El 4 de septiembre de 1988, Universidad Católica cumplía el sueño de tener estadio. A las 11:09 de esa fría mañana de niebla, el presidente Alfonso Swett y el rector de la Pontificia Universidad Católica, Juan de Dios Vial, cortaban la cinta que oficialmente inauguraba San Carlos de Apoquindo.
Los 12 mil asistentes portaron una bandera que regaló la organización. Tres franjas horizontales, la insignia en el medio y la consigna escrita con letras rojas "Recuerdo Inauguración estadio UC", es el recuerdo que algunos fanáticos aún atesoran.
A las 11:30, los cruzados enfrentaron a River Plate, que entre sus filas contaba con Claudio Borghi, quien marcaría único gol del partido y el primero en el recinto precordillerano.
La derrota es sólo una anécdota, pues la apertura del recinto acabó con una Católica que itineraba entre Santa Laura y el Nacional, desde que dejó el desaparecido estadio de Independencia, en diciembre de 1967.
La construcción en Las Condes, en los terrenos que adquirió el timonel Manuel Vélez, a principios de la década del 70, atrajo dos fenómenos: el primero, de llenar siempre el estadio en los primeros dos años. Y segundo, con el pasar del tiempo, la creación de una imagen más lejana a la clase media, basada en el asentamiento en un sector acomodado.
¿Por qué en Las Condes?
Los ex dirigentes cruzados e ingenieros Fernando Bolumburu, Juan Eduardo Errázuriz y Teodoro Yametti integraron la comisión de infraestructura que vigiló la construcción del recinto, que tuvo etapas de trabajo por las noches y varias detenciones por la molestia de los vecinos. Junto a ellos, trabajaron el arquitecto Esteban Barbieri y el constructor Eugenio Duque.
Bolumburu cuenta las razones de por qué se realizó la edificación en la Avenida Las Flores. "Fue forzada, porque las autoridades sólo nos dieron permisos provisorios y luego nos negaron los definitivos en otros lugares", dice.
Agrega más detalles: "Yo mismo puse la primera piedra en el Parque Metropolitano, por ejemplo, pero luego hubo negativas. Además, cerca de la actual ciudad empresarial también había terrenos que nos gustaban. Al principio perdimos la identidad, pero no nos toco otra que hacerlo en nuestros terrenos. Los dos primeros años fue la novedad para nuestros hinchas y luego bajo un poco esa presencia, pero ahora la gente de Independencia son los primeros que llegan. Creo que hoy la gente está contenta al sentir que tenemos estadio".
Bolumburu confiesa las dificultades para lograr el proyecto. "Prácticamente a puras donaciones lo logramos. Los tres (junto a Errázuriz y Yaretti) asumimos el compromiso de estar todos los días a las 8.30 para ver los avances. Alfonso (Swett) era la cabeza, marcaba la pauta, pero nosotros estuvimos siempre en terreno".
"Hicimos campañas para lograr donaciones de sacos de cementos y madera, las que estuvieron a cargo de Manuel Díaz de Valdés y Cristián Lyon. La gente se inscribía. Incluso hicimos un convenio con una fábrica de cemento para agilizar los trámites. A veces se piensa que sólo las personas de mayor capacidad económica pudieron pagar. Pero no es así. Gente humilde participó. Muchos aportaron con lo que podían y aún se valora ese gesto".
Hoy, ante Cobresal, la UC festejará el aniversario en cancha, con 1988 poleras conmemorativas que se pondrán a la venta.