A seis meses del naufragio del Costa Concordia en el puerto italiano de Giglio, el pasado 13 de enero, el turismo en la isla se ha visto afectado en forma negativa, según aseguran sus mismos habitantes.
Si bien, días después del accidente el lugar vio cómo se incrementaban las visitas, que llegaban a ver lo que quedaba del naufragio, hoy el turismo ha decaído, preocupando a los habitantes del lugar.
El alcalde de Giglio, Sergio Ortelli, le comentó al medio británico The Independent que "las reservas han caído", y que las únicas personas que llegan hasta el lugar son periodistas, en busca de historias en torno al barco.
Por su parte, el dueño del hotel Bahamas en el puerto de Giglio, explicó a The New York Times que "en un principio, algunos pensamos que esta fama inesperada nos traería a muchos turistas, pero la curiosidad dura sólo un día".
Entre los motivos de la disminución de visitas, destacaría que en años anteriores, el turismo en Giglio se había centrado en actividades acuáticas, pero ahora las personas temen tener problemas a causa de la potencial contaminación provocada por el crucero.
Ya comenzaron los planes para retirar los restos de la embarcación, lo que está programado para concluir en febrero de 2013.