Eran las 15.20 y, en la sala de conferencias del Estadio Nacional, Carlos Soto ponía fin a 18 años de gestión gremial. En la mayoría de ellos, como presidente del Sindicato de Futbolistas Profesionales. Y, desde diciembre, como director, el cargo al que fue relegado después de obtener la cuarta mayoría en los comicios de la entidad.
Soto estaba afectado. Abandonó el plenario con un rostro contrariado, desencajado. Inicialmente se excusó de hablar. "Denme unos minutos para ordenar las ideas. No me voy a esconder", dijo antes de abordar el vehículo de Luis Pedro Figueroa, el otro sobreviviente de su mandato, quien también dimitió al Sifup.
Los $ 251.376.621 de gastos sin justificar en los períodos contables 2015 y 2016, que consigna el informe de la auditoria realizada por la firma Ecovis Chile le habían quitado la confianza de los futbolistas a los que representó por largo tiempo. Soto debió enfrentar miradas e intervenciones inquisidoras. "Fue una asamblea caliente", graficó uno de los capitanes presentes. Nicolás Peric, quien porta la jineta en Audax Italiano, fue uno de los que más requirió antecedentes. Eso sí, después de la jornada, que se prolongó por casi cuatro horas, fue mucho más conciliador. "Seguro que hay cosas que se le sindican a él, de las que no tenía idea. Eso hay que investigar, quién tomaba esas decisiones... Hasta 10 pesos es mucho. No puede faltar. Si falta es porque las cosas no se hicieron bien. Y hay que aclararlas. Que se haya gastado dinero en pijamas de mujer lo encuentro... sexy", dijo el golero.
El resumen ejecutivo de la auditoria practicada por la firma Ecovis, al que accedió La Tercera, consigna gastos que requieren una explicación especial, considerando el giro de la entidad. El más curioso es una boleta por $ 20.513, emitida por una tienda de retail a cuenta de dos pijamas de mujer, además de otros artículos que no tienen relación con la naturaleza del Sindicato.
También aparece la adquisición de libros bíblicos por un valor de $ 1.217.382, un gasto que está prohibido por los estatutos de la organización, según refleja el informe. También aparece el donativo de un $ 1 millón, que supuestamente se destinó al Centro de Estudios Bíblicos, vinculado al ex tesorero del Sifup, Julio Pastén, quien también asistió a la asamblea y declinó responder a las acusaciones. Pero el cheque se extendió a nombre del mismo ex dirigente. Ante el plenario, Pastén se comprometió a restituir los recursos, según contó un presente.
También destaca la compra de trajes en la tienda Zara por $ 1.820.000 para una gala. "Hay cosas que no corresponden. El Sifup tiene que ser una entidad no partidaria y laica. Hay decisiones de directorio que no fueron avaladas en la asamblea. Uno se impresiona. Son 200 y algo de millones. Tengo la certeza de que esas platas tal vez se gastaron de mala manera", declaró el actual presidente, Gamadiel García. También hay recursos que fueron destinados a la remodelación de la sede y a la compra de muebles que tampoco cuentan con un respaldo claro.
Andrés García, el auditor que encabezó la investigación, comentó las conclusiones del ejercicio. "Estuvimos durante un mes revisando las contabilidades de 2015 y 2016 y hay egresos que no contaban con respaldos adecuados, con documentación fehaciente. Existe un desorden administrativo. La nueva administración lo sabía, porque era evidente", dijo el profesional. De todas formas, no se refirió a una eventual responsabilidad penal. "Una eventual persecución no depende de mí. No hay inquietud en que haya habido apropiación indebida, sino un desorden grande. Soto dice que tiene bastante respaldo y pidió plazo para entregarlo", afirmó.
El Sifup, por exigencia de la asamblea, le concedió 30 días de plazo a Soto y su directiva para justificar los gastos. Después de ese plazo, según sostuvo Gamadiel García, revisará la opción de iniciar acciones legales.