Virus respiratorio sincicial (VRS), rinovirus, virus influenza, parainfluenza y adenovirus. Así se llaman los principales virus que circulan durante el invierno. Pero ahora, a la lista de estos "clásicos", se agregan otros como el metapneumovirus (MPVh), bocavirus (BoVh) y coronavirus (CoVh) que también están ocupando un lugar entre la gran masa de gérmenes que están en el ambiente. Por si fuera poco, nuevas investigaciones han permitido conocer mejor a otros virus que se creían más inofensivos, pero que pueden ser peligrosos para ciertas personas.
Según explica el pediatra y académico de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, Ricardo Pinto, la edad de estos tres virus probablemente sea de miles de años, pero se les llama "nuevos" porque las tecnologías modernas han permitido su identificación. En general, aparecen cuando se indican exámenes más específicos a niños enfermos, pero que tienen muestras negativas con los virus tradicionales, explica Pinto.
Salvo el metapneumovirus, que sí es parte del registro de circulación que lleva el Instituto de Salud Pública (ISP), no existen datos nacionales que vigilen la presencia de estos virus. Pinto señala que "la frecuencia está muy por debajo del virus respiratorio sincicial, el que puede llegar a una frecuencia tan alta como el 50% de los virus identificados en lactantes durante el invierno". Una cifra estimada, indica, es del orden de 5% para los metapneumovirus y alrededor de 1% para corona y bocavirus, respecto del total de virus circulantes.
Katia Abarca, infectóloga de la Red de Salud UC Christus, explica que no siempre se piden exámenes para estos virus porque no son los tradicionales, pero en general, cuando el paciente requiere hospitalización, se indican test moleculares que son más sensibles y más caros que las pruebas de inmunofluorescencia. ¿La razón? Más que para un tratamiento específico, es para identificar y disminuir su transmisión dentro del recinto y para que ese paciente sea ubicado en un lugar seguro y lejos de otro paciente cardiópata o con su inmunidad suprimida, por ejemplo.
¿Qué producen?
El metapneumovirus, dice Abarca, se comporta similar al VRS, causando cuadros de obstrucción bronquial en niños pequeños. Dentro de los coronavirus, por su parte, están el Mers y el Sars, que han causado graves brotes en Asia, pero a la fecha no se han diagnosticado en América. Para BoVh, Abarca señala que no existe seguridad respecto de un rol patógeno, ya que se han encontrado niños sanos en los que también está presente este germen.
En el caso del coronavirus, por ejemplo, la primera vez que infecte a un niño podría producir bronquiolitis, es decir, una infección que comienza en la vía aérea alta y se profundiza hasta llegar a infectar las células ubicadas en bronquiolos. Pero cuando lo infecte por segunda o tercera vez, el niño tendrá una respuesta inmune y resolverá la infección rápidamente y producirá un resfrío, indica Pinto.
El caso del rinovirus es diferente. "En la universidad nos enseñaban que era el causante del resfrío común, pero ahora estamos viendo que en el caso de los pacientes asmáticos provoca obstrucciones que pueden ser graves", comenta Abarca.
Sin tratamiento
Pese a la frecuencia de estas infecciones y la gravedad que pueden tener, no tienen un tratamiento específico, a excepción del virus influenza que tiene vacuna.
"Las infecciones virales se tratan sólo con medidas que contrarrestan los síntomas: medicamentos para disminuir o controlar la fiebre, para facilitar el drenaje de secreciones, broncodilatadores o antitusivos. No se disponen de antivirales para uso clínico habitual", recalca Pinto, también pediatra de Clínica Las Condes.
La principal preocupación está con los niños más pequeños y con patologías que comprometen la inmunidad. "En general, no existen niños asintomáticos cuando se enferman por primera vez con un virus. La expresión de la enfermedad, dependerá de la edad del niño que adquiere la infección por primera vez. Se sabe que la inmunidad de los recién nacidos es muy débil, y eso facilita que los virus puedan replicarse fácilmente, hasta el punto de generar un gran daño en las células que los albergan", dice Pinto. A mayor edad, hay más probabilidades de que la infección se controle con más facilidad, pues el niño ya cuenta con un sistema inmune más maduro, que puede responder con mayor poder.
"Es difícil tener un tratamiento específico para los virus. La respuesta inmune que genera es complicada y además tienden a cambiar de un año a otro", indica Abarca.