El acceso a carreras con mejores sueldos está determinado en gran medida por los puntajes de la Prueba de Selección Universitaria (PSU). Resultados en que los hombres superan a las mujeres.

En la última PSU, por ejemplo, los hombres superaron en promedio por 20 puntos a las mujeres en la prueba de Matemática y 25 en la de Ciencias.

Por eso no es extraño que ellas acceden en menor número a carreras del área de Ciencia, Tecnología Ingeniería y Matemáticas (STEM). Como consecuencia, no sólo tienen peores expectativas económicas futuras, sino también genera una fuga de talento para el país.

Las razones del fenómeno se encontrarían en la discriminación educativa que las mujeres experimentan. Así lo describe un estudio del Centro de Investigación Avanzada en Educación (Ciae) y del Centro de Economía Aplicada (CEA) de Ingeniería Industrial, ambos de la U. de Chile.

El trabajo analizó el impacto de las pruebas competitivas en las brechas de género que se observan en los test estandarizados de matemáticas. Para ello, la investigación estudió la población general y una muestra de parejas de mellizos mixtos (hombre y mujer) que rindieron la PSU en 2013 y 2014. Los datos se cruzaron con los resultados en Simce, más otros antecedentes como retención en educación superior, notas en el sistema escolar y características de los estudiantes, hogares y escuelas.

El estudio de mellizos permite un mejor control de las características no observables del hogar, resalta Alejandra Mizala, directora del Ciae.

Los resultados arrojaron que en la población general existen brechas de género a favor de los hombres tanto en el Simce como en la PSU de matemáticas.

Sin embargo, en mellizos, los resultados fueron diferentes. "Al analizar a los hermanos, no hay brecha entre hombres y mujeres en el Simce de matemáticas, pero sí en la PSU de matemáticas", dice Mizala.

Eso refleja que las habilidades matemáticas de hombres y mujeres parecen no mostrar diferencias importantes al controlar por características no observables del hogar. "Excepto cuando se los somete a una prueba competitiva como la PSU", resalta Mizala.

Un aspecto relevante en esas diferencias, explica la directora del Ciae, son las distintas expectativas que, por ejemplo, muestran los profesores de matemáticas con respecto a alumnos y alumnas. "Es un área en que está instalado el estereotipo de que las mujeres somos malas para las matemáticas", dice Mizala. Lo mismo ocurre, agrega, cuando se dice que las mujeres poseen menos habilidades para competir.

Estereotipos que también están presentes en los hogares. En Chile, según datos de un cuestionario hecho a padres de los alumnos que rinden la prueba Pisa, el 50% de los padres de hombres esperaba que ellos siguieran carreras del área STEM, mientras que sólo el 17% de los padres de mujeres esperaban que ellas siguieran ese tipo de carreras.

Desventajas

Otro elemento que explica los resultados inferiores en mujeres, es que ellas en situaciones competitivas se ven afectadas por lo que se define como "amenaza de estereotipo".

"Los estereotipos de género de padres y profesores, sus expectativas sobre los niños y niñas y las formas que contextualizan el logro, impactan las actitudes de los estudiantes sobre las matemáticas, así como sus preferencias de carreras y áreas de interés", explica Mizala.

Ernesto Treviño, director de Centro para la Transformación Educativa, Centre UC, destaca que en Chile no hay una conciencia sobre la relevancia de la brecha entre hombre y mujeres a nivel de política pública. "Lamentablemente hay mucha gente que sostiene la creencia de que las diferencias se debe a factores genéticos entre hombres y mujeres, y todos los estudios muestran que no es así", dice Treviño.

Que en la sociedad chilena exista un menor impacto de los estereotipos en general, no pasa sólo por educación, agrega Mizala. "Se requiere mayor participación laboral de las mujeres. Los padres tienen estereotipos de género, los juegos son distintos, no incluye sólo el colegio o la PSU. Hay mucho por hacer para mejorar en equidad de género".

Socialmente en Chile no se ha tomado con seriedad las brechas de género, critica Treviño. "Ni siquiera tenemos una política general de género. Muchos adultos no están conscientes de los prejuicios que acarreamos. Es necesario que nos ayudemos a transparentar esos principales prejuicios y lidiar con ellos de manera pedagógica para no hacer diferencias entre hombres y mujeres".

Reconocer el peso de los estereotipos y desventajas de las mujeres, indica Treviño, no es algo que se dé naturalmente. "Autónomamente es difícil darse cuenta. Estamos inmersos en la cultura y pensamos que eso es lo correcto, la forma normal de hacer las cosas. Ese aprendizaje no se puede dejar a la voluntad de una persona, es un trabajo de re socialización de todos para superar esa brecha".