Deportes Iquique no pudo pasar del empate a cero en su visita al Calvo y Bascuñán de Antofagasta en un desteñido clásico nortino que no cumplió, de ninguna manera, las expectativas generadas, y que impidió a los dragones celestes recuperar en solitario el liderato del torneo, que ahora comparten con Universidad Católica. No habrá campeón del torneo la próxima fecha en Cavancha.
Arrancó mejor Deportes Antofagasta por la sencilla razón de que sus futbolistas supieron leer mejor el libreto del partido. E interpretarlo. Y porque tuvieron en la figura de Hugo Droguett al director de orquesta que jamás apareció en las filas de los visitantes. Sin Álvaro Ramos en cancha, aquejado de un desgarro miofacial, todos los ataques de los dragones celestes se volvieron anodinos, previsibles. Con el incombustible Caroca muy lejos de su mejor versión en el centro del campo, con Riquero confinado a las labores de recuperación y con un Diego Torres excesivamente impreciso en los últimos metros; Iquique fue durante los primeros 45 minutos apenas una burda copia de sí mismo. No tuvo ni siquiera la intensidad y el pundonor que lo habían aupado al liderato del Apertura en su momento. Y sin eso, el equipo de Jaime Vera es un conjunto vulgar.
Tampoco es que los discípulos de Vergara hicieran demasiados méritos para marcharse al entretiempo con ventaja en el marcador, pues más allá de las puntuales pinceladas de Droguett y del encomiable empeño de Burgueño en la punta de ataque –pisando área más por marcar territorio que con verdadera intención de hacer sangre- pocas noticias hubo también de los pumas durante el primer acto.
Lo mejor de la primera mitad –o tal vez lo único- un remate a bocajarro de Muñoz repelido con acierto por Naranjo, cuando languidecía la primera mitad. Un bagaje demasiado exiguo para un choque con tanto en juego. Y con el gran favorito a la corona en cancha.
El complemento, claro, trajo modificaciones de partida en ambos conjuntos. Villalobos y Reynero saltaron al césped en las filas de Iquique y aunque el dibujo de los de Vera no cambió en exceso, sí que logró tener el conjunto celeste mayor presencia ofensiva en campo contrario.
Pero la primera gran ocasión la tuvo, sin embargo, Antofagasta, en un horroroso testarazo de Delfino libre de marca a la salida de una falta lateral que bien pudo cambiar el curso del partido. O el desenlace del campeonato, que volvió a oscurecerse para Iquique en el minuto 62, cuando tras una gran maniobra de Droguett, Lopes evitó milagrosamente bajo palos el tanto cantado de Burgueño. Los dragones celestes comenzaban a dar, a esas alturas, preocupantes síntomas de vértigo. Pero ya no, por suerte, del incomprensible conformismo del primer tiempo, y un buen disparo de Caroca desde la frontal del área, reavivaba acto seguido los ánimos de su incansable hinchada.
Pero no fue, en honor a la verdad, hasta el ecuador del segundo tiempo que Deportes Iquique recuperó por fin la memoria. O se olvidó por un momento de la tabla. Villalobos, primero, puso a prueba a Dituro desde dentro del área, y Dávila, minutos más tarde, estrelló su remate escorado en el poste izquierdo del arquero. Los pupilos de Vera parecían haber encontrado el camino. Pero las prisas no son buenas consejeras y con la entrada en la recta final del partido, Iquique volvió a diluirse víctima de su propia precipitación.
Tampoco Antofagasta pareció querer meter el dedo en la llaga en los instantes postreros –situación que le valió a Vergara alguna que otra pifia de su propia hinchada- y el encuentro comenzó a encaminarse irremediablemente hacia un justo empate sin goles, tan pobre como insuficiente para los dragones celestes, que tenían tanto por ganar que terminaron marchándose con la sensación de haber perdido.