En julio, el lanzamiento de un cohete Protón-M, de factoría rusa, terminó en fracaso al estrellarse con tres satélites tras su despegue, desde el cosmódromo de Baikonur, Kazajistán. Dos años antes, en diciembre de 2010, un problema similar había destruido otros tres satélites.

Los fracasos evidenciaron una crisis en Roscosmos, la agencia espacial rusa y su director, Vladimir Popovkin, lo reconoció en septiembre. "Roscosmos necesita cambios. No cambios drásticos, pero debe ser reformada".

El problema: la agencia creada en 1992 -tras el fin del programa espacial soviético- tiene bajo su cargo tanto la política espacial como la producción de vehículos, a través de empresas que prestan sus servicios, provocando problemas de control de calidad, corrupción y fijación de precios.

Decidido a acabar con ello y recuperar parte del liderazgo perdido, el Presidente ruso, Vladimir Putin, firmó a principios de mes, un proyecto de ley que crea la United Rocket and Space Corporation, una corporación estatal que reunirá a 43 empresas fabricantes de naves. En seis meses, el organismo se hará cargo de la creación y lanzamiento de vehículos espaciales, tripulados o no, y sondas. Parte de un plan mayor que pretende que Rusia aumente su actual 10% de participación en el mercado espacial a 14% en 2015 y a 16% en 2020.

"Roscosmos seguirá siendo responsable de la formulación de políticas, pero toda la investigación, diseño y producción estarán bajo la nueva corporación. El objetivo es no tener más conflictos de intereses, pero también nacionalizar las actividades espaciales. Es una manera de impedir problemas como el de Protón-M en el futuro", dice a La Tercera Asif Siddiqi, experto del Museo Nacional del Aire y el Espacio (EE.UU.)

Para el analista, Rusia va en buen camino, pero debe hacer más. "Tiene que haber un mayor control de calidad a nivel de fábrica, un desarrollo más local para equipos satelitales (muchos ahora se compran en el extranjero), una competencia justa de los contratos y un plan sostenido a largo plazo para el desarrollo espacial", indica.

"Las misiones espaciales avanzadas han estado fuera del alcance de Rusia hace décadas. La última misión interplanetaria exitosa fue en la década de 1980", explica a La Tercera James Oberg, consultor en temas espaciales. El ex ingeniero de la Nasa agrega que la construcción y lanzamiento de satélites, incluso rutinarios, "está siendo golpeada por retrasos y fracasos". Suficiente para reformar el programa que, además, ahora es amenazado por los avances de China e India.

¿Qué necesita Rusia para recuperar su liderazgo? Según Oberg, "sentido de la realidad". "Las glorias del pasado fueron resultado de condiciones inusuales que ya no existen: un presupuesto ilimitado, privilegios para los trabajadores del espacio, los mejores estudiantes, entusiasmo genuino por el liderazgo mundial. Cuanto antes Moscú disminuya su deseo nostálgico, una reducción sobria, sensata en ambiciones, liderará un programa, muy reducido, pero manejable", dice.