Los otros "incendios" de los bomberos de Santiago

Todavía su principal labor es el combate de las llamas. Pero hoy, a 150 años de su fundación, los voluntarios también se preparan para otras emergencias, como eventuales siniestros en Metro o en los rascacielos de Sanhattan.




Anoche del 8 de diciembre del año pasado, se encendieron las alarmas en la estación Cerro Blanco de Metro. Alrededor de las 23.00, se sintió una estruendosa explosión, acompañada de los gritos de casi 60 personas que iban a bordo de unos de los trenes que llegaba a esa estación y que comenzó a llenarse de humo.

Apenas unos minutos después de iniciada la emergencia, llegaron bomberos de distintas compañías de Santiago. Estos caminaron por las vías hasta el convoy, que quedó detenido en el túnel que une Cerro Blanco con Cementerios. Tres horas después, el siniestro fue controlado y las personas, rescatadas.

Los capitalinos no se enteraron de este suceso, ya que no se informó en los noticieros: la emergencia era simulada. Los gases provenían de bombas de humo y los pasajeros eran, en realidad, estudiantes de Teatro que fueron contratados para participar en el primer simulacro de incendio que Bomberos realiza en el tren subterráneo. Este se hizo con el fin de saber cómo actuar en caso de una emergencia de ese tipo.

El Cuerpo de Bomberos de Santiago se creó en 1863, luego de que la Iglesia de la Compañía ardiera en llamas, tragedia que mató a cerca de dos mil personas. Un siglo y medio después, su principal misión sigue siendo la extinción de incendios, que representa el 60% de sus labores. Sin embargo, hoy los voluntarios capitalinos también se preparan para otras emergencias menos frecuentes e igualmente preocupantes, como un siniestro en el Metro o en los rascacielos de Sanhattan.

RIESGOS EN EL SUBSUELO

La empresa estatal de transportes y Bomberos trabajan de manera conjunta desde hace tres años, con el objetivo de prepararse ante la eventualidad de una catástrofe en  convoyes y túneles. Se reúnen una vez al mes y la institución de voluntarios posee un mapa con las redes húmedas y todos los accesos a las 100 estaciones capitalinas, incluidas los pasos "secretos", como los ductos de ventilación.

El comandante de Bomberos de Santiago, Mauricio Repetto, reconoce que los siniestros en el Metro son un desafío especialmente complejo, porque presenta condiciones que dificultan su labor.  "El estar bajo tierra es complejo, por la ventilación y las altas temperaturas. Por eso, ante el caso de un siniestro una de nuestras principales tareas es la de ventilar los lugares, porque si al interior se alcanzan los 70° C las vías respiratorias se queman", asegura.

Aunque en los 38 años de historia del tren subterráneo nunca se ha producido un incendio de magnitud, los voluntarios bajan, al menos tres veces al mes, para rescatar a personas que se lanzan a las vías.

De todos modos, el ex secretario general del Cuerpo de Bomberos capitalino, Félix Sarno, afirma que hoy uno de los principales riesgos en ese medio de transportes es una colisión entre trenes, "porque van muy cerca uno de otro y la distancia cada vez se acorta más. Eso podría provocar una gran emergencia. Además, la concentración de gente ahí es mayor que hace 15 años".

EN LAS ALTURAS

El comandante Mauricio Repetto asegura que, además de Metro, otro lugar capitalino que preocupa sobre manera a la institución: el rascacielos Gran Torre Costanera, que abrirá en 2014. "Como no ha habido emergencias ahí, es nuevo para nosotros y no conocemos sus condiciones de seguirdad", sostiene.

Desde que se incendió la Torre Santa María, el 21 de marzo de 1981, Bomberos comenzó a analizar las condiciones de seguridad en la grandes torres de oficinas de la ciudad. En esa tragedia no contaban con las herramientas para actuar. De hecho, la escalera más larga que tenían entonces apenas alcanzaba para subir una casa de tres pisos. Hoy, en cambio, cuentan con un equipo especializado en este tipo de edificios y un servicio en el que asesoran a inmobiliarias en la detección de posibles focos de incendios  ahí.

Bomberos también participa en los simulacros que se realizan en estos edificios. Como el que se desarrolló en junio del año pasado en el rascacielos Titanium, de 55 pisos, en Sanhattan. Ese día, debieron evacuar las 4.500 personas que trabajan ahí, debido a un supuesto incendio en el piso 48.

Verónica Melys, jefa de Research de CBRE -compañía que administra 78 edificios de oficinas de la ciudad-, explica que en estas construcciones estos ejercicios se realizan una vez al año.

El comandante Repetto plantea que estas modernas construcciones tienen buenas normas de seguridad, "pero los accesos de muchos de esas nos impiden posicionarnos de buena manera para controlar incendios".

SINIESTRO EN EL TUNEL 

Si luego del incendio en la Torre Santa María Bomberos puso sus ojos en las alturas, tras numerosos accidentes automovilísticos en Av. Kennedy, en los 90, comenzó a prepararse también para las emergencias en las autopistas urbanas. Esa preocupación aumentó a mediados de la década pasada, con la creación de nuevas vías, como Costanera Norte.

En los siniestros que se producen ahí, estos voluntarios son los primeros en llegar. Lo hacen en menos de diez minutos. Una vez que la concesionaria haya desviado el tráfico en el lugar, el protocolo indica que bomberos debe apartar el vehículo, luego socorrer a los heridos y, por último, cortar el vehículo en caso de que haya personas atrapadas.

"En esos accidentes siempre acude una compañía de la comuna donde ocurre y otra dedicada a este tipo de rescates", dice Samuel Obreque, voluntario especializado en estas emergencias.

En las autopistas concesionadas, Bomberos también participa en simulacros de accidentes. El último se hizo a fines de octubre, al interior del túnel San Cristóbal. Este se cerró para simular el volcamiento de un camión que transportaba químicos peligrosos. "Eso provocó un choque en cadena de cuatro autos. Aunque era falso, pareció muy realista", apunta una testigo del operativo.

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