Crear una suerte de "museo de los presidentes", que -de manera institucional y con financiamiento público- muestre no sólo los hitos y logros de las administraciones ya concluidas, sino que también reúna documentos internos utilizados por el ex mandatario e, incluso, los regalos recibidos durante el período.

La idea, según dicen en La Moneda, ha estado sobre la mesa como parte de las definiciones sobre el legado que dejará Sebastián Piñera tras su salida en marzo del próximo año. También ha sido analizada otra iniciativa sobre establecer una casa de huéspedes oficiales, al estilo de la Blair House de EE.UU., en que el mandatario de ese país recibe a los Jefes de Estado que invita a Washington. Se podría acondicionar alguna casona o edificación emblemática en Santiago, dicen los mismos personeros.

Más allá de que la eventual ejecución de estas ideas aún no ha sido zanjada, en La Moneda comentan que en las últimas dos semanas resurgió con fuerza el debate en torno a Piñera, su legado y su futuro. Sobre todo su futuro: no se trata sólo de afinar los hitos y obras que dejará su administración, sino -sostienen en Palacio- también de cómo proteger y proyectar la figura del Mandatario. "Con los ojos en 2017", admiten los más convencidos.

El 5 de junio pasado, Piñera visitó Panamá. En medio de una conversación, su homólogo Ricardo Martinelli le preguntó qué planes tenía para cuando dejara La Moneda. Según algunos que conocieron del contenido del diálogo, el gobernante chileno respondió que no se veía volviendo a los negocios, sino que prefería quedarse en el ámbito de lo público y potenciar sus fundaciones Futuro y Tantauco.

Pero hay más. Fuentes de La Moneda dicen que el proyecto del Mandatario -en el que ya se está trabajando- es levantar una institución que incluya una labor fuerte en lo social y tenga también características de centro de estudios. El propio Piñera ha abordado el asunto con algunos de sus ministros, como Andrés Chadwick (Interior), Pedro Pablo Errázuriz (Transportes) y Rodrigo Pérez Mackenna (Vivienda), para que colaboren en el futuro think tank. A su turno, Cristián Larroulet (Segpres) colabora en el diseño de la institución, tarea en la que el rol clave lo tiene la hija y estrecha asesora del Presidente, Magdalena Piñera.

La idea es que esta fundación asuma un rol en el debate de políticas públicas. Así, tendrá el registro de la obra de este gobierno y hará estudios de seguimiento a los programas impulsados entre 2010 y 2013.

Pero, además, la institución deberá coordinar una línea de defensa política para el Mandatario. Hace un par de meses Piñera había instado a varios ministros para que dejaran sus cargos y asumieran candidaturas al Parlamento: ellos protegerían el legado de esta administración en los próximos años. Sin embargo, dicho diseño no funcionó, por lo que sería esta nueva fundación la que coordinaría a algunos parlamentarios y personeros de la Alianza para hacer frente a un escenario que se da por seguro: la Nueva Mayoría fijará a Piñera como su blanco predilecto, considerando la posibilidad de que se convierta en el principal aspirante a suceder a un eventual gobierno de Bachelet.

Aunque el Presidente tendrá su refugio en el nuevo centro de pensamiento -que podría tener a su vez una sede en cada región del país-, también planea asumir una agenda más internacional, como profesor visitante en alguna universidad de prestigio y dar charlas en otros países, como ocurrió con Ricardo Lagos cuando dejó el poder en 2006. Aunque con una diferencia: cercanos a Piñera dicen que no ha descartado del todo retomar la propiedad de Colo Colo, club deportivo al que ingresó en la antesala de la campaña presidencial de 2005.

La idea de que Piñera tenga un centro de operaciones propio ha ido tomando más nitidez en la medida en que se ha asentado otro diagnóstico crítico: en el entorno del Presidente asumen que ni la UDI ni RN se jugarán por blindar al mandatario en los próximos años.

El gremialismo, dicen fuentes de Palacio, estará preocupado de reorganizarse y cuidar a sus figuras, como Evelyn Matthei y Laurence Golborne. Algo comprensible, señalan en la Alianza.

La mayor dificultad para Piñera estará en RN, donde varios dirigentes del partido coinciden en que el actual timonel, Carlos Larraín, ha ido cimentando una alianza con el candidato a senador por Santiago Poniente, Andrés Allamand, para controlar la colectividad.

El presidente de la tienda ha abordado con el ex abanderado la posibilidad de no repostular en abril próximo a las elecciones internas, para que sea Allamand el que compita, poniendo su figura nuevamente en la ruta a La Moneda en 2017. Estos planes, admiten en RN, no contemplan a Piñera: Allamand culpó al mandatario tras su derrota ante Pablo Longueira en las primarias de junio, aduciendo que el gobierno se había inclinado por el candidato de la UDI.

Así, entre los personeros cercanos al Presidente ya se comenzó a hablar de cómo enfrentar este difícil escenario.

La idea de levantar una lista propia ha sido tema de conversación entre algunos integrantes más jóvenes de la bancada de diputados, como Pedro Browne y Joaquín Godoy. Otros comentan que el senador Alberto Espina -quien conversa regularmente con Piñera- podría asumir algún rol que dé más espacios al Mandatario ante la dupla Allamand-Larraín. Sin embargo, personeros de Palacio creen que es seguro que, si el ex ministro de Defensa triunfa en la senatorial de Santiago Poniente, conformará una directiva bajo su completo control, con el actual timonel incluido.

En ese caso, señalan las mismas fuentes, se deberá negociar un pacto de no agresión: en la medida en que no ataquen a Piñera, habrá gobernabilidad en la colectividad.

Días antes de la conversación de Piñera con su par de Panamá sobre lo que pretende hacer después de dejar La Moneda, el Mandatario chileno había realizado una visita oficial a Barack Obama en Washington.

Más allá del diálogo con el líder norteamericano, en la comitiva hubo varias conversaciones netamente políticas. Que esto sucediera era casi inevitable, dicen en el oficialismo: el anfitrión fue el embajador de Chile en EE.UU., Felipe Bulnes, ex ministro de Piñera y ex integrante de la comisión política de RN. También estaba el titular de Defensa, Rodrigo Hinzpeter, principal colaborador político del mandatario y uno de sus amigos de años. Junto a ellos estaba Ignacio Rivadeneira, jefe del Departamento de Estudios de la Presidencia e histórico jefe de gabinete de Piñera; además del diputado RN Joaquín Godoy, cercano al Mandatario y cuñado de Rivadeneira.

Según dicen personeros que conocieron lo ocurrido en ese viaje, Piñera y el resto de los presentes dialogaron sobre el futuro de RN y del Mandatario. Algunas veces en grupos, otras a manera de bilaterales, las conversaciones se produjeron tanto en la residencia de Bulnes -donde alojó una noche- como en la Blair House.

De ahí, dicen, surgieron varias coincidencias. Primero, Bulnes -quien además fue designado por Piñera como agente o representante de Chile ante la demanda en La Haya interpuesta por Bolivia para conseguir una salida al mar- es visto como una carta potente, tanto para la interna de RN como con perfil de presidenciable. Sobre todo si obtiene un triunfo en dicho juicio internacional, dicen en el oficialismo.

Hinzpeter, señalan quienes han conversado con él, mira con atención la posibilidad de buscar un escaño en el Senado en 2017. Esto, pese a que el año pasado rechazó una propuesta de su partido para asumir una candidatura de ese tipo. "Es bueno que la política sea una actividad permanente de quienes nos interesa el futuro del país. Me gustaría mucho seguir vinculado de algún modo (...) No sé si fue un error o no (declinar la postulación a la Cámara Alta)", había dicho poco antes de viajar a EE.UU., el 27 de mayo pasado, en TVN.

Y en cuanto a Piñera, así como nunca se ha mostrado tajante al momento de descartar una repostulación en cuatro años más, subsisten varias líneas de acción trazadas para proyectar su figura y mantener las opciones abiertas.

Más allá de los planes a futuro, en La Moneda explican que varias de las definiciones adoptadas en estos días por el Mandatario apuntan a fortalecer su perfil político hacia el futuro.

Análisis en ese sentido estuvieron sobre la mesa al momento de preparar el discurso que Piñera realizó el lunes pasado en La Moneda, con motivo de la conmemoración de los 40 años del Golpe de Estado. En los días previos, la discusión en el comité político apuntó a que se trataba de una oportunidad histórica en que el Mandatario podría marcar un hito no sólo ante el resto del país, sino que sobre todo dentro de su propio sector, instalando como posición oficial de la centroderecha el rechazo a la violación a los DD.HH. cometidas durante el régimen militar y la responsabilidad en ellas de quienes ocuparon "altos cargos" por esos años.

"Es su postura personal desde que votó que ´No´ en 1988, pero sobre todo de lo que se espera sea una nueva derecha", sostiene un alto personero oficialista, aludiendo a un concepto que en un principio acuñó el ministro Rodrigo Hinzpeter y que hoy en RN lo proyectan como el perfil del "piñerismo" para después de marzo de 2014.

Aunque Piñera evitó usar el concepto de "cómplices pasivos" para referirse a los civiles con responsabilidad en los DD.HH. -frase que había mencionado una semana antes en La Tercera-, la visión planteada por el Presidente el lunes pasado en La Moneda provocó molestia en la UDI y en sectores de la derecha. De todas maneras, igual se valoró que el Mandatario destacara también la responsabilidad del gobierno de Salvador Allende en el Golpe. "Nadie puede sacar punta al lápiz con el discurso", dijo el timonel gremialista Patricio Melero.

Como sea, en La Moneda insisten en que las palabras de Piñera permiten dar espaldas a una derecha menos tradicional y -admiten algunos en Palacio- más cercana a su propio perfil. "Todo esto mantiene abierta la ventana de una repostulación en 2017", comentan en el oficialismo.

En esa misma línea se orientarán los esfuerzos del gobierno en el Congreso, para impulsar un acuerdo que introduzca cambios al sistema electoral binominal. Tras la aprobación en el Senado de la reforma constitucional que eliminó el número de 120 diputados de la Carta Fundamental, el gobierno espera acercar posiciones entre su proyecto -respaldado por la UDI, que incluye redistritajes, pero mantiene la cantidad actual de legisladores- con la propuesta de la DC y RN, que aumenta de 120 a 138 diputados y de 38 a 44 en los senadores. "Es una decisión del Presidente cambiar el binominal este año", dicen en La Moneda, donde agregan que una reforma de ese tipo reforzará su perfil político liberal.

Además, Piñera asumirá en los próximos días una intensa agenda internacional, potenciando su perfil de "estadista", comentan en el oficialismo. Así, entre el 20 y 26 de septiembre estará en Nueva York, para su última Asamblea General de la ONU. Entre el 4 y el 8 de octubre irá a Tailandia para firmar un TLC y luego a Bali, para la cumbre Apec. En octubre, además, se definirá en una votación en la ONU el probable ingreso de Chile como miembro no permanente del Consejo de Seguridad, hito que marcará la política exterior de este mandato. Aunque las cosas podrían complicarse si el postergado fallo de la Corte Internacional de La Haya, respecto al juicio con Perú, resulta perjudicial para los intereses chilenos.