Este jueves se conoció el relato que muchos esperaban. Nabila Rifo, la mujer que se convirtiera en una importante figura de la lucha contra la violencia de género, entregó su testimonio y contó su versión de lo sucedido.
En primera instancia, Nabila conversó con los jueces que lideran la audiencia, manifestándoles que quería que la prensa conociera cómo sucedieron los hechos la madrugada del 14 de mayo de 2016.
Sin rodeos, calmada y con voz clara, la mujer de 29 años dijo que Mauricio Ortega fue quien la atacó con una piedra luego de que ella decidiera salir de la casa donde habían compartido con algunos amigos.
Contó que tras la pelea que mantuvieron esa madrugada, donde Ortega la trataba de 'puta' y 'maraca', salió "despacio, el portón estaba con candado y las llaves estaban en el clavito. Abro, dejo todo colgado en el clavo y dejo el portón abierto. Ahí sale Mauricio, yo iba por Lautaro hacia arriba y Mauricio me decía vuelve, y empieza a seguirme. Después yo lo espero un poco, me decía no peleemos, íbamos caminando, cruzamos Monreal y quedamos frente a frente".
"Ahí se puso a alegar, le dije que al otro día me iba a ir, que era insolente, insoportable, y en eso me doy vuelta y siento que me pega con una piedra en la cabeza. La primera que sentí, me llegó a retumbar, me bajó todo lo que había tomado, la segunda igual, era una piedra muy grande y con la tercera yo quedo inconsciente. Con el primer golpe me botó al pasto y de ahí ya no doy más, quedo mirando para arriba, me hice como la muerta para que no me siga pegando", continuó.
¿Por qué entonces en algunas oportunidades salió a exculpar a Ortega? En ese sentido, Nabila explicó que cuando despertó "sentía que todavía quería a Mauricio y cuando me fueron a preguntar yo quise defenderlo diciendo que había sido otra persona, no lo quise culpar a él".
En ese entonces, dijo haber inventado la historia de que un hombre alto y joven, "como un metalero", era el autor material de la agresión que la dejó sin sus globos oculares y con múltiples lesiones. En momentos sentía ganas de ayudar a Ortega, incluso, desliza haber sentido presión por exculpar a Ortega, como era el padre de sus hijos.
"Cuando volví a Coyhaique vi a mis hijos, los toqué y no me reconocían. Los más grandes lloraban igual, yo decía cómo los voy a ver, cómo los voy a vestir, cómo los voy a sacar a pasear. Yo sufrí demasiado, por eso dije la verdad", indicó.
"Yo vi cuando Mauricio me pegó con las piedras, yo lo vi", respondió al abogado defensor.
Consultada sobre si ella vio a Mauricio con las piedras en la mano, dice que no, pues ella lo miraba a la cara, sin embargo, mencionó que no tiene dudas que Mauricio fue.
ENTERARSE DE LO OCURRIDO: "Para mí era un infierno lo que me estaba pasando"
"Cuando desperté en el hospital de Santiago. Mi mente estaba muy confundida, pensé que estaba con mi mamá de viaje comprando muebles, mi miente estaba divagando, no me acordaba de nada".
En este punto se produce uno de los momentos más álgidos del relato de la víctima, momento en el que recordó cuando le dijeron que ya no le sería posible volver a ver.
"Los ojos los tenía vendados y un día le dije a la enfermera que porque no prendía la luz, me dijo que había tenido un accidente y dijo que tenía prótesis. Le pregunté si con las prótesis iba a poder ver y me dijo que no. Para mí era un infierno lo que me estaba pasando", relató entre lágrimas.
UNA RELACIÓN COMPLEJA: "Siempre fue como frío, calculador"
En su declaración, la víctima de femicidio frustrado relató que vivió junto al presunto agresor cerca de un año en Lautaro 1030, en las cercanías de donde fue atacada.
"Eran dos casas, una adelante donde vivía el padrastro y atrás vivíamos nosotros, yo, Mauricio y mis cuatro hijos. La relación siempre fue mala. Siempre fue como frío, calculador, yo hacia todas las cosas mal, me humillaba, él era el único que hacia las cosas bien", contó.
En esa línea, agregó que "siempre tuvimos problemas, desde que nos conocimos. Primero andábamos como pololeado y tuve a los dos chicos y me junté con el después de que su mamá falleció, me dijo que íbamos a estar bien, que lo intentemos. Los primeros meses estuvo bien, preocupado, pero después cambió, no se preocupaba de nada".
"Él de repente se molestaba con cualquier cosa, por la comida, decía que no lo hacía bien, con los chicos, por cualquier cosa. Discutíamos, empezamos a discutir mucho, con insolencias, me decía que yo era una 'maraca' una 'puta' porque trabaja en restoranes y que nunca iba a cambiar", indicó.
EL INCIDENTE CON EL HACHA: "Estaba en otro mundo, nunca lo había visto así"
Dos de los delitos que se le imputan a Mauricio Ortega tienen que ver con un hecho ocurrido en 2015, cuando él ingreso a la casa de Nabila, portando un hacha en las manos.
Con respecto a ello, la mujer declaró que ese días, tras escuchar unos gritos, se levantó y vio "desde la mitad de la escalera que están rompiendo la puerta con un hacha. Ahí Mauricio entra con el hacha en un hombro, me dijo me buscaste el odio huevona, mi mamá se va a morir, no me importa ni una cosa, te voy a hacer la vida imposible. Yo no lo vi ebrio, pero lo vi con unos ojos rojos como que estaba en otro mundo, nunca lo había visto así".
Con los gritos, contó que su hermano Elvis se despierta, intentando calmar a Ortega, logrando sacarlo de la casa.
"Yo me pongo a gritar, estaba desesperada, estaba como en shock. Justo iba pasando un caballero y le dije que llame a los Carabineros, yo estaba demasiado nerviosa, preocupada, le sacaron fotos a la puerta a todo (...) Yo quedé como traumada, fuimos los dos al Juzgado y le dieron una multa y le dieron un tratamiento al que nunca fue".
Tras ello y como falleció la madre del imputado, éste estaba deprimido, por lo que Nabila lo acompañaba. Dos meses más tarde, ella dice que le creía "un poco, pero conocía su genio y sabia hasta donde podía llegar. Paso un buen tiempo, dos meses, y después me fui a vivir a la casa de él".