“Como el papá compró un terreno y lo quería conocer, terminamos cruzando la cordillera en mula… O porque vio que gente de todo el mundo quería ir a la Antártica, fuimos hasta allá… O porque se le ocurrió que lo que había visto en Europa podría ser replicado en Frutillar, nació el Teatro del Lago. Y todo eso quedó plasmado en El Hombre Visionario, la obra que Hernán Puelma desarrolló afuera del edificio Transoceánica. El papá era, por un lado, un visionario y, por otro, se entusiasmaba con una variedad de temas grandes”, dice Christoph Schiess, mientras responde al mito de si el grupo empresarial que dirige es o no uno de los más diversificados de Chile, como habitualmente se comenta en el mercado.

En una sala del directorio del edificio Transoceánica, en Vitacura, que alberga las oficinas centrales de este grupo, Christoph Schiess y su hermana Nicola hablan juntos por primera vez de los negocios del conglomerado, surgido en 1948, cuando su padre, el inmigrante alemán Guillermo Schiess, llegó a Valparaíso y comenzó un camino de proyectos e inversiones.

En las afueras de esta moderna construcción de tres niveles, donde los muros de cristal se combinan con el cemento y la madera, y que es considerada un ícono en materia de sustentabilidad, está emplazada la escultura El Hombre Visionario. Un homenaje e inspiración al fundador de este grupo, que este año, en forma unánime, fue elegido Familia Empresaria 2015, reconocimiento que entrega el ESE Business School de la Universidad de los Andes, en conjunto con el Banco Bci y el diario La Tercera. El premio, de la cátedra de Empresas de Familia Bci de esa casa de estudios, busca destacar a los grupos familiares que han logrado armonizar exitosamente los negocios con el ejercicio de las mejores prácticas corporativas, con el fin de promoverlas.

Guillermo Schiess y su esposa, Alexa Schmitz, tuvieron cuatro hijos: Claudio (55), Sonia (53), Christoph (51) y Nicola (49). Los dos mayores viven hoy en Europa y participan en el directorio de forma remota, mientras que los dos menores, en Chile. Christoph en Santiago, desde donde dirige los destinos del grupo, como lo decidió su familia tras la muerte del patriarca en 1998, mientras que Nicola y su familia mantienen su residencia en Frutillar.

Christoph tenía 33 años cuando se hizo cargo de los negocios y abrió el grupo a nuevos sectores y emprendimientos. Pero tras una pensada y trabajada reestructuración, que acaba de culminar, definieron como valores centrales de la compañía el crecimiento, la innovación, la excelencia y la preocupación por los clientes y las personas.

Los dos hermanos cuentan que se construyó un gobierno corporativo, dando paso a una estructura profesionalizada, la cual es liderada por el gerente general de la compañía, Juan Ignacio Domínguez, con el foco empresarial en tres pilares estratégicos: inmobiliario, el más importante hoy en día; hotelería y turismo, e industria y energía. En conjunto, las empresas del grupo cuentan hoy con más de 1.800 colaboradores en todo Chile.

“En el área inmobiliaria, desde hace más de 40 años hemos ido transitando de ser sólo aportadores de terrenos (en alianza con otras empresas) a ingresar directamente en el negocio inmobiliario, con la construcción de casas y departamentos, con inversiones y ubicaciones estratégicas, en sociedad con importantes desarrolladores y gestores inmobiliarios”, dice Christoph. El grupo es propietario de más de cien hectáreas en Santiago y, actualmente, desarrolla proyectos en ubicaciones privilegiadas, como Los Litres y Loma La Cruz, en Lo Barnechea, con viviendas que comienzan en las 15.000 y 25.000 UF, respectivamente.

Sin embargo, el proyecto estrella de la familia Schiess estará en un barrio de 30 hectáreas en Santa María de Manquehue, cuyo masterplan fue diseñado por el estudio holandés Mecanoo, una de las empresas de arquitectura más relevantes a nivel global. El edificio corporativo de Transoceánica fue la primera fase de esta iniciativa, que se ha denominado Lo Recabarren y contempla construcciones de baja y mediana densidad, con viviendas, oficinas y comercio, todo unido por un gran parque central, con el que buscan darle vida al sector.

“Somos vanguardistas, ya que buscamos productos que nos sitúen en la delantera en los distintos ámbitos de nuestro quehacer; importamos ideas y avances para anticiparnos a las tendencias nacionales del momento. El mejor ejemplo de ello es el edificio corporativo, que fue la primera construcción en obtener la certificación Leed Gold en Chile y representa nuestra mirada de futuro y el interés de ir más allá en las iniciativas que emprendemos”, relata Christoph.

En el área de turismo, Transoceánica posee los hoteles Termas de Puyehue; Hanga Roa, en Isla de Pascua; Alto Atacama, en las cercanías de San Pedro de Atacama (donde participan con un socio); Cottage, en Montevideo, Uruguay, y el complejo Aguas Calientes, en Puyehue. Son en total más de 800 camas hoteleras. Mientras que en el área industrial tienen US$ 60 millones en activos, con empresas como Agua Mineral Puyehue y el puerto granelero Muelles de Penco, y se encuentran ingresando al área de energía con el desarrollo de minicentrales hidroeléctricas en el sur del país.

Según adelanta Christoph Schiess, en algunos de esos negocios desinvertirán en los próximos meses. Especialmente en aquellas actividades que ya cumplieron su ciclo. También darán un paso al lado con algunas inversiones minoritarias o financieras para transformarlas en capital de trabajo o para destinar recursos a otros proyectos.

Segunda y tercera generación

La familia Schiess fue elegida para el premio ESE también porque ha sabido enfrentar la transición hacia las nuevas generaciones y por su capacidad para combinar tradición e innovación en el desarrollo empresarial. “Es una gran oportunidad de reflexión, un bello momento para recordar el pasado, y una gran oportunidad para poner en palabras los valores y proyectos”, dice Nicola.

“Nuestro padre, como fundador y dueño, era lógicamente un one man show y las cosas se hacían como él las veía. Siendo yo su pupilo, en algunos temas seguía la misma línea. Gestionando y buscando nuevos negocios crecimos harto, nos diversificamos y desarrollamos varios proyectos que nosotros mismos gestionábamos. Ha sido muy importante y valioso el trabajo que como familia hemos hecho en los últimos años, de sentarnos y ordenar conceptos y definiciones para darle una solidez al holding familiar para el futuro. Esa tarea la hicimos de la mano de varios asesores externos, entre ellos Jon Martínez, experto en gestión de empresas familiares. Hoy hemos concluido unos años de redefiniciones y de implementación para proyectar la empresa profesionalmente, con una institucionalidad mucho más sólida”, explicita Christoph.

¿Cómo se traduce eso en lo familiar?

Christoph (C): Estos procesos lógicamente no están exentos de problemas o discusiones, porque aquí uno tiene que buscar consenso y al final, como cualquier cosa en la vida, uno tiene que exigir y estar dispuesto a ceder. Como yo soy un hombre de consenso, trato de buscar acuerdos. Empecé muy solo aprendiendo a tomar decisiones para la familia y hoy las decisiones dependen de una mesa directiva profesional. Es un cambio y un aprendizaje que tiene cosas muy lindas, pero sería mentir si yo dijera que ha sido un proceso simple.

Nicola (N): Ayudó mucho el que la base de valores de los cuatro hermanos es impresionantemente similar. Coincidimos en lo más importante.

¿Cuáles son esos valores?

C: Se pueden resumir en el respeto a las personas y al entorno. A nuestros padres les tocó vivir la II Guerra Mundial y se vinieron a Chile. Siempre vimos en ellos que independientemente del cargo o la situación, había una relación de mucha fluidez con todo tipo de personas, y eso lo vemos de la misma manera. Y el respeto al entorno no sólo se refiere a lo ambiental, sino que al entorno de la comunidad.

“Y un tercer valor es la calidad. Todos tenemos el convencimiento de que, ante todo, las cosas se deben hacer bien. Está claro que los proyectos deben tener su rentabilidad para desarrollarse, cuidando el impacto que puedan generar alrededor. Este edificio, por ejemplo, lo hicimos pensando en que fuera un aporte. Ahora, para minimizar las externalidades negativas de cualquier proyecto hay que usar la creatividad, en el sentido de ser innovadores para buscar soluciones diferentes y que aporten al entorno. Llegar a un nivel de verdadero desarrollo país no es sólo un tema de ingreso per cápita, sino que al final significa mejorar calidad de vida. Eso es lo que tratamos de construir nosotros”.

N: El Teatro del Lago es la expresión de los valores de nuestra familia. Es un referente latinoamericano, no sólo por su arquitectura, sino ante todo por su potente modelo de inclusión y educación de las artes. Este proyecto fomenta las habilidades de las personas, la creatividad en nuestros niños, lo que debiera ser el centro de la educación en Chile.

¿Cómo un grupo empresarial-familiar logra mantenerse por 70 años?

N: Lo más importante ha sido la capacidad de adaptarnos según los momentos y de enfocarnos en negocios de largo plazo. Porque, en sus inicios, el papá empezó con representaciones de empresas alemanas, trayendo a Chile productos que en esa época modernizaron la vida de los chilenos, como lavadoras, bicicletas, radios, entre otros. Posteriormente, se dedicó a las inversiones financieras y, en paralelo, a la adquisición de terrenos en ubicaciones estratégicas, con una mirada muy visionaria sobre cómo sería el desarrollo inmobiliario.

Según la reestructuración que ustedes realizaron, ¿cómo quedan los negocios individuales de cada uno de los hermanos?

C: Eso fue parte de las redefiniciones. Que la plataforma común es lo que fundó el papá y lo que ahora profesionalizamos. Eso es una visión compartida por los hermanos y da solidez para el futuro. Si alguno de los hermanos quiere desarrollar o hacer algo propio, lo hace en forma separada.

Cerrado el “gobierno” de la segunda generación, ¿cómo queda la tercera?

C: Los cuatro hermanos estamos en eso. La nueva generación es bastante joven, son siete integrantes que están recién en el colegio; entonces nos hemos tomado nuestro tiempo para ordenar y consolidar muy bien a la segunda generación, y ese proceso ya está cerrado. Ahora, hay que empezar a trabajar las reglas para el futuro, para que la nueva generación tenga claridad. Los asesores y miembros del directorio nos ayudan con visiones externas y profesionales, para encontrar formas consensuadas. En este sentido, la cátedra de empresas familiares del ESE es un gran aporte para apoyar a este tipo de compañías y conducirlas a la profesionalización.

“Achicar la vela”

¿Cómo se plantea una empresa netamente familiar en un escenario como el actual, lleno de incertidumbres?

C: Los períodos de incertidumbre traen muchas oportunidades y tenemos que ser capaces de adaptarnos a los rápidos cambios que tiene el mundo para detectar estas coyunturas. En Chile, hay titulares de grandes redefiniciones; entonces, cuando pasa eso, hay que achicar la vela, bajar el endeudamiento, y mientras uno espera definiciones, seguir empujando para poder desplegar las velas a full cuando uno considere que las cosas ya se definieron bien. Y dentro de todo eso, es verdad que siempre hay oportunidades en los períodos de altas y de bajas, y ahí viene el tema de la creatividad. Nuestros proyectos por definición son de largo plazo.

¿Y las “velas” están hoy día abajo?

C: No, en ningún caso abajo, pero sí con un interés propositivo por el país, observando los cambios y definiciones de lo que está pasando. Yo tengo la gran esperanza de que van a salir cosas buenas y un Chile fortalecido y más moderno.

¿Está dentro de sus definiciones seguir invirtiendo en Chile?

C: Sí, siempre. Desde que nuestro padre puso el pie en Chile, siempre, prácticamente todo ha estado concentrado aquí. Vemos que ofrece muchas oportunidades. Chile es un país chico, pero diverso e interesante en el mundo. Lo que sí, tenemos la esperanza de que como chilenos seamos muy responsables en cuidar lo que tenemos.

Pero en este escenario de colusiones y reformas, ¿es más difícil ser empresario?

C: Obviamente, los valores de antes que valían por una generación y que eran mundiales han cambiado. En un clima de falta de confianza es evidente que es más difícil ser empresario. Es por esto que tenemos que ser conscientes de la importancia de fortalecer las funciones fiscalizadoras y fomentar las mejores prácticas. Es un desafío importante mantener los estándares y ser más transparentes, eso es muy sano.

Entre las razones para que ustedes recibieran el premio ESE 2015 figura su “visión de largo plazo”. ¿En qué proyecto o emprendimiento es más fácil distinguir ese sello?

N: En el Teatro del Lago. Yo siento que es donde más hemos consolidado nuestro aporte a la comunidad y siempre ha sido el espíritu ser un proyecto de la comunidad, para la comunidad, con aportes de terceros. Además de los espectáculos que realizamos en el teatro, éste tiene un rol social y educacional muy importante, con una fundación que acoge a 20.000 estudiantes que cada año experimentan y se acercan gratuitamente a las diversas expresiones artísticas y de integración, participando en distintos programas educativos.

Hoy día, tiene esta misión de fomentar la creatividad, porque es un factor clave en el desarrollo de cada ser humano. Nosotros como familia hemos sido parte importante de la gestión de los últimos 10 años, pero este proyecto sólo será sustentable con la participación de más socios y personas que busquen promover la cultura y la educación.