Colque Coillur era una hermosa princesa inca que se enamoró y embarazó de Atahualpa Yupanqui. Traicionada por éste, la princesa se sumergió en las aguas de la laguna Inca Coya junto a su hijo, sin que nunca más se supiera de ella. Hoy, en la misma laguna, situada en el poblado de Chiu Chiu, a 40 kilómetros de Calama, fue descubierto un microorganismo capaz de resistir altas concentraciones de metales pesados, como arsénico, cobre y cadmio.

El hallazgo es parte de una investigación encabezada por Adriana Aránguiz, académica del Departamento de Química de la U. Católica del Norte. "Nosotros estudiamos rotíferos, que no son bacterias, sino organismos más grandes, invertebrados, cercanos a los gusanos, que forman parte del zooplancton (grupo de organismos que flotan en el mar, ríos, lagos, etc.)".

La peculiaridad de estos organismos, cuenta Aránguiz, es que en condiciones desfavorables -como cuando hay desecación o escasez de alimentos- cambian su modo de reproducirse. Habitualmente son asexuales, es decir, sólo hay hembras y producen nuevas hembras. Pero cuando hay condiciones adversas, entran en una fase sexual, aparecen los machos y esos machos fecundan a las hembras. De ahí surgen los huevos de diapausa.

El diapausa es un estado de inactividad metabólica que usan los organismos para sobrevivir en ambientes adversos, como la sequía, las temperaturas extremas y la falta de alimentos, entre otras.

La facilidad que tienen los huevos de diapausa es que cuando caen, no eclosionan inmediatamente, sino que caen al sedimento y forman bancos de huevos, lo que generalmente sólo ocurre en pozas temporales, es decir, que sólo aparecen cuando llueve, pero se secan cuando comienza el calor.

Es lo que ocurre en la laguna Inca Coya, donde existe una gran cantidad de rotíferos, muy expuestos a los metales que surgen de la minería del río El Salado y de las concentraciones de sales metálicas que genera el desierto y que llegan a sus aguas por la dispersión del viento. "Recolectamos muestras de rotíferos extraídos de la columna de agua y muestras de huevos de diapausa de los sedimentos. Nos dimos cuenta de que los huevos acumulan una gran cantidad de metales pesados y que los rotíferos presentan un mayor grado de resistencia a los metales que los que no están expuestos a estos".

Más de un siglo

Los huevos de diapausa pueden mantenerse en esa condición incluso por 100 años, por lo que es esperable que "al momento de eclosionar, vayan a hacerlo en condiciones completamente diferentes a las condiciones en que fueron generados", explica Aránguiz.

La investigadora agrega que "no existe un súper organismo, pero sí hay un bicho que ha evolucionado a una mayor tolerancia a metales. Sin embargo, si lo expones a otro tipo de presión ambiental, probablemente no sea capaz de responder tan bien".

La investigadora afirma que el estudio está enfocado en el tema ecológico y evolutivo, por lo que aún no han analizado el mecanismo preciso que están utilizando estos microorganismos para hacer frente a la alta exposición de metales pesados. "O las hembras transmiten el metal cuando el huevo se forma o bien el mismo huevo absorbe metal desde el sedimento. El tema es que a este tipo de huevos eclosionados les va mejor, tienen mayor desempeño, mayor crecimiento y mayor sobrevivencia a los metales".

Aránguiz dice que faltan estudios para evaluar cuál es el mecanismo molecular que está permitiendo que estos organismos reaccionen así para poder replicarlo en otro tipo de organismos o poder utilizar ese beneficio que generan estos organismos para solucionarle algún problema a, por ejemplo, alguna comunidad", señala.