Atrás parecen quedar aquellos tiempos en los que los golpes de Estado parecían ser la "mejor" y más efectiva forma de tomarse el poder en el mundo. Desde los años 60, el número de levantamientos ha ido descendiendo drásticamente, al menos aquellos que resultaron ser efectivos. De hecho, esa década fue la que registró el mayor número desde 1946, con 61 golpes en todo el mundo, según datos del Center for Systemic Peace, dados a conocer por el Pew Research Center.

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (1945), ha habido 225 tomas de poder de manera armada en países con una población mayor a 500.000 personas, con el mayor número concentrado entre 1960 y 1980, en plena Guerra Fría. "Los países recién independizados que emergieron de la descolonización después de la Segunda Guerra Mundial tenían sistemas autocráticos o que rápidamente cayeron en un gobierno autocrático respaldado por los militares. Como casi todos los países nuevos eran autocráticos, los cambios en el liderazgo solían producirse mediante golpes de Estado", explica a La Tercera, Monty G. Marshall, director del Center for Systemic Peace.

Según el estudio, 77 países han experimentado al menos una acción militar similar exitosa desde la Segunda Guerra Mundial. El experto sostiene que la Guerra Fría también fue un factor decisivo para los golpes de Estado, debido a la rivalidad de las superpotencias en todo el mundo. Sin embargo, con el fin del conflicto la dinámica cambió. "Los oficiales militares están más constreñidos en el mundo post Guerra Fría para intervenir en la política. Primero, el apoyo a la democracia se ha vuelto una de las plataformas más importantes de la política exterior de EE.UU., los países europeos y las organizaciones internacionales. Segundo, y como consecuencia, existen restricciones en el comercio internacional que restringen las posibilidades para dictaduras militares", sostiene John Polga-Hecimovich, politólogo y profesor de la Academia Naval de Estados Unidos.

"Los cambios de liderazgo comenzaron a hacerse mediante procedimientos electorales más abiertos, largos y controlables, además de que los esfuerzos para profesionalizar las organizaciones de seguridad también contribuyeron en desalentar el activismo político de los líderes militares", señala Marshall.

Por este motivo, llama la atención la cantidad de golpes de Estado fallidos: 328 fracasaron en los 177 países estudiados por el Center for Systemic Peace. En la última década, solo el 25% de los 24 intentos de golpe, tuvieron éxito, incluido el de Zimbabwe hace dos semanas, a pesar de que las fuerzas militares de ese país sostuvieron que no se trataba de un levantamiento.

En América Latina

Desde el 2000, Ecuador ha sido el país de Latinoamérica con más intentos de golpes de Estado. De los tres registrados, dos resultaron fallidos. El último de ellos fue el frustrado intento de golpe de 2010, como lo calificó el entonces Presidente Rafael Correa.

En 2002, militares opositores a Hugo Chávez realizaron un golpe que dejó en la Presidencia de Venezuela al líder del principal gremio empresarial, Pedro Carmona. Sin embargo, Chávez volvió al poder dos después tras fuertes protestas de sus simpatizantes y presiones internacionales. Una década antes, fue el propio Chávez, en su carácter de teniente coronel del Ejército, quien comandó un intento de golpe contra Carlos Andrés Pérez.

Perú también ha tenido intentos fallidos de golpe. Uno de ellos en el 2000, el llamado levantamiento de Locumba, que fue encabezado por el entonces comandante del Ejército Ollanta Humala , quien exigía la renuncia de Alberto Fujimori.

El caso de Honduras es uno de los más reciente en la región. En 2009, el entonces Presidente Manuel Zelaya fue destituido tras varios meses de crisis política entre los poderes de la República. También en 2012, un "golpe parlamentario", sacó del poder a Fernando Lugo en Paraguay.