Sin embargo, un estudio llevado a cabo por un equipo de investigadores australianos concluyó no sólo que los peces pueden recordar a sus depredadores por lo menos durante un año, sino que también tienen una capacidad de aprendizaje excelente.

"Esto significa que su comportamiento es, contrario a lo que se pensaba, altamente flexible", le dijo a BBC Mundo Kevin Warburton, científico del Instituto de Tierra, Agua y Sociedad de la Universidad Charles Sturt, en Australia, y líder del estudio.

Según explicó el experto -que analizó en detalle el comportamiento de los peces de agua dulce en Australia y en particular el de la perca plateada- los peces pueden recordar a sus depredadores incluso después de un único encuentro.

LECCION APRENDIDA
Esta habilidad para recordar también se extiende a cualquier objeto que represente una amenaza. Por ejemplo, "si un pez muerde un anzuelo y logra escapar, guarda esta experiencia en su memoria y es muy difícil que vuelva a morder un anzuelo en una segunda oportunidad", dice el experto.

"De ahí que si se desconoce el comportamiento de estas criaturas, puede cometerse el error de creer que cuando no hay pesca en una zona determinada es porque se han agotado los recursos o los peces se han marchado de allí, cuando en realidad, lo que puede estar sucediendo es que los peces sí están allí, pero no caen en la trampa", añade.

Los peces aprenden también a conocer en profundidad su hábitat y asocian la abundancia de alimentos o los peligros con determinados lugares. Esta información la utilizan para identificar vías de escape por si se presenta una amenaza y también para trazar sus rutas favoritas.

Otro rasgo de los peces, dice Warburton, es la sofisticación del proceso para tomar decisiones.

Por ejemplo, "prefieren la compañía de peces que les resultan familiares, ya que pueden leer su comportamiento más fácilmente. También eligen sumarse a un cardumen porque navegar en grupo les aporta beneficios en términos de protección ante los depredadores y en la búsqueda de alimentos".

¿UNA BROMA, UN AVISO?
Para poner la memoria de los peces a prueba Warburton y su equipo estudiaron a los peces en su entorno natural. Analizaron su relación con las características propias de su hábitat y luego trasladaron algunos ejemplares a una serie de tanques de laboratorio.

Allí, los expertos les ofrecieron distintas opciones, colocando alimentos en distintas áreas del tanque y enfrentándolos a depredadores para estudiar sus movimientos y reacciones.

Nadie parece recordar de dónde surgió el mito sobre la precariedad de la memoria de los peces. Ashley Ward, bióloga de la Universidad de Sidney, Australia, cree que "proviene de un aviso publicitario de hace muchos años, pero nadie se acuerda de qué".

Warburton tampoco está seguro, aunque cree que pudo haberse originado una broma.

Lo cierto, concluye el experto, es que la habilidad de los peces para recordar y aprender es tan compleja, "que estudiar su comportamiento nos permitirá aprender algo también sobre nuestra propia conducta".