¿Por qué los edificios en México se desploman y en Chile no?

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Terremoto que afectó a este país fue intraplaca y no de subducción para los cuales está diseñada su norma. En Chile, expertos debaten sobre modificar normativa local.




"Lo que tienen en común el reglamento del Distrito de México y la norma chilena es lo que se llama la protección de vida, es decir, que no permiten colapso de edificios, aunque el terremoto sea excepcional. Si hay colapso, quiere decir que la norma está subestimada o los constructores no hicieron bien el diseño", dice el ingeniero Rodolfo Saragoni, académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile.

Esa puede ser una de las razones del colapso de los edificios en México, cuya norma está diseñada en base a sismos de subducción lejanos, no como el que ocurrió ahora, que fue un sismo intraplaca muy destructivo. A todos los factores se suman que Ciudad de México está sobre terrenos que pertenecieron a un lago, "de muy mala calidad", dice el académico, lo que hace que se construya sobre pilotes.

Agrega que la norma chilena, en cambio, ha sido "calibrada" a través de los terremotos de subducción que han sucedido. Por ejemplo, tras el de Chillán (1939) aparecieron los reglamentos para estructuras bajas y tras los de 1985 y 2010, el para las construcciones altas.

Sin embargo, lo que no contempla la norma son los sismos corticales o de fallas como la de San Ramón. "La recurrencia de estos terremotos son cada cuatro mil u ocho mil años, no son tan frecuentes, por eso cuando se hacen estudios de riesgo la probabilidad es muy baja", señala Saragoni.

Marcelo Soto, jefe del Departamento de Tecnologías de la Construcción del Ministerio de Vivienda, agrega que "la norma chilena se actualiza en torno a sismos reales y, en general, son de subducción". La norma, explica Soto, hoy se compone principalmente de dos cuerpos legales obligatorios: el Decreto Supremo 61 para el diseño sísmico de edificios y que surge como una actualización de la NCh433 tras el terremoto de 2010; y la NCh2369 que rige la construcción de edificaciones industriales. Existe una tercera, la NCh2745, relacionada con edificios que contemplan aislación sísmica.

Gabriel Vargas Easton, doctor de geología de la U. de Chile, hoy trabaja junto a la Onemi en la Falla de San Ramón para hacer observaciones geológicas. Dice que es urgente hacer cambios a la norma chilena, que no considera las fallas corticales que pueden ser de menor magnitud que los de subducción, pero generar una intensidad altísima. Dice que han insistido en este punto, pese a lo exitosa y valorada que ha sido la normativa chilena. Pero recuerda que solo en 2007 en Aysén se produjo un sismo de este tipo, también es conocido el caso de Las Melosas, en el Cajón del Maipo, en la década de los 50. "Los terremotos corticales sí ocurren, son bien reales", insiste.

Muchos terremotos

Roberto Moris, arquitecto del Instituto de Estudios Urbanos UC, dice que hay que investigar más "sobre el comportamiento que tendría nuestro stock construido, o sea lo que tendríamos hoy y lo que deberíamos construir a futuro respondiendo a las fallas y avanzar en los estudios de microzonificación sísmica, esa es una información fundamental para la planificación urbana del futuro".

Sobre la comparación con México, Moris explica que Chile ha tenido una mayor recurrencia de grandes terremotos que le han permitido adaptar sus normas permanentemente, y que gran parte del stock de construcciones más vulnerables ya se haya caído.

Expertos de la UC dieron a conocer en 2016 un estudio que concluyó que el 53% de las casas del país son de albañilería, el 34% de madera y el 8% de hormigón. Hernán Santa María, académico de Ingeniería Estructural y Geotécnica UC, señala que están estudiando la vulnerabilidad de los diferentes tipos de casas, pero que "no es necesario privilegiar un material, lo razonable es construir bien siguiendo las normas de diseño".

Sobre futuras modificaciones a la norma, dice que ésta "terminó de discutirse hace poco y comenzará el proceso de normalización en INN. Aunque es necesario, no se incluyen terremotos producidos por fallas. Afortunadamente, es un tema que sí se está investigando y en el futuro se agregará a nuestra norma", afirma Santa María.

Desde el Minvu confirmaron que hay un anteproyecto de actualización de la norma, pero no entregaron mayores detalles.

Hoy, lo más avanzado que está desarrollando Chile en materia de sismos son estructuras de protección para disminuir el impacto de los sismos, como el que desarrolla la empresa Sirve. En el terremoto de 2010 solo 13 edificios contaban con su dispositivo, pero este año superaron los 112.

Michael Rendel, gerente de proyectos de Sirve, que diseña aisladores sísmicos para la base de edificio de baja altura y permiten filtrar el movimiento del suelo. "Reduce el efecto de un terremoto hasta en un 90%", asegura.

También existen otros avances tecnológicos, como disipadores de energía, que se ocupan en edificios de mayor altura, donde es más complejo colocar aislamiento sísmico, como la Torre Titanium. Aquí no se separa el movimiento del edificio, sino que éste entra a la estructura para "reducir las vibraciones hasta en 40%".

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