El 4 de julio de 2015 será recordado siempre en el deporte chileno. A futuro, se conmemorará el primer gran éxito del fútbol chileno con la obtención de la Copa América, pero también el aniversario del fallecimiento de un hombre excepcional, de un piloto de nivel mundial, que puso al país en la órbita del rally cross country a nivel global, gracias a sus triunfos pero, por sobre todo, gracias a una vida marcada por la caballerosidad, que lo llevó a convertirse en una persona querida y respetada por compañeros y ocasionales oponentes. De un emprendedor -pues serlo no está reservado solo a los empresarios- que ya está en la historia de su especialidad por sus logros en la pista y por su corrección como competidor.
Eso es lo que relata este libro biográfico del recientemente desaparecido Carlo de Gavardo, el “Cóndor de Huelquén”, héroe de innumerables batallas y que abrió el camino a los amantes del todoterreno, demostrando que la pasión por las motos se puede convertir en una forma de vida. Carlo de Gavardo Abriendo Ruta, escrito por los periodistas Felipe Hurtado y Pablo Vargas Zec, repasa los grandes hitos de la campaña del piloto y también explota las facetas desconocidas de la vida de un pionero que, en su aventura, se convirtió en un ícono del deporte chileno.
El libro fue presentado por el humorista Coco Legrand en el marco del último día de la Feria Internacional del Libro de Santiago, quien resaltó los valores con los que De Gavardo fue educado y que fueron los cimientos de sus éxitos en pista y fuera de ella.
La obra, editada por Ediciones B y que ya está en todas las librerías del país, reseña los más relevantes hitos del piloto, pero también revelando importantes detalles desconocidos de la personalidad del “Cóndor de Huelquén”, y también siete momentos clave en su trayectoria:
1.- Al primer Dakar por casualidad
Con 25 años y nueve títulos nacionales de enduro, conseguidos consecutivamente, De Gavardo consideraba que no tenía nada más que hacer en el motociclismo. Pese a que las dos ruedas eran su pasión, sentía que había tocado techo. De hecho, salía de firmar su finiquito con la marca para la cual corría y estaba esperando micro en un paradero de Avenida Las Condes cuando el empresario Pedro Palacios lo vio, y le ofreció llevarlo. En el trayecto pararon a almorzar y, en la conversación, surgió la invitación al huelquenino de ir al Dakar. Era mediados de 1995, y el piloto encontraba un nuevo desafío para seguir viviendo de su pasión.
2.- Persona antes que competidor
De Gavardo se hizo conocido y fue premiado por su calidad humana en las carreras. Desde la época del enduro, el piloto se caracterizó por su espíritu solidario, el que quedó expuesto al mundo a poco de comenzar su trayectoria internacional en el rally cross country. En el Master Rallye de 1996, la tercera prueba en la que tomó parte el chileno, ayudó al mongol Shagdarsuren Erdenebileg, quien sufrió una fuerte caída que le generó una delicada lesión cervical. En el libro biográfico recién publicado, Erdenebileg habla por primera vez para Chile, contando la historia que lo une con el tricampeón mundial. “Estoy vivo gracias a Carlo”, reconoce el piloto asiático.
3.- Los títulos que ayudaron a hacer escuela
En 2001, 2004 y 2005, Carlo de Gavardo consiguió sus tres títulos mundiales, el primero de ellos tras conseguir su podio en el Dakar, que lo catapultó definitivamente a la fama. En los meses posteriores, el chileno luchó palmo a palmo con su mentor, el italiano Fabrizio Meoni, por hacerse de la corona de la Copa del Mundo de rally cross country de la Federación Internacional de Motociclismo. En la última fecha, se decidió todo a favor del nacional de modo inesperado. El libro repasa esa campaña, así como los dos cetros conseguidos en la categoría de hasta 450 cc., mientras desarrollaba la moto que hasta hoy domina en la especialidad.
4.- El Dakar que le robaron
En el marco de la investigación para escribir la biografía, los autores del libro Carlo de Gavardo Abriendo Ruta desentrañaron importantes hitos deportivos, entre los cuales no resaltaba –a priori- el conseguido en enero de 2006, cuando el huelquenino remató quinto. Sin embargo, ese Dakar, para el círculo cercano del piloto chileno, bien pudo haberse convertido en un triunfo en la prueba más dura del mundo cuando aún se disputaba en Africa. Una penalización de una hora, aplicada aleatoriamente al crédito nacional cuando marchaba tercero y a pocos minutos de los líderes, lo relegó. En la obra, Etienne Lavigne, director del Dakar, comenta los detalles de la polémica decisión de la organización en contra del “Cóndor”.
5.- El salto a los autos
Con el Dakar instalado en Sudamérica, De Gavardo asume que es momento de cambiar de especialidad, pasando a los autos, en los que debutó durante la temporada 2008, haciendo un par de carreras como preparación para la cita de enero, en la que terminó manejando un coche distinto al que se anticipaba, debido a retrasos con el proyecto de una camioneta preparada en Italia por Guido Toni, quien nunca terminaría de cuajar un vehículo competitivo. Eso generó que el chileno tuviera un irregular paso en la serie de cuatro ruedas, que incluyó el buggy de 2009, el Hummer de 2010 con la polémica que generó su fichaje por el team del estadounidense Robbie Gordon, y su posterior incorporación a Tamarugal, sin que pudiera terminan nunca la prueba en la categoría de autos.
6.- El empresario
En sociedad con la prevencionista de riesgos Susana Fuentez, Carlo de Gavardo estaba dedicado en los últimos años a dictar cursos de capacitación, principalmente a empresas mineras. Con Precorp, el nombre de su empresa, el piloto desarrolló –desde 2008- un lado poco conocido en los medios y el público, a través del cual canalizó sus conocimientos y capacidades.
7.- El viajero sin reservas
Solo o con sus hijos Tomás y Matteo, De Gavardo acostumbraba a salir de viaje a destinos atípicos, como la selva amazónica, donde se movía como podía y alojaba donde encontrara una cama. Sus periplos solían ser una aventura íntegramente, en la que sus niños sólo sabían el destino cuando iban camino al aeropuerto para comenzar las vacaciones. El huelquenino también gustaba de conocer diferentes rincones al mando de una moto, como cuando recorrió el Cañón del Colorado y otros puntos de los estados de Nevada y Utah con su amigo Justo Valladares, pocos días antes de su trágico fallecimiento.