Los nuevos ojos de Nábila

nabila-2

A un año del ataque en que perdió los ojos, y luego de la condena a 26 años de cárcel a su ex pareja y padre de dos de sus hijos, Nábila Rifo (29) se observa a sí misma y repasa con Revista Paula su historia, desde su infancia tan pobre que ni siquiera le permitió abrigar algún sueño. Hoy, dice estar menos sumisa y se siente fortalecida. "Me imagino en el futuro saliendo adelante y estando con mis hijos, trabajando, ojalá que tenga alegría en mi corazón, que se sanen todas mis heridas".




Nábila choca con las paredes de la casa fiscal en la que vive provisoriamente, intentando encontrar el sillón en que responderá esta entrevista. La vivienda está helada y se ha puesto una bata de dormir encima a modo de abrigo, mientras espera que el fuego recién encendido en una salamandra tome cuerpo y caliente el living.

En la sala hay un pequeño comedor nuevo y, sobre la mesa, descansa una tele de pantalla plana, que no calza con los sillones dispares y desvencijados que completan el mobiliario de la habitación sin adornos y ventanas delgadas que dejan pasar el frío en el austral Coyhaique. Hace pocos días que Nábila vive sola aquí, con sus cuatro hijos. Su madre, Noelia Ruiz, acaba de regresar a su propia casa, a unas cuadras de distancia, donde vive con las hermanas de Nábila.

Por estos días un tribunal de familia resolverá si ella está en condiciones de recuperar la tuición sobre sus hijos que, desde el ataque que sufrió en 2016, comparte con su madre. Es solo uno de los problemas que tiene. Cada mañana tiene que arreglárselas para vestir a los niños más pequeños (K.O.R. y M.O.R., hoy de 5 y 4 años, respectivamente), sin estar segura de si los colores corresponden, de si los zapatos son del mismo par, mientras espera conocer los pasos que dará la defensa de Mauricio Ortega, su ex pareja, para tratar de librarlo de la condena a 26 años de presidio que acaba de dictar en su contra el Tribunal Oral en lo Penal de Coyhaique.

Cómo conoció a Mauricio Ortega. "Siempre viví al lado de mi mamá sola. Después trabajé en un restorán (El Bohemia) en la noche de 10 de la noche a 4 de la mañana. Me iba bien porque ahí ganaba plata, porque me daban propina. Empecé a salir adelante, a comprarles las cosas a mis hijos, me empecé a arreglar yo. Aunque a veces no ganaba nada, porque no entraba gente. Ahí conocí a Mauricio y tuvimos dos hijos. Yo trasnochaba en el trabajo, de repente llegaba a las 4 de la mañana y me tenía que levantar a las 7 a despertar a los chicos, mandarlos al colegio, y a mi hijo más pequeño al jardín. Mauricio no me daba ni un peso. Siempre fue malo conmigo. Aunque tuviera. Él trabajaba y ganaba harta plata, pero no me daba nada".

El relato de la primera agresión: "Me pegó una cachetada: me trató mal y me insultó. Y dijo "ese hijo no es mío: quizás con quién te fuiste a acostar". Después de que nació mi hijo, un día estaba acostada, y él salió a tomar. Me había ido a quedar con él, para que estuviéramos juntos, compartiéramos, viéramos una película, algo. Pero él fue tomar a su taller y llegó borracho como a las 5 de la mañana. Mi hijo K.O.R. tenía como 3 meses. Llegó a decirme que en otro restorán le habían dicho que el hijo no era de él. Empezó a tratarme mal, me hizo levantarme, dijo que me fuera de su casa de inmediato. Me dio miedo y peleé con él".

La vida después del ataque: "He cambiado, siento que me he fortalecido. Antes era muy sumisa, todos me pasaban a llevar. Ya no. Ahora mando en mi casa; aunque estoy ciega, mando quién entra, quién llega. No confío en nadie que venga de repente.  Tengo un trauma. Si quedo sola con algún hombre, si no están mis hijos, me viene un ataque de pánico. Puede ser hasta mi hermano. No puedo estar sola con nadie. Como no veo, pienso que todos me quieren hace daño".

¿Qué siente hoy por Ortega?: "De primera sentía lástima, ahora ni siquiera siento odio, es como alguien que no existió nunca".

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.