"Un padre nunca debería depender únicamente de un dispositivo. Eso sólo daría una falsa sensación de seguridad", dice Peter Bradley, director de servicios de la organización caritativa Kidspace. Se refiere al lanzamiento de Kizon, de LG, un rastreador para niños.
"Hay puntos éticos que considerar. ¿Cómo un niño desarrollará sus propios mecanismos de defensa sabiendo que los padres están vigilándolo?", se pregunta.
Y los padres ancianos también pueden tener objecciones a que sus hijos adultos quieran rastrear sus movimientos, incluso conociendo sus buenas intenciones.
La empresa emergente Lert.ly, fundada por John McKinley, exhibe en el CES su sistema de monitoreo dirigido a mayores de 60 años. Ofrece sensores de movimiento y para las puertas, además de distintas alarmas que los mayores pueden llevar puestas. El sistema envía información desde dentro del hogar por Wi Fi. El sistema podría avisar, con una alarma, no sólo cuando una persona no se ha movido por un determinado tiempo, sino también si parece estar yendo con mucha frecuencia al baño.
Pero ¿no sería esto una gigantesca invasión de la privacidad de las personas? "La industria realmente quiere que esto despegue, pero falta saber si los niños y los ancianos quieren ser monitoreados", dice Michael Gorman, editor jefe del sitio Engadget. "Parece un poco perverso, pero hay mercado para eso".
La propia industria parece dividida. Jeremy Fish dice que su compañía, TrackR, recomendó no usar sus dispositivos para rastrear personas por motivos éticos. Al contrario, centró su uso para mascotas y objetos inanimados, como monederos y llaves. El aparato, que cuesta US$ 29, tiene un sistema conocido como "crowd GPS" que depende de las señales enviadas desde aplicaciones rastreadoras ubicadas en dispositivos electrónicos.
El fundador de la empresa Child Angel, Andrew Purcell, empezó a investigar la tecnología de los rastreadores para niños después de perder a sus hijos en un mall. "Sólo fue unos segundos, pero se me paró el corazón", dice. Y se pasó tres años desarrollando una posible solución: el brazalete Child Angel.
La batería de la pulsera Child Angel dura 48 horas y puede enviar señales por GPS, GSM o Wi Fi. Si el niño tira de la correa el padre recibe una alerta en su celular. También trabajan en productos para los mayores y las mascotas.
Mikael Karlsson, de la sueca Trax, dice: "Lo más importante, si quieres usar un rastreador, es explicar por qué los estás usando". Karlsson diseñó una pequeña tableta para niños y mascotas. Su sistema cuesta US$ 249 y la única función de su producto es la "valla de proximidad", que permite dibujar un círculo alrededor de sus casas o de sí mismos y recibir notificaciones cuando la mascota o el niño entra o sale de esa zona.
Karlsson es entusiasta. "Algunos competidores venden miedo. No es lo que vendemos nosotros".