Hari Nam Kaur Khalsa, ciudadana estadounidense, 61 años, estaba s iendo neutralizada. En su habitación, en una parcela del condominio Las Rosas, en Batuco, eran casi las 11 de la noche y había dos hombres. No habían sido invitados. Al verlos comenzó a gritar y se llevó una mano a la boca, probablemente para que no la anestesiaran con cloroformo o para que no la amordazaran. Los gritos alertaron a su pareja, Amrit Kaur Khalsa, quien partió hasta el dormitorio que las dos mujeres comparten.

Cuando Amrit llegó a la habitación, Hari Nam estaba forcejeando con su agresor, conocido en Batuco como el "Bombilla", quien tenía un arma en la mano. La llegada de Amrit distrajo al intruso, lo que aprovechó Hari Nam para intentar soltarse. Al hacerlo, cayó justo debajo de su cama. Ahí estaba su revólver, un Taurus calibre .38. Hari Nam estiró su mano, encontró el arma y luego la empuñó. Primero fue un tiro, percutado desde el piso, que dio directo en el pecho del acompañante del "Bombilla", un hombre de 24 años. Luego fue el turno del mismo "Bombilla". Fueron otros tres disparos que impactaron su cuerpo. Entre el susto y la adrenalina, Hari Nam lo vio moverse cuando estaba tirado en el piso de su habitación. Volvió a disparar, esta vez a su torso, que paró de hacer espasmos. Su pierna izquierda seguía moviéndose. El último disparo del arma de Hari Nam fue para esa extremidad inferior.

Ahora no se movía nada.

Hari Nam disparó su arma seis veces y se quedó sin balas. Pero había más. Bajo su cama tenía otra Taurus, de calibre mucho mayor: 3.57. La agarró y corrió a la cocina, donde estaban dos amigas que esa noche compartían con la pareja. Cinthia y Rocío estaban siendo intimidadas por los otros dos hombres de la banda. Ambos escaparon mientras Hari Nam disparaba un único tiro al aire.

Atrás, en la parcela 15 del condominio Santa Rosa de Batuco, quedaban el "Bombilla" y su acompañante, quien cayó muerto en el pasto a unos 20 pasos de la habitación de Hari Nam y Amrit. El único disparo que había recibido en el pecho terminó siendo letal.

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La maestra de Kundalini vivió 25 años en esta parcela de Batuco.[/caption]

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Esa noche llegaron las policías, además del fiscal de turno de la Centro Norte, Fernando Ruiz. Una de las primeras cosas que confirmaron fue que las armas que cargaban los dos hombres fallecidos eran de fogueo. Aunque eran de metal y eran pesadas, eran de mentira.

El enfrentamiento entre Hari Nam y los dos hombres pudo no haberse dado. Cuando el "Bombilla" y su compañero registraban su habitación, las cuatros mujeres estaban en la cocina de la casa. El primer piso de la vivienda está compuesto, además, por un pequeño hall de entrada, el living, dos habitaciones y un espacio donde Hari Nam hace sus clases de yoga. Las cuatro mujeres hablaban de sanación. Hari Nam le dijo a una de ellas que le podían servir unas piedritas verdes que tenía en su pieza. Y las fue a buscar. Cuando fue atacada Hari Nam, en fracción de segundos, pensó dos cosas. Primero, que era el fin de su vida. Y segundo, al ver el arma del "Bombilla", que esa era la Taurus que conservaba bajo la cama.

En el forcejeo, Hari Nam estaba perdiendo. Recibió un golpe con la empuñadura de la pistola y uno de sus dedos sufrió un esguince en la refriega. Cuando cayó debajo de su cama supo que tenía una oportunidad. Luego contaría que en la universidad, en Estados Unidos, había tomado un curso de disparo. También, por esos años, se había entrenado en karate, llegando a ser cinturón negro. Su apariencia delgada y de pelo canoso no se condecía con sus habilidades para enfrentar a una banda de hombres dentro de su casa.

Esa madrugada del 25 del noviembre se les tomaron declaraciones a Hari Nam, su pareja y sus dos amigas. En esas mismas horas se le constataron lesiones en el retén de Batuco. A las seis de la mañana, el fiscal Ruiz le dijo a Hari Nam que quedaba libre y que podía quedarse en casa, aunque en la fiscalía todavía deben indagar. El investigador analizó las circunstancias y decidió no presentar a Hari Nam a control de detención, tras sostener que los antecedentes policiales justificaban una legítima defensa calificada. La ley excluye de responsabilidad penal a quien actúa ante una agresión legítima, hace uso racional del medio empleado para impedirla y no hubo provocación de su parte para haber sido agredida en su propiedad.

Para el fiscal a cargo, Osvaldo Soto, de Colina, el caso aún no está resuelto. Hari Nam tiene calidad de víctima en la causa, pero no ha sido sobreseída. De aparecer antecedentes que desacrediten la legítima defensa, el caso podría dar un vuelco, aunque fuentes del Ministerio Público sostienen que ese escenario es poco probable.

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Hari Nam no ha querido referirse al episodio que la llevó a matar a dos hombres dentro de su casa. Tampoco su pareja. Ambas mujeres se sienten incómodas con el rol de la fiscalía, rechazando cualquier ayuda sicológica para superar lo ocurrido esa noche. Además, quieren cerrar el caso sin llegar a tribunales.

Pero la historia de Hari Nam empieza antes, en Estados Unidos. Allá estudió Sociología en la Universidad de Texas, un estado donde la tenencia de armas en los hogares se defiende como un derecho fundamental. La biografía que tiene en la página de Kundalini Yoga, disciplina que ella trajo a Chile cuando llegó, hace 37 años, dice: "Tenía 24 años de edad cuando fue enviada como pionera y representante de 3HO Foundation a nuestro país en 1979 por Yogi Bhajan. Desde 1974 a 1979 estudió artes marciales con el profesor Dr. Daeshik. Como alumna directa de Yogi Bhajan Ph. D. aprendió humanología, kundalini yoga y numerología tántrica. Asistió a los Cursos Master's Touch Nivel 1 y 2 con Yogi Bhajan. Es profesora de kundalini yoga y meditación desde 1978. Actualmente, es directora de la Escuela de Kundalini Yoga de Chile Hari Nam y del Centro de Capacitación de Yoga y Otec, Yogatec. Formadora de formadores de kundalini yoga".

Según la misma biografía, Hari Nam es, además, la fundadora de kundalini yoga con mayor experiencia en Chile, sumando más de 30.000 horas de práctica diaria personal de yoga y meditación.

Ambas mujeres, Hari Nam Kaur y su pareja, la chilena Amrit Kaur, cambiaron legalmente sus nombres. El de la ciudadana estadounidense apunta a que es una princesa espiritual que reconoce la creatividad divina. El significado del de la chilena es princesa espiritual de la dulzura divina. La noche en que murieron los dos hombres, fuentes ligadas a la investigación recuerdan que Hari Nam se lamentaba por no haber dado con los otros dos hombres de la banda que terminaron escapando. También habría recriminado a las dos amigas chilenas por gritar en demasía y perder el control. Una de ellas fue agarrada por uno de los hombres en el patio y sólo la soltó adentro de la casa al darse cuenta de que se escuchaban disparos en la habitación. La otra se escondió bajo la mesa de la cocina durante el tiroteo.

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Hari Nam llegó en los años '80 al país y trajo una rama del yoga. Foto: Referencial[/caption]

La profunda relación con el yoga de Hari Nam y su espiritualidad Sikh, una religión india monoteísta que inculca, entre otras cosas, el desapego de lo material, la supresión de la ira y la defensa de los desprotegidos, hizo que su reacción en contra de los asaltantes fuera cuestionada entre sus pares y sus alumnos de yoga. Incluso, habría perdido a algunos de ellos, quienes habrían dejado de asistir a sus cursos.

"Antes de juzgar a una persona por sus actos, lo que hicimos fue apoyarla, orar por ella y atenderla", explica la maestra de yoga Jai Gopal Kapur. "Que una maestra como Hari Nam haya decidido tener un arma en su casa es porque lo meditó mucho, ella había sido víctima antes de ingresos a su parcela, no era la primera vez... Puede que su lado espiritual y la forma en que se defendió puedan generar ruido. No quiero juzgarla, ni a quienes se pueden haber sentido desilusionados, pero hay que estar en la situación. Ella pensaba que la iban a matar y se defendió".

En el condominio Santa Rosa, por otro lado, dicen que este tipo de episodios prácticamente no ocurren en el lugar y que es la primera vez que un intento de robo con violencia llega hasta el condominio en los últimos años. Sí ha habido robos en condominios vecinos, donde delincuentes han sido abatidos por dueños de casas, además del caso del condominio Los Guerreros, en el que un grupo de ocho delincuentes se llevó 25 millones de una casa a fines del año pasado.

Aun así, el condominio es grande. Son 241 parcelas de 5.000 metros cuadrados (media hectárea cada una), en lo que parece una miniciudad rural, con caminos de tierra que van uniendo los sitios y cuyos precios, con casa construida, van de los 150 millones a los 250 millones, dependiendo del metraje de la casa y de, por ejemplo, si tienen piscina o no. La casa donde Hari Nam vive hace unos 25 años junto a su pareja, con quien el año pasado celebró el Acuerdo de Vida en Común, está marcada por el yoga. El letrero que dice "parcela 15" está adornado por la figura del algún místico de la India, mientras al lado están los horarios de Yogatec, la academia para profesores de yoga que Hari Nam montó en su propia casa.

La reja de la vivienda está cubierta por totora, por lo que es imposible ver hacia adentro si algún asaltante entró al lugar. En una casa de terreno amplio, los hombres pueden pasar horas ahí si logran reducir a los moradores. El "Bombilla" y sus tres amigos, por ejemplo, usaban guantes, iban con huincha aislante para amordazar a posibles residentes y también con esposas de plástico, de esas que se usan para cerrar maletas en el aeropuerto.

Materialmente, la vida de las mujeres en el hogar era austera. Incluso, rechazaban el uso de microondas, porque -dicen- contamina. El auto en que se transportan es un Hyundai de hace unos 15 años. Pocos entienden cuál era la motivación de los delincuentes para invadir esa casa. Algunos creen que quizás hubo falta de experiencia de los asaltantes. De hecho, ninguno de los hombres que fallecieron contaba con antecedentes penales.

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Los días posteriores al asalto fueron complicados para la pareja de mujeres. Aunque el condominio en el que viven tiene portería, pidieron que Carabineros vigilara la residencia durante cuatro días en forma permanente. Después de esos días, debían hacer rondas cada tres horas al lugar. Ambas tenían miedo de que los hombres que escaparon volvieran para vengar a sus compañeros caídos. Ese problema ya no está. Las mujeres dejaron la casa y se trasladaron a otro hogar el fin de semana pasado.

La fiscalía espera que Hari Nam Kaur fije su nueva dirección.