El viernes 17, el tradicional comité político que sostienen los ministros en La Moneda tuvo un inesperado tema sobre la mesa: la carrera presidencial. Aunque en Palacio habían optado por mantener severa distancia de la disputa que se libra tanto en el oficialismo como en la oposición por la sucesión de la Presidenta Michelle Bachelet, dos hitos -que relacionaron entre sí- terminaron por romper la autoimpuesta norma.

Y es que en La Moneda tomaron nota de que el próximo martes 21 el ex mandatario Sebastián Piñera oficializará su intención de repostular al sillón presidencial, abriendo una nueva fase en el escenario político. Pero más preocupante aún -según comentaron los secretarios de Estado- es que el destape de Piñera, favorito en las encuestas, incentivará el desmarque del gobierno de los propios abanderados oficialistas para estrechar sus posibilidades electorales.

La primera prueba la dio el martes 14 el senador y candidato del PR, Alejandro Guillier, con una inédita crítica pública a Bachelet y a su administración.

"Yo creo que la Presidenta hizo su esfuerzo por cumplir el programa, pero miró a Chile desde arriba. Lo mismo hicieron los presidentes Lagos, Piñera y todos", comentó Guillier en uno de sus encuentros ciudadanos, realizado en Valparaíso. "¿Cómo vamos a decir que una política pública -aludiendo a la reforma emblemática de Bachelet- tuvo resultados si la vida cotidiana de los profesores y de los alumnos no ha cambiado significativamente. Quiere decir que esa reforma no ha resultado, ¡y cuánta plata se ha gastado en esa reforma", espetó.

Las palabras del presidenciable, el más competitivo de las cartas oficialistas según las encuestas, cayeron pésimo en La Moneda y obligaron a una ácida réplica del ministro del Interior, Mario Fernández. "Toda expresión que reduzca la política a descalificaciones o críticas globales, superficiales, no conducen a ningún debate serio, como se espera de una campaña presidencial", afirmó el jefe de gabinete.

Aunque el propio Guillier matizó horas después sus comentarios -destacando su lealtad con la actual administración-, en La Moneda terminaron por tomar nota de que un flanco no menor de la campaña de la naciente nueva fase de la carrera presidencial serán los cuestionamientos al gobierno, incluso de las propias filas.

El tema no es menor, porque se cruza con un diagnóstico que comenzó a instalarse desde que Guillier retomó sus actividades tras el receso de vacaciones y que ya empieza a comentarse con preocupación en el oficialismo: una suerte de estancamiento en las encuestas que obligó al senador independiente a marcar diferencias con La Moneda, en particular con Bachelet.

En esta línea se explica -también- el fallido guiño de Guillier al Frente Amplio, al señalar que "no hay que temer a la izquierda". En el entorno del parlamentario reconocen que éste debe reforzar su flanco más progresista que -de acuerdo a las encuestas- ha comenzado a debilitarse.

Un verano perdido

El XXV Congreso de la Internacional Socialista -que se llevó a cabo entre el 2 y el 4 de marzo en Cartagena de Indias, Colombia- era esperado con ansias por la directiva del PR que dirige Ernesto Velasco. Los líderes radicales chilenos esperaban que el cónclave que agrupa a los partidos socialdemócratas y socialistas del mundo fuera el debut internacional de Guillier en las más altas esferas de la centroizquierda.

Para eso trabajaron con esmero varias semanas preparando la potencial agenda del abanderado para los tres días de intensos debates que incluyeron a varios primeros ministros y presidentes integrantes de las delegaciones de 163 partidos socialistas y socialdemócratas de todo el mundo. Los nexos estuvieron a cargo del vicepresidente del PR, Patricio Tombolini, quien encabezó la delegación radical, y en ellos hubo particular apoyo del secretario general de la IS, Luis Ayala, un socialista chileno.

Pero a poco más de una semana de partir al encuentro, Guillier comunicó que no podría asistir, ya que, por esos mismos días iba a viajar a "otro país". En la directiva del PR- partido que lo proclamó su candidato presidencial a principios de enero pasado- apenas se enteraron 24 horas antes de que el senador tomara el avión que su destino era China, donde permaneció por más de una semana.

Un destino poco feliz, además, porque coincidió con la polémica prohibición del régimen castrista para el ingreso a Cuba de la ex ministra Mariana Aylwin. Así, mientras arreciaba la molestia DC con las autoridades de la isla, Guillier se reunía con altos dirigentes del PC chino, como el viceministro para el Exterior, Li Jun.

El viaje tuvo un efecto inédito en la campaña presidencial del ex senador: abrió un forado de incomodidad con el PR. Por primera vez -aunque aún en privado-, comenzaron a arreciar las críticas al estilo de Guillier.

El martes 10, la encuesta Cadem -por tercera semana consecutiva- instaló al abanderado PR en 17% frente a la consulta ¿por quién votaría usted en las próximas elecciones? La cifra reforzó la convicción en la cúpula del PR respecto del estancamiento de Guillier en los sondeos, debido a lo que ya denominan un "verano perdido".

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Altas fuentes de ese partido -que pidieron reserva de su nombre- explican que en las semanas estivales habían llegado a un acuerdo con el senador: éste bajaría su exposición pública, pero interrumpiría su descanso en Algarrobo -donde se refugió por esas semanas- para apoyar el proceso de refichaje de la colectividad y -en especial- para cumplir una agenda privada de encuentros con distintos miembros de la elite empresarial y política.

Los encuentros -sin embargo- nunca pudieron concretarse, pese a los esfuerzos de los líderes del PR por organizar citas con empresarios y políticos varios. Guillier simplemente privilegió sus vacaciones. Tampoco estuvo en las actividades de recolección de firmas, pese a que su rostro aparece en cada uno de los stands que los radicales han desplegado en regiones.

La idea era que el parlamentario capitalizara el despliegue de enero cuando los sondeos ratificaron su lugar de favorito entre las cartas oficialistas, muy por sobre el ex Presidente Ricardo Lagos o las cartas del PS, José Miguel Insulza o Fernando Atria, pero que también comenzara a trabajar en los ejes programáticos de su candidatura para dar contenido a su propuesta y comenzara a definir a su comando de campaña.

Otro tema no menor fue que los mensajes en redes sociales con los que el senador intervino en la contingencia fueron de autoría del equipo más íntimo de Guillier -integrado por el jefe de gabinete Juan Carlos Soto y el periodista Carlos Concha- y no fueron bien evaluados en el PR. Fue el caso de Mariana Aylwin, cuando en su cuenta oficial el senador escribió: "Un saludo a @maylwino. Como nos enseñó Aylwin: prudencia y diálogo para avanzar en más integración y democracia en América Latina".

Un mes antes, cuando los incendios arreciaban en centro-sur del país, Guillier optó por no hacer apariciones públicas.

El mensajero

En el entorno de Guillier, en todo caso, lejos de una autocrítica por lo que en el oficialismo se califica de pasos en falso, se señala que todo está calculado. Según estos personeros, una es la premisa fundamental que ha guiado la campaña de Guillier en las últimas semanas. La frase suele ser repetida por el propio abanderado en privado: "Lo que importa es el mensajero y no el mensaje".

En términos simples, alude a que el senador genera en la opinión pública una imagen alejada de la política tradicional -tal como lo hizo Bachelet en sus incursiones electorales de 2005 y 2013- y que es ese su principal activo.

Una prueba de ello -dicen en su equipo- es la hasta ahora fallida candidatura de Lagos, quien pese a presentar varias propuestas no logra consolidar un lugar de privilegio en las preferencias ciudadanas.

Es así que el senador ha rehuido las entrevistas en medios escritos de circulación nacional y ha optado por apariciones en TV y radio. También ha mantenido en suspenso lineamientos concretos de sus propuestas en caso de llegar a La Moneda.

"Desde un punto de vista tradicional, las campañas se hacen con un comando, con un vocero, con una estructura. Eso es lo que desde el punto de vista de los partidos estamos acostumbrados. Ahora, con Alejandro estamos viendo un diseño distinto, donde evidentemente influye su formación sociológica y de comunicador", comentó el diputado Alberto Robles al ser consultado sobre el tema.

"Lo que los políticos le reclaman es que no esté haciendo campaña como los políticos tradicionales hacen, pero Guillier no es un político tradicional y lo que está haciendo es mucho trabajo en terreno y juntarse con mucha gente. A nosotros no nos parece mal, no nos extraña. Es lo que nos esperábamos para este periodo", dijo la jefa de bancada PR, Marcela Hernando.

La irrupción de Goic

No son pocos los que en el oficialismo destacan que estos traspiés de Guillier terminaron por dar espacio a la irrupción de la presidenta de la DC, Carolina Goic, en el escenario presidencial.

En el equipo más íntimo de la senadora DC se evaluó a mediados de febrero no sólo que el ex Presidente Lagos no lograba modificar su mermada situación en las encuestas, sino que -en particular- el abanderado PR parecía haber tocado techo. Fue así que el domingo 19 de febrero Goic -en una entrevista en Reportajes- afirmó que "asumo el desafío de ser candidata presidencial de la DC".

El sábado 11, en tanto, el partido la oficializó como su abanderada.

En el PR -que además enfrenta problemas con su refichaje que podrían complicar a Guillier- toman nota, además, con creciente inquietud, que la senadora DC poco a poco ha comenzado a conquistar el favoritismo del gobierno, lo que podría llegar a transformarse en un problema. En particular, porque en el entorno de Lagos también observan con simpatía a la carta de la falange con miras a una alianza estratégica.

Apenas la DC oficializó la candidatura de Goic, el propio ex mandatario envió un mensaje directo a la senadora para que ambos se reúnan a la brevedad. Goic y su entorno -en todo caso- mantienen a raya el interés de Lagos, aunque comparten el diagnóstico de cerrar un acuerdo programático de la Nueva Mayoría que -en el peor de los casos, es decir, que Guillier mantenga pese a sus problemas su condición de favorito- permita encerrar al abanderado PR en propuestas comunes del oficialismo.