El ministro de Comunidades e Infancia del gobierno galés, Carl Sargeant, fue hallado muerto el martes en su casa, al norte de Gales. Se cree que se trató de un suicidio.
Hace solo cuatro días el político de 49 años había presentado la renuncia a su cargo y también a la militancia en el Partido Laborista tras una serie de acusaciones por presunto acoso sexual.
La muerte de Sargeant fue el último de una serie de episodios de esta índole que han sacudido no solamente a la política británica, sino también a los altos círculos de poder en todo el mundo.
La caída en desgracia del famoso productor de cine estadounidense Harvey Weinstein, acusado por numerosas mujeres, provocó un shock en Hollywood y una ola de revelaciones que rápidamente se trasladaron del mundo del espectáculo, al de la política. Reino Unido fue uno de los primeros países europeos en sentir esta respuesta.
El pasado miércoles, el titular de Defensa británico, Michael Fallon, dejó el ejercicio de su cartera tras verse envuelto en polémicas de este tipo. Fallon fue acusado de haber tocado indebidamente a una periodista en 2002 y de haber intentado besar a otra, en 2003.
Esa misma semana el primer secretario de Estado y mano derecha de la Primera Ministra Theresa May, Damian Green, comenzó a ser investigado por supuestos contenido pornográficos "extremos" en el computador de su oficina. Fue el mismo caso del secretario de Estado de Comercio Internacional, Mark Garnier, acusado por su secretaria de haberle pedido comprar juguetes sexuales.
El Parlamento británico se convirtió en otro de los focos de esta problemática. Una lista divulgada por las mismas trabajadoras del recinto, reveló que los casos de acoso se vendrían dando hace años en este lugar.
La ola de acusaciones incluso provocó que Theresa May acordara con otros líderes políticos introducir en el Parlamento un "nuevo mecanismo independiente de agravios" que prevenga los casos de abuso de poder y facilite la presentación de investigaciones y denuncias. "Debemos crear una nueva cultura del respeto en el centro de nuestra vida pública", aseguró May el lunes.
Los casos de abuso sexual también golpearon a Francia. Según publicó recientemente el diario parisino Le Monde, "varias mujeres acusan recurrentemente de ser víctimas de agresiones, acoso o amenazas por parte de miembros del Frente Nacional", el partido liderado por la ex candidata presidencial Marine Le Pen.
La investigación comenzó en julio pasado cuando una ex colaboradora del partido de ultraderecha denunció amenazas y chantajes por parte del concejal regional Axel Loustau, hombre de confianza de Le Pen.
Según publicó el periódico galo, "el culto a la hombría y la indulgencia hacia los comportamientos masculinos, pueden gestionar conductas problemáticas".
El escándalo también llegó a Austria, con la renuncia del histórico líder ecologista Peter Pilz luego de que una trabajadora del Partido Popular Europeo lo acusara de haberla acosado durante una conferencia en 2013.
Pero las acusaciones no solo han sido en Europa. Las denuncias trastornaron la campaña en Alabama, EE.UU., luego de que Leigh Corfman acusó al candidato republicano al Senado, Roy Moore, de haber tenido contacto sexual con ella cuando aún era una adolescente de 14 años, de acuerdo con un artículo publicado el jueves por el diario The Washington Post.
Otras tres mujeres dijeron al Post que Moore había intentado seducirlas cuando rondaban los 18 años y él estaba en sus 30 y trabajaba como fiscal.
La campaña de Moore calificó el reporte como "la definición exacta de noticia falsa y difamación internacional". Moore, ahora de 70 años, dijo que "dará la pelea" para hacerles frente.
Sin embargo, varios líderes del Partido Republicano han llamado al político a dejar la carrera, de ser ciertas las acusaciones.
Incluso, Naciones Unidas informó que entre el 1 de julio y el 30 de septiembre, han recibido 31 acusaciones de abuso o explotación sexual supuestamente cometidos por personas que forman parte de ese organismo.