Cuando la ciudad aún está a oscuras y sólo algunos pocos madrugadores comienzan su día, los funcionarios de la Unidad Operativa de Control de Tránsito (UOCT) parten con su jornada en el centro de operaciones de Providencia.
Su tarea es bastante desconocida, pero sin su labor Santiago podría registrar hasta un 15% más de tacos y congestión, dice el ministro de Transportes, Pedro Pablo Errázuriz. "Tenemos que optimizar la gestión de los semáforos, viendo dónde hay problemas e interviniendo aquellos accesos que tienen más congestión", apunta el secretario ejecutivo de la unidad, Fernando Jofré, .
Son recién las 6.20 de la mañana y la mayor parte del equipo ya está en sus puestos. Son minutos de relajo, todavía es de noche y en el video wall o también conocido como "el muro" la ciudad da sus primeras señales de actividad. La calma durará poco.
En el lugar, que sólo mide 13 metros de largo por siete de ancho, ayer había tres ingenieros en Tránsito, un representante de Fiscalización del Ministerio de Transportes, dos personas a cargo de medir las velocidades promedio que tienen los vehículos en la calle, un funcionario encargado de los semáforos en mal estado, un periodista a cargo de la web, Twitter, el teléfono y una secretaria que va procesando los datos para entregar informes a cada hora de la situación que se vive en las calles. A ellos se suma un equipo de personas que transita por las vías y mantiene contacto directo con la UOCT, aportando los tiempos de recorrido en distintos sectores.
Han pasado pocos minutos de que el reloj marcó las 7.00 y las imágenes poco a poco comienzan a mostrar cómo se suman vehículos a las pistas. La Alameda es la primera en lucir un tránsito más nutrido, aunque minutos después las miradas se concentran en las pantallas que dan cuenta de los primeros tacos en Providencia y Departamental.
Son las 7.30 y la hora punta se respira en el ambiente. El trabajo es más intenso y los 2.700 semáforos a cargo de la unidad comienzan a arrojar información. El secretario ejecutivo baja para visualizar la situación, habla con los operadores y se va a su oficina. No será la única vez que se apersone en la sala.
"Lo que hacen los ingenieros es que a la luz de lo que ven en las cámaras y de los reportes que nos llegan a través de los censores que tenemos instalados, pueden saber si es una intersección que está con problemas de congestión y si esa esquina requiere un poco más de tiempo de luz verde (entre dos y seis segundos). Ellos hacen los cambios, se intervienen los semáforos y se facilita el flujo", sostiene Jofré.
La situación ya está en su punto más alto y los ingenieros alertan en voz alta las avenidas donde empiezan a aparecer los primeros tacos. Una secretaria, a un costado, anota cada uno de esos comentarios para el informe que a cada hora debe entregar y que, a su vez, otro funcionario sube a Twitter y a la página web.
"Manquehue al norte, entre Riesco y Martín de Zamora", dice una de las ingenieras, para dar cuenta de dónde se debe comenzar a cambiar los tiempos de los semáforos. "Vespucio al sur, entre Príncipe de Gales e Isabel la Católica", expresa nuevamente la profesional, y luego agrega "en Príncipe de Gales también está malo, le voy a quitar a la fase A 6 segundos", apunta, mientras revisa dos pantallas de computador con 11 ventanas abiertas. Así, dando segundos en una dirección y quitando en otra, se ve cómo sus decisiones bajan la congestión en las avenidas citadas en cosa de minutos.
Son las 09:30, la calma regresa, pero los ojos de la UOCT siguen abiertos, la tarea de mover Santiago recién comienza.