Se espera que la victoria del Presidente francés, Emmanuel Macron, sea aplastante en la segunda vuelta de las elecciones legislativas que se llevarán a cabo este domingo en el país europeo. Ya que si los pronósticos son acertados, La República en Marcha (LRM) irrumpirá con fuerza en la Asamblea Nacional, el Parlamento galo. El mandatario centrista podría obtener dos logros. Una mayoría sólida que le ayude a implementar su programa de reformas y el avance de su movimiento -que nació hace poco más de un año- sobre los partidos tradicionales de Francia.
Los resultados de la primera vuelta electoral, hace una semana, entregaron las primeras señales del posible éxito parlamentario de los candidatos oficialistas. LRM obtuvo un 32,2% de los votos el 11 de junio y según las estimaciones podría obtener durante la jornada entre 415 y 455 escaños de un total de 577. La cifra está muy por encima de los 289 necesarios para obtener la mayoría absoluta.
Tampoco se espera que ninguno de los partidos tradicionales le haga sombra. Los Republicanos, que representan a la derecha tradicional, podrían obtener según las proyecciones entre 80 y 100 escaños, convirtiéndose en la segunda fuerza en la Asamblea Nacional. Los pronósticos adelantan también que el Partido Socialista tendrá uno de los peores desempeños de su historia.
En el actual Parlamento, los socialistas cuentan con 280 diputados, pero se espera que tras la jornada de este domingo, obtengan unos 30, por debajo de los 57 escaños logrados en 1993 cuando obtuvieron su mayor fracaso hasta la fecha.
A pesar de obtener un resultado histórico en las elecciones presidenciales, no se augura un avance del Frente Nacional de Marine Le Pen o de Francia Insumisa, de Jean-Luc Mélenchon. Se espera que el partido ultraderechista obtenga entre uno y cinco escaños (a pesar de que Le Pen quedó en segundo lugar en los comicios presidenciales) y por otro lado, el partido izquierdista, podría ganar entre 8 y 18 escaños.
Pero no todo será color de rosas para el flamante mandatario, que asumió la presidencia gala el 14 de mayo. El control del "macronismo" en la Asamblea Nacional significa la llegada de un grupo parlamentario totalmente novato y sin experiencia. El 52% de los candidatos iniciales al Congreso del partido oficialista provienen de la vida civil y nunca han tenido un cargo político. Los analistas estiman que esto podría causar problemas con la disciplina de voto.
Macron también tendrá que hacerle frente a un país desilusionado y dividido políticamente, situación que se vio reflejada en los altos niveles de abstención que se alcanzaron en la primera vuelta. El 51,29% de los electores franceses no acudió a las urnas, el mayor nivel desde el nacimiento de la Quinta República, en 1958. Las cifras ya venían bajando desde los comicios anteriores. En las elecciones de 2012, la abstención fue de 42% y en 2007, de 39%. Para la oposición, la baja movilización de votantes fue tomada como un cuestionamiento directo a la legitimidad de Macron al poder.
El oficialismo galo reconoció que los niveles de abstención fueron "un fracaso" por lo que el partido presentó el miércoles una iniciativa para consultar a los ciudadanos sobre la manera de implicarlos en la política local. LRM pondrá un correo a disposición de la población para recibir sugerencias sobre cómo "restaurar el vínculo entre los cargos públicos electos y los ciudadanos".
Por otra parte, la oposición francesa, consciente de su baja representación en el Congreso, podría buscar su presencia en las calle algo que ya han adelantado que harán algunos sindicatos. Macron ha anunciado en distintas ocasiones su deseo de implementar una reforma laboral, clave dentro de su programa para potenciar la economía francesa.
El colectivo sindical "Frente Social" convocó para este lunes, una manifestación contra esta reforma que preocupa a los sindicatos. Bajo la Presidencia del socialista François Hollande, los sindicatos se movilizaron masivamente contra una ley similar que según ellos, suponía un retroceso en las condiciones laborales.