A fines de enero, el ex tenista Paul Capdeville anunciaba a La Tercera su regreso a las canchas, luego de algunos meses retirado, por una hernia en la espalda, que le impedía moverse con normalidad.

Su deseo de volver, sin embargo, se vio truncado sorpresivamente por una misteriosa enfermedad, que lo envió a la clínica por ocho días, durante la primera semana de marzo. Se temió lo peor.

"Tenía ganas de jugar este torneo (el Futuro Chile 3). Me habían dado la invitación. Pero, de un momento a otro, me vino una neumonía muy compleja, con una bacteria. Tuve dos meses muy difíciles, porque se pensó que era un tumor en un pulmón y, obviamente, esas cosas son más graves de lo que uno cree. Pero, por suerte, después de varios exámenes, estos salieron bastante positivos, y sólo quedó la neumonía", relata.

El ex número 76 del mundo comenta que no sintió miedo, pero lo afectó el hecho de no saber cuál era la afección que tenía.

"No tuve miedo, sino que la incertidumbre de no tener un diagnóstico certero. Claro que, al ser deportista, uno tiene un cuerpo más firme para combatir estas enfermedades. Soy joven. Esas eran las cosas a las que yo me aferraba para decir 'bueno, si en algún momento se me complica mucho, esto me va a sacar adelante'", confiesa.

Actualmente, se mantiene con antibióticos, y el fin de semana pasado tuvo su primer contacto con la raqueta, durante una exhibición en la Copa Motorola Moto X, en el Club Providencia. Como siempre, fue alentado por su familia.

"Lo más importante es la suerte de tener una familia que me acompaña mucho, que me ha apoyado en todo. Me ha apoyado en momentos complejos en el tenis y en esto, que era algo muy profundo. Yo creo que uno sale adelante por las ganas de poder estar con tu gente", señala, para luego agradecer: "Me llamó harta gente que siempre ha tenido mucha deferencia conmigo; también me mandaron muchos twitts y whatsapps".

Pero Capdeville quiere sacarse la espina de volver a experimentar las sensaciones dentro de una cancha de tenis. "A final de año, que hay más Futuros, voy a pedir alguna invitación y jugaré. Pero si voy a jugar, lo voy a hacer entrenado. Voy a estar preparado. De hecho, estaba entrenando mucho antes de la enfermedad, porque la cosa no ir a hacer un papelón", asume.

De todos modos, no quiere volver al tenis de manera definitiva, pues está muy contento con la vida ligada a las actividades empresariales que actualmente lleva, y a la posibilidad de estar cerca de su familia permanentemente.

"Estoy muy enfocado en eso. Ha sido un año muy bueno, de mucho aprendizaje; tengo un muy buen grupo de trabajo. Siento que es un paso importante en mi vida. Es algo completamente nuevo después de estar metido tantos años en el tenis", expresa. Y valora: "Estoy contento por llegar todos los días a mi casa, y tener una vida un poco más tranquila y normal. He tenido mucho apoyo de mi familia y gente cercana, que ha hecho este arribo al ámbito profesional muy bueno".