Se le acercó como un fanático más. Casi pidiéndole permiso le tocó el hombro y le preguntó: "¿Me puedo tomar una foto contigo?". Oscar "Amapola" Silva aceptó con algo de pudor.
El calcetinero "salía en la tele" y no era precisamente un desconocido. Pedro Ruminot (28), de El club de la comedia, no pudo ocultar esa noche su histórica admiración por Los Miserables y cuando se topó al guitarrista de la banda, a la salida de un concierto, no lo pensó dos veces y fue por lo suyo.
Lo que vino después fue puro flirteo virtual: enterado de la anécdota, Claudio García (35), el cantante de Los Miserables, le envió un mensaje al comediante a través de Facebook. En menos de una semana cumplieron con la dudosa formalidad de "aceptarse como amigos" y seis meses más tarde ya tienen un disco como prueba de su inesperada alianza.
Alegría y subversión es el título de un álbum que aparece hoy en tiendas (a un precio sugerido de $ 4.990) y que cuenta con la colaboración en "letras y personajes", según detallan, de Ruminot, y la habitual vocación por el ska y el punk rock de los fundados en El Bosque.
Se trata de un particular tándem creativo que esta noche replicará su novel sociedad en la sala SCD Vespucio, cuando presenten este álbum adelantado en radios a través del sencillo La cotorra y que también suma cortes con títulos elocuentes como Suicidio habitacional y La $alud.
"El aporte de Pedro (Ruminot) ha sido notable", afirma García, emocionado con el resultado. "Porque ha aportado ironía a la crítica. La ha vuelto más directa sin que por eso sea más liviana. Pero que quede claro que esto no es un disco humorístico. Aquí no hay chistes ni tallas grabadas; aquí hay mensaje social con tono de sarcasmo y rock de fondo".
Ruminot, en tanto, confirma la tesis del sonido y las motivaciones, aunque reconoce que no fue nada de fácil dar con el tono. "Estaba muerto de miedo", reconoce.
"Después de que me invitaron, les envié tres canciones medio románticas y me las mandaron por la cabeza. Cuando caché que la cosa era más de crítica a partir de lo cotidiano, di con el tono y salió todo bien". No saben cuánto dure, pero la están pasando bien. "Es un sueño", dice Ruminot, muerto de risa.