Puede haber influido la presencia de un grupo como Metallica, pesos pesados del rock planetario, capaces de atraer a una audiencia poco habituada a los festivales. O de The Weeknd, el solista canadiense que hoy se alza como una de las mayores figuras del pop anglo y favorito del público sub 20. O quizás, sencillamente, el cartel de cada versión de Lollapalooza dejó de ser completamente determinante para sus asistentes, los que ahora llegan hasta el Parque O'Higgins movidos más por la experiencia que por la estrella de turno.
Son las diversas variables que Maximiliano Del Río y Sebastián de la Barra, organizadores del evento, contemplan a la hora de analizar las razones que los llevan a enfrentar su mayor desafío a la fecha. Y es que según los datos y proyecciones de los socios de la productora Lotus, la del próximo 1 y 2 de abril será la versión más convocante hasta ahora del Lollapalooza chileno, que en su séptima edición reunirá a 80 mil asistentes en cada una de sus dos jornadas. Un total de 160 mil personas que supera ampliamente su marca de 140 mil asistentes, alcanzada en las ediciones de 2013, 2014 y 2016.
"El análisis que hacemos va por dos lados. Por una parte está lo musical, con un artista como The Weeknd, que llega en su mejor momento; The Strokes, que no vienen a Chile desde aquel concierto de 2005, y Metallica, que llega con disco nuevo, sumado a otras bandas como Duran Duran, Rancid, Flume y The Chainsmokers. Pero además esto tiene que ver con la trayectoria del festival, con nuevas generaciones de jóvenes que antes eran niños y que ahora compran su entrada. Es algo que vemos en los colegios y con nuestros sobrinos o hijos de amigos: si antes iban al evento cinco jóvenes en un curso, ahora van 15 o 20", asegura De la Barra, quien, documentos en mano, comparte datos duros que sustentan el crecimiento de la cita que organizan en Santiago desde el 2011.
De acuerdo a esas estadísticas se ha masificado la compra de tickets "en verde", mientras que un 86% del público está adquiriendo abonos por los dos días. Números que para los productores hablan de la consolidación del evento -más allá del lineup de cada año- y los lleva a proyectar un todavía mejor futuro para la cita. Una que, como ocurre en los grandes festivales del mundo, "en vez de ir reemplazando vaya sumando nuevas generaciones a su público".
¿Creen que el cartel sigue siendo totalmente relevante o ya hay una base de público capaz de llenar el festival cada año independiente de los artistas?
Sebastián de la Barra: "Yo creo que un 70 u 80 por ciento del público va por la experiencia. Saben que vamos a entregar un buen lineup y una experiencia entretenida, sustentable. Sin embargo el cartel sigue siendo muy relevante. En este caso, una banda de estadios puede haber hecho la diferencia. Es distinto Jack White que Metallica, por ejemplo.
Maximiliano del Río: Metallica tiene un público más metalero y quizás más reticente a ir a un festival como Lollapalooza, que ahora va a ir por primera vez al festival.
¿Este aumento de público implica modificaciones a nivel de producción?
MDR: Hay que prepararse para recibir a 10 mil personas más y eso tiene varias implicancias. Duplicaremos la cantidad de accesos, de baños, habrá más y mejor seguridad, más puestos de comida, incluso aumenta el arte del festival para que se vea, porque va a haber más gente. El festival tiene que crecer para que la experiencia sea igual cuando haya 70 u 80 mil personas.
Con un evento que ya parece andar solo los desafíos pasan a ser otros.
SDB: Claro, nuestra idea es hacer un festival multicultural, con inclusión laboral. Ya lo hicimos el año pasado y en este queremos aumentar los cupos de personas con capacidades diferentes, en diversas áreas. Este año se potencia el festival accesible, con nuevos caminos lineales, y la transmisión vía streaming incluirá por primera vez lenguaje de señas para los dos escenarios principales. Además, en Kidzapalooza tendremos una aldea con terapeutas musicales, donde los niños podrán interactuar con sonoterapia. Ha sido un año para convocar a muchas fundaciones y hacer el festival más inclusivo y sustentable.
¿Creen que en estos siete años se ha ido diversificando el público también?
MDR: Se ha ido diversificando en todo aspecto: a nivel etario, de GSE (grupo social económico) también. Al principio iba menos gente y quienes iban quizás habían viajado y conocían lo que es un festival.
SDLB: Lo mismo con los extranjeros, que se mantienen en un 10 por ciento del total de asistencia de todos los años. Eso es interesante, porque la gente está escuchando otras lenguas, van peruanos, bolivianos, argentinos, venezolanos, europeos.
Y en lo musical, ¿es más fácil negociar con las bandas a estas alturas?
SDB: Cada año tiene su complejidad, hay dificultades siempre pero también sinergia con las otras versiones de Lollapalooza de Sudamérica y Estereo Picnic de Colombia. Cada año nos preocupamos de buscar a las mejores bandas y que haya esta diversidad de estilos, pero tienen que estar disponibles para llegar a acuerdo con toda la región, y que para ellos sea viable bajar a Sudamérica en gira. Pero sí, cada vez es más fácil en el sentido que las bandas valoran más el festival y quieren estar.
La gracia de Lollapalooza es que hay un grueso de bandas que nunca vendrían al país, al menos en esta época, porque no les es viable o porque son caras y no venden tantos tickets. Son nombres en desarrollo, los próximos headliners, como Tove Lo, Glass Animals, Catfish and the Bottlemen, The Chainsmokers y The 1975. Incluso The Weeknd, que lo cerramos hace un año y ahora está tan grande que es parte de la farándula mundial.
La aparición de los Lollapalooza de Brasil y Argentina sólo los benefició a la hora de armar el cartel o también supone contratiempos? Los sideshows parecen haberse perjudicado con esto.
SDB: Me parece que no se han generado externalidades negativas en ese aspecto. Los sideshows en general son un negocio riesgoso en cada país, aunque obviamente necesarios. Chile a veces es primero y a veces último, y cuando los artistas terminan acá no siempre quieren quedarse más días, aunque igual vamos a anunciar algunas cosas interesantes.