Camila Meza tenía 23 años cuando llegó en 2009 a Nueva York, para estudiar en la New School for Jazz and Contemporary Music. Dejó un creciente prestigio como cantante y guitarrista para comenzar de cero en la ciudad con la mayor cantidad de músicos por metro cuadrado del planeta. Y en marzo pasado, la cantante cerró un ciclo o, más bien, abrió una puerta: se presentó en el Village Vanguard, el legendario escenario que inmortalizó gente como Ella Fitzgerald y Bill Evans.
"Entras y sientes el peso de la historia", dice. "Lo tenía descartado porque se suben muy pocas cantantes, y estaba tan nerviosa que la segunda noche toqué con mucho dolor", recuerda. Meza fue la segunda chilena en pisar el club, tras Melissa Aldana, la jazzista chilena más conocida de la actual delegación radicada en NY. Junto a ellas y la consagrada Claudia Acuña, con 19 temporadas en la ciudad y que graba en el sello de Branford Marsalis, hay una serie de otros músicos jóvenes que se abren camino en una ciudad que, como dice Camila, "tiene público para todo".
El mismo 2009 fue el año en que llegó el baterista Rodrigo Recabarren, quien ya tiene un disco grabado en la ciudad con su grupo, Novas Trío, además de acompañar otros proyectos, como el del saxofonista Joshua Kwassman. "Siempre va a haber alguien que necesite a alguien", resume sobre la forma de avanzar en la urbe. "De repente, un amigo te recomienda a sus amigos, te juntas a tocar con gente que no ubicas, y así conoces a más y van saliendo trabajos. Es un sistema a pura recomendación", cuenta quien trabaja habitualmente con el contrabajista Pablo Menares, lugarteniente de Camila Meza y sideman de Melissa Aldana.
En general, es tan amplia la variedad que es normal que cada músico encuentre el lugar adecuado. Hay restaurantes y clubes para cada tipo de música: de la experimental al jazz clásico, del free jazz a la fusión y el latin jazz. En este último género se ha movido la cantante Natalia Bernal, quien luego de estudiar en el Berklee College of Music ha presentado su sexteto Jazz Trans Andino y ahora está de gira por EE.UU. con su trío, siempre con repertorio latinoamericano.
"Somos un grupo que nos vemos harto y tocamos bastante", define Meza. Recabarren se resiste a hablar de jazz ("prefiero llamarlo música improvisada") y también se refiere en otros términos a la palabra "circuito": "Cuando hablas de circuito no se puede describir, cada estilo tiene un grupo de lugares para tocar", cuenta.
Otros chilenos radicados hace más tiempo son el baterista Francisco Molina, ex Los Tres, y quien llegó el 2000 y grabó su disco Open for business en la ciudad. También el pianista Pablo Vergara y el baterista que acompaña a Claudia Acuña, Yayo Serka. Uno de los últimos en arribar fue el baterista Félix Lecaros, hijo de Roberto Lecaros, quien es considerado el más aventajado de la escena local y que decidió probar suerte ahora en la ciudad.