Los lugares clave del "Patrón del Mal", a 20 años de su muerte
El narco más famoso del planeta amasó una fortuna incalculable, pero murió a tiros en una casa pequeña, en 1993. En Medellín tuvo mansiones, lujos y una hacienda con zoológico y pista aérea. El terreno de la cárcel donde fue recluido era de su propiedad.
SU ÚLTIMA GUARIDA
En 1993, Pablo Escobar estaba acorralado. Entonces se refugió en una vivienda de dos pisos cerca del Estadio Atanasio Girardot, en Medellín. Se quedó sólo en compañía de su guardaespaldas "El Limón". Pero a esas alturas la policía, el Ejército y la inteligencia estadounidense lo tenían monitoreado.
El 2 de diciembre, las autoridades interceptaron una llamada y el capo fue aniquilado mientras huía por un tejado. Se dice que tiempo después encontraron joyas y oro en un subterráneo. La casa estuvo un tiempo desocupada y se le agregó un tercer piso. Sus moradores no quieren saber nada de Escobar.
LA "CATEDRAL"
Fue la mayor vergüenza para el sistema judicial colombiano. Tanto así que, en su momento, a la "Catedral", la cárcel de máxima seguridad donde se recluyó Escobar en 1991, se le llamó "cárcel de máxima comodidad".
El narco fue encarcelado a cambio de que no se extraditaran colombianos a EE.UU. Sin embargo, esta "prisión" estaba llena de lujos y fiestas, en las que participaba hasta el arquero René Higuita. Desde esta cárcel dorada, ubicada en las afueras de Medellín, Escobar continuó dirigiendo su imperio narco. Y cuando se dictó su traslado, en julio de 1992, se escapó. El terreno era de su propiedad.
EL CEMENTERIO
"Nunca le faltan flores", es la frase que repiten los sepultureros y custodios del cementerio Jardines Montesacro, en las afueras de Medellín, donde desde 1993 está enterrado Pablo Escobar.
Da igual si es el cumpleaños del capo o su aniversario fúnebre: todos los días de la semana su tumba es visitada, y no sólo por turistas y curiosos. Muchas de las personas a quienes Escobar ayudó suelen dejarle flores, cartas o mensajes. "El pudo haber hecho cosas malas, pero en el fondo era un hombre bueno. Creo que se arrepintió y Dios lo perdonó", contó una mujer mayor al pie de la tumba del "Patrón".
BARRIO PABLO ESCOBAR
"Bienvenidos al barrio Pablo Escobar, aquí se respira paz", reza un muro en uno de los ingresos de la población que fundó el mismísimo capo en Medellín.
El lugar data de comienzos de los 80, cuando en plena campaña para convertirse en congresista, Escobar sacó a un grupo de personas que vivían en un vertedero y les regaló una casa. Las autoridades no han permitido que la barriada lleve el nombre de Escobar y la zona se conoce como Medellín sin Tugurios. En este barrio sólo se venera a Escobar y aún carece de servicios. Sus habitantes piensan que es una venganza de las autoridades.
EDIFICIO MÓNACO
"Esto se parece a Beirut", dijo el entonces alcalde de Medellín, William Jaramillo, después de que, en enero de 1988, un coche bomba explotara en el edificio Mónaco, el búnker de Pablo Escobar. Al momento del ataque, en el edificio se encontraban la esposa y los dos hijos del capo, quienes se salvaron.
La explosión provocó enormes daños en los alrededores del edificio, que por muchos años estuvo abandonado. Actualmente es ocupado por empleados de la Dirección Administrativa y Financiera de la Fiscalía Seccional Antioquia. En el octavo piso hay una caja fuerte con una puerta doble de dos metros.
TOUR CON "EL OSITO"
En 2011, la empresa See Colombia Travel comenzó a ofrecer el "Pablo Escobar is History Tour", un recorrido de cuatro horas por los lugares emblemáticos del narcotraficante en Medellín. Por US$ 40, el "tour" incluye una visita a una "casa-museo", en la que el anfitrión es nada menos que Roberto Escobar (alias "El Osito"), el hermano del jefe del cartel de Medellín. Roberto posa con los turistas y firma fotos con la imagen de su hermano. Es el custodio de algunos objetos personales de Pablo Escobar. También desde Bogotá, el "Pablo Escobar Tour" ofrece un viaje de cuatro días, que incluye una visita a la Hacienda Nápoles.
LA HACIENDA NÁPOLES CONVERTIDA EN PARQUE TEMÁTICO
Fue el gran refugio de Pablo Escobar, la versión "terrenal" del paraíso que imaginó para él en Puerto Triunfo, una zona rural en el valle del río Magdalena, en el departamento de Antioquia. La Hacienda Nápoles, de tres mil hectáreas, fue adquirida por Escobar en 1978. En su ingreso principal, mandó a instalar una réplica de la avioneta monomotor que usó para el primer envío de cocaína a Estados Unidos.
Además, trajo jirafas, hipopótamos, búfalos, cebras, elefantes y rinocerontes de Africa, para su zoológico personal. Y bailarinas del Moulin Rouge también. La hacienda no sólo era un hotel de lujo, sino que tenía una pista de aterrizaje, donde llegaban las bestias salvajes africanas, pero también despegaban vuelos cargados de droga. Y había además una plaza de toros, autos y jeeps de carreras y vehículos de colección.
Nápoles refleja el ascenso y la caída de Escobar. Durante muchos años el lugar estuvo abandonado, con hipopótamos que se dieron a la fuga y debieron ser perseguidos por el Ejército. Hoy, el lugar es un parque temático y cuenta con seis hoteles, camping, un parque jurásico, juegos al por mayor, una isla de monos, un mariposario y caminatas ecológicas. Y los hipopótamos volvieron.
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