Los segundos mandatos para los presidentes de Estados Unidos no siempre han sido fáciles: el affaire con Mónica Lewinsky enturbió los últimos cuatro años de Bill Clinton, y las críticas por la tardía respuesta al huracán Katrina y por el desarrollo de la guerra en Irak dejaron una profunda huella en el segundo gobierno de George W. Bush. En los nueve meses de su segundo mandato, el Presidente Barack Obama ha vivido una auténtica pesadilla. En este sentido, hay cuatro episodios que han gatillado que la confianza de los norteamericanos en el gobierno sea de apenas un 19%, uno de los porcentajes más bajos en 55 años, según un estudio del Centro Pew.

1. IMPLEMENTACION DEL OBAMACARE

La reforma al sistema de salud, más conocida como Obamacare, es el proyecto estrella del presidente, pues busca dar cobertura médica a más de 30 millones de personas que carecen de ésta en EE.UU., de acuerdo con estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso. Pero tras largos años de esperas y duras batallas con la oposición republicana, la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (PPACA) comenzó a implementarse a tropezones el pasado 1 de octubre, convirtiéndose así en uno de los principales centros de críticas y dolores de cabeza del gobernante. Las reiteradas fallas en el sitio web healthcare.gov -donde se pueden contratar los seguros con beneficios fiscales- han obligado a la Casa Blanca a pedir disculpas a los norteamericanos, algunos de los cuales ya han recibidos avisos de cancelación de sus planes, pues no incluyen beneficios exigidos por la PPACA. El mismo Obama ha dicho que se siente frustrado por las fallas. Según un promedio de ocho encuestas realizado por el sitio de información política RealClearPolitics, un 50,1% de los norteamericanos se opone a la reforma.

2. PARALISIS DEL GOBIERNO

El mismo día que comenzó la implementación del Obamacare debía comenzar el ejercicio fiscal 2013-2014. Pero, al no haberse alcanzado un acuerdo en el Congreso para aumentar el presupuesto del país, gran parte de los servicios públicos no esenciales cerraron sus puertas, afectando directamente a unos 900 mil funcionarios. Para ceder, la oposición republicana -mayoría en la Cámara de Representantes- exigía la postergación por un año de la reforma de salud. Adicionalmente, el día 17 de octubre vencía el límite para elevar el techo de la deuda. Sólo horas antes de que EE.UU. entrara en suspensión de pagos (o default), los legisladores alcanzaron un consenso para que las asignaciones presupuestarias fueran autorizadas hasta el 15 de enero, mientras que el tope de la deuda podrá elevarse hasta el 7 de febrero. Una victoria a medias tintas para el gobierno, dado que la crisis no fue resuelta y se espera que la batalla se reanude a comienzos del próximo año. Si bien Obama no cedió ante las presiones y la opinión pública responsabiliza en gran parte a los republicanos de lo sucedido, analistas coinciden en que la crisis ha dañado la credibilidad de EE.UU. a nivel internacional, manteniéndose aún en entredicho la capacidad de Obama de mantener la casa en orden. Ayer, el presidente pidió al Congreso dejar de lado la "obsesión por los recortes" y que, para afinar el presupuesto, no hay que elegir entre "crecimiento y responsabilidad".

3. ESPIONAJE MASIVO DE ALIADOS

A mediados de año comenzó una polémica que lejos de aplacarse va en aumento día a día. En junio, el ex analista de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de EE.UU. Edward Snowden dejó al descubierto, a través del diario británico The Guardian y del estadounidense The Washington Post, varios y extensos programas de vigilancia internacional desarrollados por EE.UU. Desde entonces, casi semanalmente aparecen más antecedentes sobre los alcances del espionaje desarrollado por Washington, que también incluyó a países aliados. La más reciente revelación se relaciona con la intervención de llamadas telefónicas de al menos 35 líderes internacionales, incluyendo el celular personal de la canciller alemana, Angela Merkel. Ese hecho fue la gota que rebasó el vaso. Berlín ha hecho saber su malestar con advertencias sobre el daño a la confianza y envió una delegación a Washington para tratar el asunto. Mientras, otros países aliados se suman a las críticas a EE.UU. Los reiterados "no sabía" del espionaje pronunciados por Obama implican "demasiadas admisiones de ignorancia", según el diario The New York Times, mientras que The Washington Post habló de una "situación" caótica al interior del gobierno. Incluso, el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, llegó a decir que parte del espionaje de la NSA "llegó demasiado lejos". Al incrementarse la polémica, Obama está corriendo el riesgo de que sus prioridades a nivel interno -como la reforma migratoria- pasen nuevamente a un segundo plano, y que su credibilidad a nivel internacional siga a la baja.

4. LA CRISIS DE SIRIA

Barack Obama afirmó en 2012 que el uso de armas químicas por parte del régimen de Bashar Assad serían "la línea roja" para considerar una intervención. El 21 de agosto pasado, un ataque químico en los suburbios de Damasco, que EE.UU. atribuyó al régimen de Assad, dejó centenares de muertos. El presidente amenazó con que lanzaría una ofensiva en Siria (país que está en guerra civil desde 2011), y comenzó negociaciones con gobiernos aliados para que se sumaran a sus planes, a los cuales Rusia se opuso con firmeza. Obama obtuvo escaso apoyo internacional y supeditó el ataque al apoyo del Congreso, donde tampoco tuvo mucho respaldo. Vladimir Putin presentó un plan para que Siria entregara su arsenal químico bajo control internacional. Se abrió así una ventana para una salida diplomática del conflicto, tirando por la borda el plan de Obama. El 27 de septiembre, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución pactada entre el Kremlin y la Casa Blanca para eliminar el arsenal químico sirio. Putin salió victorioso y Obama, debilitado.