".
Eso sí, no es lo único que tiene en mente, pues durante este año planea abrir su escuela para formar a nuevos talentos de la gimnasia.
"Uno de los grandes aportes que yo hice al quedarme en Chile y no salir al extranjero, fue demostrar que acá sí hay deportistas talentosos y que sí se puede preparar a gimnastas de alto nivel para pelear una medalla internacional. Es uno de los mensajes más importantes que puede haber detrás de mi carrera", dice.
"Mi idea es que sea una escuela formativa, independientemente de que en el futuro pueda formar deportistas de alto rendimiento, porque la gimnasia me dio valores como persona", añade sobre este proyecto familiar, para luego agregar con respecto a su futuro, que "después de Río 2016, evaluaré si sigo o no, tal como lo hice en los ciclos olímpicos anteriores".