Al príncipe jordano Ali bin al-Hussein le quedan apenas tres días para llevar a cabo lo que parece más bien una misión imposible: derrotar al suizo Joseph Blatter en las elecciones a la presidencia de la FIFA.
El viernes, los 209 miembros del ente rector del fútbol mundial están llamados a las urnas para elegir el que será su jefe en los próximos cuatro años. Todo indica que Blatter, si no lo impide una revolución, obtendrá un apoyo mayoritario en el Congreso de Zúrich para afrontar un quinto mandato al frente de la organización.
La FIFA lleva años golpeada por escándalos de corrupción y sufre una grave crisis de credibilidad, pero Al-Hussein necesitaría un vuelco inesperado para lograr destronar a un hombre que empuña el cetro desde 1998 y que ocupa puestos de dirección en el organismo desde 1975.
El poderoso comité ejecutivo, donde el príncipe Ali tiene en el francés Michel Platini a un poderoso aliado, se reunió ya el lunes en la lluviosa Zúrich, pero la mayor parte de los delegados de los países llegaron hoy a Suiza para tres intensos días de negociaciones en los pasillos y habitaciones de los hoteles más lujosos de la ciudad.
Las federaciones nacionales son las únicas que tienen derecho a voto en la elección presidencial. Sin embargo, los países se agrupan en seis confederaciones continentales, donde los intereses comunes empujan normalmente a sus miembros a votar en una misma dirección.
Al-Hussein tiene únicamente el apoyo explícito de Platini, jefe de la Unión Europea de Fútbol Asociado (UEFA) y que ya descartó el año pasado presentar su propia candidatura. El Viejo Continente es el único que ha mostrado oposición pública al suizo, pero sus 53 votos son claramente insuficientes. Hasta la semana pasada, el dirigente holandés Michael van Praag y el ex futbolista portugués Luis Figo eran también candidatos.
Ambos se retiraron de la carrera al mismo tiempo, unos días después de mantener una reunión en la sede de la UEFA en Nyon junto a Al-Hussein. El objetivo es unir fuerzas, pero ni siquiera está claro que Van Praag y Figo puedan poner sus escasos apoyos al servicio del jordano.
La unidad europea no es algo que se pueda dar por descontado, ya que no son pocos los dirigentes afines a Blatter, como el español Ángel María Villar, vicepresidente de UEFA y de FIFA, o el ruso Vitali Mutko, ministro de Deportes del país anfitrión del Mundial de 2018.
"El poder de Europa, que aglutina a todos los grandes jugadores del planeta, se percibe como arrogante", asegura una fuente conocedora de los internas de la FIFA. "Pese a las críticas en los medios, principalmente de Europa, Blatter sigue siendo un hombre muy popular entre los presidentes de las federaciones", agrega.
La afirmación la corrobora el apoyo expreso de Oceanía, África y la Concacaf (Confederación de Norte, Centro América y el Caribe), que entre todas suman 100 votos. En Asia, de donde proviene Al-Hussein, la mayoría de los 46 países están también con el suizo, que recibió el respaldo del poderoso jeque kuwaití Ahmad Al-Sabah, hombre fuerte en el fútbol de la región y clave en la elección del alemán Thomas Bach como presidente del Comité Olímpico Internacional (COI).
Sudamérica es una incógnita. Incondicional de Blatter, el influyente Julio Grondona sostuvo siempre el poder de la Conmebol en la FIFA, pero la muerte del argentino dejó algo desprotegida a la organización, cuyos diez votos tienen poco peso en el conjunto. Mantener sus 4,5 cupos mundialistas, algo que se definirá el sábado en un comité ejecutivo extraordinario, será decisivo para los sudamericanos.
Desde hoy hasta el jueves, las confederaciones celebrarán reuniones en Zúrich. El jordano deberá ser muy persuasivo para abrir grietas entre los fieles al suizo de 79 años, que ni siquiera se molestó en presentar un programa de gobierno.
"He cumplido 40 años en la FIFA y durante 17 he sido presidente del organismo. Este es mi programa de gobierno", dijo Blatter.
Al-Hussein habla de "cambio", "ética" y "honestidad", pero su propuesta estrella llegó la semana pasada al anunciar que, de ganar, subirá a partir de Rusia 2018 el número de participantes en el Mundial de 32 a 36, en favor de África, Asia, Oceanía, Norteamérica y Sudamérica. Un intento a la desesperada, para una misión que parece imposible.