Fiel a su estilo: sonriente y extrovertida. Natalia Ducó salió a disputar la final del lanzamiento de la bala con la confianza de haber sido campeona sudamericana en las últimas dos ediciones del certamen, Buenos Aires 2006 y Medellín 2010. Además, contó con el respaldo de más de 20 mil personas, que sabían que la nacional se perfilaba como la favorita de la prueba en Ñuñoa.
Ella, desde el primer lanzamiento avisaba que no quería sorpresas y, pese a que la representante de Venezuela, Ahymara Espinoza, tuvo una tarde inspirada, la motivación de Ducó podría más.
"Lo único que tenía en la cabeza era no defraudar a toda la gente que vino a entregar su apoyo. Quería que todos supieran que amo lo que hago, lo que soy, que la bala es mi verdadera pasión y que realmente soy buena en esto. Me esforcé mucho y aproveché cada grito de aliento para lanzar con mucha fuerza. La venezolana estuvo muy bien, pero en casa no podía fallar. Puse todo mi espíritu y mi corazón para quedarme con el primer lugar por tercera vez consecutiva", analizó tras su victoria.
Mucha ambición
Una vez terminada su actuación, que cerró con una marca de 18,07 metros -aunque había asegurado el oro en el penúltimo lanzamiento-, la ahora tricampeona sudamericana replicó lo realizado el sábado por Karen Gallardo: bandera chilena en alto, recorrió la pista de rekortán para agradecer al público el cariño y el apoyo.
"Es que es realmente maravilloso realizar una competencia así. Me parece que estos Juegos de Santiago marcarán un antes y un después en el deporte chileno. La gente ahora entiende el atletismo y se dio cuenta de que no sólo de fútbol se puede vivir. O sea, lo bien que lo hemos pasado durante esta semana es algo que tiene que quedar bien marcado en el público chileno. En lo personal, me emocioné mucho cuando salí a competir y vi a todos tirándome para arriba e impulsándome a dar lo mejor. Entonces, la medalla de oro es un regalo para todos ellos y para todos los que siempre estuvieron conmigo", destacó.
Sobre la clave de su victoria, Ducó dijo que "la única receta es tener el corazón gigante y disfrutar. La bala es mi vida y yo disfruto cada vez que puedo practicarla. Afortunadamente, esto es también mi trabajo. Me siento muy afortunada de poder darle alegrías a todo un país haciendo lo que más me gusta", subrayó.
Finalmente, entregó su promesa más ambiciosa: "Voy a ser la mejor del mundo. Confío tanto en mis capacidades que sé que lo puedo lograr. Esta medalla de oro va a ser un aliciente muy importante para cumplir lo que digo. Lo haré por todos y cada uno de los chilenos, para que estén orgullosos de tener una compatriota en lo más alto".
El calendario de la atleta no contempla descansos. "Hay muchas competencias por delante y tengo que estar preparada para enfrentarlas de buena forma. No puedo darme el lujo de parar. Tengo que seguir entrenando con todo. Pero estoy tranquila, porque acá en mi casa, que era el desafío más importante, no defraudé a nadie. Ahora sólo me queda luchar para cumplir mi promesa", concluyó.