La noche del viernes 15 de julio, Turquía vivió un intento de golpe de Estado. Una facción del Ejército, opositora al Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, movilizó vehículos militares y helicópteros, y bloqueó y tomó el control de zonas estratégicas del país, como los dos puentes sobre el Bósforo, el aeropuerto Ataturk, la televisión pública estatal y el Palacio presidencial. En un comunicado los alzados anunciaron que buscaban restablecer el orden constitucional y el Estado de derecho en el país. Sin embargo, el golpe fue aplastado.
Si bien hasta ahora se desconoce cuántos fueron los militares que participaron en la intentona golpista y quiénes se encuentran detrás del levantamiento, según el gobierno turco, los alzados fueron dirigidos por varios militares de alto rango, entre ellos el ex jefe de las Fuerzas Aérea, Akin Ozturk. Mientras, Erdogan ha apuntado al clérigo Fetullah Gullen, que vive en EE.UU., como el "cerebro" del golpe.
Pese a haber ganado las elecciones de noviembre, luego que su colectividad, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), recuperara la mayoría absoluta en el Parlamento, tal como la ha tenido desde 2002, son muchos los que se oponen a las políticas autoritarias e islamistas de Erdogan. Más allá de algunos sectores militares, en este grupo están los seguidores de Gullen, además de estudiantes que desean una vida más laica y occidental y los kurdos, que mantienen una larga lucha con el gobierno.
Un ejemplo de esta resistencia a las políticas del mandatario ocurrió el 4 de junio pasado, cuando los estudiantes del prestigioso colegio Istanbul Erkek Lisesi decidieron darle la espalda al director del establecimiento mientras ofrecía un discurso. Los alumnos protestaban porque las autoridades escolares eran muy obedientes con los funcionarios gubernamentales turcos. Poco a poco este descontento por la "expansión del fundamentalismo" en los centros educacionales se fue extendiendo. Según la cadena BBC, desde entonces más de 370 colegios se han unido en este movimiento. "Ellos no permiten que las niñas participen de los equipos de voleibol en los colegios, porque se supone que deben usar shorts", dice la declaración de los estudiantes.
La cadena británica señala que considerando que se sumaban cada vez más jóvenes a la protesta, Erdogan advirtió que no necesitaba que se repitieran las protestas de 2013 que impactaron al país, protagonizada por jóvenes en el Parque Gezi.
Pese al descontento reinante, todos los partidos opositores se cuadraron con el gobierno de Erdogan y condenaron la asonada golpista, según el sitio web turco Daily Sabah. Ese fue el caso del Partido Democrático de los Pueblos (HDP) -colectividad de izquierda y prokurda- que si bien recriminó lo ocurrido, defendió una mayor democratización de Turquía para dar respuesta a la acción militar. En ese mismo sentido, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, laico y de centroizquierda) condenó el intento de golpe, pero convocó para hoy a una gran manifestación en favor de la "democracia, la república y el sistema parlamentario", en alusión a la purga que se ha llevado a cabo en el país. El líder de la colectividad, Kemal Kiliçdaroglu, es un conocido opositor a Erdogan y a mediados de mes fue condenado a pagar US$ 16 mil por habler llamado al Presidente "farsa de dictador" en una reunión del partido.
El intento de golpe se produjo justo un año después del fin del alto el fuego entre Ankara y los rebeldes kurdos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Esa guerrilla lucha por la independencia de los 20 millones de kurdos que viven en Turquía. El Presidente Erdogan ha asegurado que el proceso de paz se encuentra "en el refrigerador". El PKK es considerado una organización terrorista por EE.UU. y la Unión Europea (UE).