En ciertos deportes, existe una barrera impuesta por varios factores (sociales, psicológicos, económicos...) que al ser superada genera inmediata admiración: la edad. Pasar ese límite supone alta competitividad, gran espíritu y excepcional estado físico o mental, por lo que no todos pueden hacerlo. Ser el más viejo o el mayor está reservado sólo para elegidos. Más aún si ese "veterano" se mantiene en el primer nivel.
La más significativa de esas barreras es la de los 40 años. Son varios los que pueden seguir entrenando, pero los resultados pueden no ser los óptimos. Sin embargo, un deportista que llega a esa edad y es capaz de mantenerse en la elite puede ser considerado un superatleta.
Los 20 son la edad del aprendizaje, de los primeros pasos, de la irrupción profesional. En algunas disciplinas, como la gimnasia o el tenis, ya es normal ver a menores de 20 años, pero en general sigue siendo la edad en que forjan las carreras y, eventualmente, a las grandes estrellas.
En tanto, los 30 son el terreno de la experiencia, del liderazgo, de la aplicación de lo aprendido en los 10 años previos. En las especialidades colectivas, esta edad determina quienes guían a los menores y los soportes anímicos. Algunos encontrarán un segundo aire profesional, pero el grado de madurez es clave para decidir en esta década.
Los 40 están en otro grupo. Es la edad de la constancia, de la superación, del esfuerzo y de la negativa a rendirse. En algunos casos no importan los resultados, sino el reto personal. Acá vale derrotar al competidor de turno, pero también hay otro adversario, el físico. Es usual que algunos dejen de competir, porque sus cuerpos no resisten más el intenso trabajo de años, por lo que la fuerza mental para sobreponerse es, en estos casos, más valiosa para vencer a ese rival que puede ser más difícil que el contrincante que está al frente.
Lo dijo la tenista japonesa Kimiko Date, quien regresó de un retiro de 12 años para volver a jugar y convertirse en la más vieja entre las 100 mejores, con 42 años: "Cuando comencé a jugar de nuevo, automáticamente mi motivación subió, porque quería un desafío. Cada momento es un gran, gran reto físico y mental".
A nivel de logros, el sueco Oscar Swahn es el hombre de mayor edad en ganar una medalla olímpica, a los 72 años en los Juegos de Amberes 1920, en una disciplina ahora inexistente, el tiro al ciervo en disparo doble. Swahn es el primero en una larga lista que, siendo cuarentones (o mayores), estuvieron entre los mejores. El ciclista estadounidense Christopher Horner en la Vuelta a España 2013 es el último de una larga lista de campeones mundiales y ganadores de grandes premios que disfrutan como cualquiera de los jóvenes.
La tenista estadounidense (de origen checo) Martina Navratilova, quien siguió jugando pasado los 40; el delantero inglés sir Stanley Matthews, quien jugó hasta los 50, o su compatriota arquero Peter Shilton, quien atajó hasta los 48, y el boxeador panameño Roberto "Mano de Piedra" Durán, que colgó los guantes a los 50, son algunos de los que brillan entre los elegidos.