Un nuevo tipo de desarrollo inmobiliario se consolida en Santiago con al menos cinco proyectos en ejecución en Las Condes, La Reina y Vitacura y otros en ciernes en esas mismas comunas y otras, como Ñuñoa. Se trata de edificios mixtos, que mezclan departamentos con oficinas y áreas para comercio.
En una, dos o tres torres las empresas constructoras levantan unidades habitacionales y otras comerciales, con el objetivo de diversificar su oferta.
Juan Carlos Tolhuijsen, gerente de la División Oficinas de Sinergia, explica que es una manera que tienen las inmobiliarias para adecuarse a las normas de zonas que admiten construcción mixta.
"Son sectores que no permiten gran densificación, por lo que ahí habría que hacer edificios con muy pocos y enormes departamentos, que no es lo que busca la gente. En cambio, sumándole uso comercial al proyecto, se pueden construir viviendas más pequeñas y de mejor aceptación entre los clientes", explica Tolhuijsen.
Rodolfo Bambach, subgerente comercial de Inmobiliaria Bersa, opina que "mientras más escasos sean los terrenos y más restrictivas las normativas constructivas, este fenómeno seguirá creciendo en la ciudad".
Explosión inmobiliaria
La tendencia de adaptar edificios residenciales a oficinas es de larga data, como se puede observar en torres antiguas de Providencia y el centro. Sin embargo, ahora este fenómeno se produce desde la planificación, diseño y construcción de los inmuebles.
Los proyectos mixtos comenzaron a aparecer alrededor de 2010. Uno de los pioneros fue Isidora 3.000, en que coexisten un hotel (el W), departamentos y espacios para otros usos (tiendas y restaurantes).
Otro de los precursores fue Urbano, en Av. Manquehue a una cuadra de Apoquindo, cuyos dos pisos más bajos están destinados a oficinas.
Para Christian Quijada, gerente general de Armas Arquitectura e Ingeniería, "es una tendencia que se aplica hace varios años en el mercado mundial y que en Santiago ha tenido una explosión en los últimos tres".
Algunas veces, se trata de un solo edificio, en que las oficinas y comercios se ubican en los pisos inferiores, dejando los más altos a las unidades habitacionales. Eso sí, con accesos y ascensores diferenciados para cada tipo de ocupación.
Es el caso del proyecto 1K, de Armas, en calle Cerro Colorado. Lo conforman dos edificios, pero en ambos se combina uso residencial y comercial.
Lo mismo que el edificio Apoquindo Downtown (Apoquindo, entre Vespucio y Manquehue), del Grupo Ralei. Ahí coexisten 187 departamentos, 56 oficinas y una placa comercial en los pisos inferiores.
En otras ocasiones, la opción es construir inmuebles distintos para cada uso. Como Jardines de Las Condes, de Bersa, en Av. Las Condes con Charles Hamilton. Ahí se levantan tres torres, una de oficinas -de 15 pisos- y las otras dos habitacionales, cada una de 19 pisos. La primera, además, reserva su primera planta para comercio y servicios.
En La Reina (Príncipe de Gales con Loreley), Sinergia construye un inmueble de departamentos y otro para empresas, con comercio en su primer piso. Ambos constan de 19 pisos.
Armas, por su parte, finalizará este año Las Condes Capital, que cuenta con una torre para cada fin.
Pero en cualquiera de las dos modalidades, uno de los beneficios de esta tendencia es que permite que quienes así lo deseen puedan vivir y trabajar en el mismo lugar.
Miguel Angel Reyes (61) es un antiguo vecino de Ñuñoa que tiene una empresa de contabilidad en Teatinos con Huérfanos. "Voy a cotizar en un proyecto que construirán en Irarrázaval. Mi idea es comprar ahí un departamento y una oficina. Así tendré todo a la mano", remata.