Una de las postales más imborrables durante la última edición del festival de Glastonbury, en Inglaterra, fue la enorme cantidad de público que atrajo el show de Dolly Parton, que bordeó las 180.000 personas y que fue la mayor convocatoria de cualquier artista en el evento, que también incluía a actos como Arcade Fire o Metallica. El fenómeno que generó la cantante no sólo se explica por su estatus de leyenda, sino también por una tendencia que se ha consolidado en los últimos años: la habilidad del country pop para expandirse más allá de las fronteras de EE.UU.
Durante la última década, el género, que ya era inmensamente popular en Norteamérica, ha logrado la internacionalización, gracias a su impacto tanto en el mundo de la música como en el de la televisión. Probablemente, la mayor razón de eso sea el interés que esta variante del espectáculo empezó a generar en el público juvenil, reflejado fundamentalmente en el éxito de Taylor Swift. Desde el inicio de su carrera, la cantante de 24 años logró rápidamente construir una fuerte base de fanáticos adolescentes a nivel mundial, que la llevaron a una fama generalmente reservada a chicas Disney, como Demi Lovato y Selena Gomez.
Con sólo cuatro discos de estudio, Swift ya ha sido nominada a 19 premios Grammy, de los cuales ha ganado siete, incluyendo Album del Año el 2009, por Fearless. La cantante es, además, una de las pocas artistas que pueden hacer gala de constantemente seguir vendiendo música en formato físico. En total, Swift ha vendido más de 26 millones de discos en todo el mundo, cifra muy inusual para un artista en la industria de hoy en día.
No sólo en el pop el country ha revivido, sino también en el rock. Jack White ha popularizado la estética de Nashville, sobre todo en su trabajo solista, con su último álbum, Lazaretto, lanzado este año, llegando a la cima del ranking Billboard y rompiendo el récord de la mayor cantidad de vinilos vendidos en una semana. Su figura se ha transformado en influencia de grupos de rock con amplio arrastre, como The Black Keys. Mientras, en estilos de música más de nicho, actos como Bon Iver han ganado seguidores en el público y la prensa alternativa.
En la pantalla
Pero no sólo en la música el country expande sus influencias, sino también en la pantalla chica. La serie Nashville sigue la historia de dos cantantes de country de generaciones distintas, que entablan una rivalidad entre ellas, y es vista por más de cinco millones de personas por capítulo. Ya tiene una tercera temporada asegurada, que se estrenará en septiembre (en Chile se transmite por Canal Sony).
Los programas de talento también se han sumado progresivamente a la tendencia. Desde que Carrie Underwood saltó a la fama ganando la cuarta temporada de American idol en 2005, no es extraño que este tipo de series apuesten por el country. La norteamericana demostró que estos espacios pueden ser una buena plataforma de lanzamiento para estos artistas, habiendo vendido 16 millones de discos desde esa fecha. De hecho, el exitoso programa The voice, ganador del Emmy a Mejor Reality de Competencia el año pasado, tiene entre sus jueces a Blake Shelton, importante cantante de country estadounidense, que se encarga de asesorar específicamente a los participantes que se asemejen al estilo.