Paredes tiene la llave
Desde que se instauraron los torneo cortos, sin playoffs, ningún equipo chileno que participó en la Copa Libertadores salió campeón el mismo semestre. Por eso, la eliminación del certamen continental a manos de Botafogo no debe tomarse a la ligera en Macul, donde son tan amigos de las cábalas y la numerología. Con un solo torneo en esta parte del año, Guede tiene el tiempo suficiente y el descanso necesario para engranar la máquina alba.
En el plano local, Colo Colo viene marcando diferencias en el último tiempo. No sólo individuales, también colectivas. El arranque en este Clausura ha sido arrollador, minimizando a sus rivales de turno. Ni Unión Española ni Audax Italiano lograron descifrar los movimientos de ataque ni soportar el pressing a la hora de recuperar el balón.
Guede parece haberle tomado la mano a varios de sus colegas. Tomando en cuenta el torneo anterior, de los últimos 11 partidos sólo perdió uno: ante O'Higgins en Rancagua, cuando presentó un equipo con muchos suplentes.
Y por si no bastara con la fuerza colectiva, Colo Colo cuenta con Esteban Paredes, el mejor delantero del torneo chileno en la actualidad. El longevo goleador resuelve todo con una definición precisa o una asistencia perfecta. De los siete goles que suman los albos en este campeonato, el artillero anotó tres y participó en los otros cuatro con la habilitación. Así no hay quién lo pare.
A la velocidad de la luz
Cuesta encontrar algún equipo en el mundo que juegue con cuatro delanteros y que al mismo tiempo muestre tanta obsesión por la recuperaciónrápida del balón. Uno de los discursos habituales de los técnicos es que mientras más delanteros se utilizan, menos hombres quedan dispuestos para defender. Pero en el caso de Everton, Vitamina Sánchez está dispuesto a correr el riesgo. Y vaya que le ha dado éxito.
En la primera fecha ya había dado una señal de alerta ganando en Antofagasta. Pero el gran golpe, sin duda, lo dio ante la UC. Su cuarteto de ataque, donde Nico Orellana era el que más se retrasaba de los cuatro, resultó indescifrable durante 60 minutos para Mario Salas. La velocidad con que salían los cuatro atacantes cada vez que el equipo recuperaba el balón era llamativa. Explosión por las orillas y mucha precisión por los pasillos internos para encontrar los espacios de cara al gol.
Pero tanto esfuerzo ofensivo también tiene una alta cuota de equilibrio defensivo, donde la dupla de volantes centrales -Ochoa y Echeverría- cumple un trabajo fundamental. Primero aprovechando su estatura, ambos se empinan sobre 1 metro 80, para ganar los balones aéreos en la mitad de la cancha, sino que además son capaces de distribuir muy bien el juego. Al no tener un mediocampista de enlace, ambos son fundamentales para hacer partícipe a los cuatro de adelante.
El plan de juego no se toca
Pese a perder el título del Apertura en la recta final, Jaime Vera no modificó un ápice la forma de jugar de Iquique para este torneo. En estas dos primeras fechas, el cuadro nortino sigue mostrando las mismas cualidades que lo llevar a pelear la corona hace apenas algunos meses. La receta parece simple y muy efectiva: muy buen trato de balón, ordenamiento defensivo y delanteros que saben jugar con y sin pelota, generando espacios para sus compañeros.
Manteniendo la base del campeonato pasado, el Pillo privilegió a refuerzos que llegaran a ocupar un lugar secundario, más para ser un recambio que para darle una variante específica al plan de juego que venía mostrando el equipo en el 2016.
Quizás si el único cambio que se aprecia en el sistema de Vera es la inclusión de Diego Torres, prescindiendo de un delantero, en este caso de Manuel Villalobos. El volante zurdo le ha permitido tener más libertad a Gonzalo Bustamente, quien se siente más cómodo sin tantas labores de recuperación.
Ahora, el DT se inclina más por un 4-2-2-2 que por el 4-3-3 con el que terminó jugando el Apertura, más allá de que el último viernes, ante la obligación de remontar un marcador, terminó jugando con tres delanteros. A la postre, la apuesta le resultó perfecta, pero con un detalle: en ese periodo San Luis tuvo al menos cinco chances para matar el partido. Y ya se sabe, Vera no es amigo del desequilibrio.
Más efectivo que efectista
Un dato resulta llamativo en esta sorprendente Universidad de Concepción. Cumplidas las dos primeras fechas, es el equipo con más remates al arco. Un hecho que se contrasta con la poca posesión que tuvo ante Palestino y Santiago Wanderers: en ambos partidos perdió en este ítem frente a sus adversarios. Un hecho que no preocupa demasiado a su técnico Francisco Bozán.
La idea del joven entrenador es privilegiar la profundidad por sobre la tenencia del balón. La instrucción parece ser arriesgar en los últimos metros antes de buscar una mejor elaboración. Por eso muchas veces termina las jugadas con remates desde fuera del área, buscando un elemento de sorpresa.
Por ahora resta saber cómo afectará al equipo la inclusión de Jorge Luna, un mediocampista más de conducción en velocidad que de ida y vuuelta, como ha sido la tónica de los mediocampistas utilizados por Bozán.
Eso sí, este plantel está mucho más balanceado que aquel que terminó 2016. Por eso, con más variantes especialmente en ataque, el DT puede arriesgar un poco más.
Por ahora, con la mente más puesta en la tabla acumulada que en la pelea por el título, en el Campanil no están dispuestos a regalar nada. Y si aquello significa abdicar en la lucha por la posesión a cambio de ataques más contundentes, bienvenido sea. Todo por seguir sumando de a tres.